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Persecución religiosa
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La tormenta de los caramelos

LA HABANA, enero - Nadie se atreva a decir que este nuevo año, siglo y milenio no empezaron insólitos para Cuba.
Los niños cubanos que durante el pasado año debieron emplear tanta locuacidad repitiendo discursos memorizados, y que tanto se desgañitaron en las tribunas abiertas reclamando el regreso del niño balsero Elián González, tuvieron este dos de enero un singular "regalo" -muy merecido. Un día de asueto, un día para jugar.
Así las cosas, ocurrió el regreso del "destierro" de los tres Reyes Magos bíblicos Melchor, Gaspar y Baltazar -por cierto muy pocos padres ponen estos nombres a sus hijos- gracias a las "visas" que les otorgó la Embajada de España en Cuba, aunque a poco de su llegada fueron declarados por las autoridades cubanas personas non gratas, por no guardar los buenos modales y haber lanzado a los niños cubanos una gran cantidad de deliciosos caramelos, en vez de entregarlos en la mano, como debió ser, y así los imberbes -aunque las confituras estuvieran muy bien protegidas con buen papel de celofán- no los habrían recogido del sucio pavimento de la calle, si bien lo de sucio no tiene que ver con los Reyes Magos.
Niños gozosos, felices, corriendo al lado de los Reyes por más caramelos a la vez que sorprendidos por tan hermoso espectáculo de ficción, a eso el gobierno de la Isla llamó humillación a nuestro pueblo. Es una verdadera suerte que el mundo y sus cosas no estén suficientemente explicados y que aún quede espacio para la imaginación, la inocencia y la poesía y ¿qué con los Reyes Magos sino imaginación, inocencia, poesía y magia en sí misma?
Las autoridades han querido dar un sesgo político y dramático a la cabalgata organizada por la embajada española y empresarios españoles radicados en Cuba. En realidad este 6 de enero se trató de la tercera versión consecutiva de ese evento en La Habana promovido por los diplomáticos españoles. ¿Habrá cuarto capítulo de cabalgata?
Pero, no sólo es España, sino toda la cristiandad, y en primer término nuestro propio pueblo, quienes queremos rescatar esa hermosísima tradición que en lo mínimo demerita a nuestra nación sino que, por el contrario, la hace más humana y solidaria consigo misma y con el resto del planeta.
Prueba de que en otras latitudes también piensan como nosotros pudiéramos verlo en la llegada a Cuba de "otros" Tres Reyes Magos -de Juana Díaz- que en enero del pasado año descendieron en el Aeropuerto Internacional de La Habana, procedentes de Panamá, para tratar de recuperar la tradición de los Tres Reyes que llevaron regalos al Niño Jesús.
En suelo cubano, declararon: "Nuestra misión pastoral es compartir la riqueza de la Iglesia Católica de Puerto Rico con las otras áreas". Con idénticos propósitos, años antes viajaron a República Dominicana y Nueva York.
Las festividades navideñas -incluida la Nochebuena, principal remanso de la familia cubana de antaño- los Reyes Magos cada seis de enero y otras conmemoraciones religiosas como la de la Semana Santa, siempre reflexiva, para mejorar la condición humana en el ejemplo de Jesucristo, fueron arrancadas del calendario y se las quiso arrancar de las mentes haciéndolas desaparecer a partir del triunfo insurreccional castrista de 1959, empleando diferentes subterfugios justificativos, cuando la razón subyacente real era la incompatibilidad ideológica de tales conmemoraciones idealistas, espiritualistas, con los preceptos filosóficos materialistas, ateos, del marxismo-leninismo.
Epoca demasiado oscura y reciente de nuestra historia en que fueron expulsados del país un gran número de sacerdotes y monjas. Las iglesias quedaron vacías de curas, de gente, de contenido. En las casas hubo que esconder los santos y los vasos de agua, puestos en la vertiente de los santos de raíces africanas. Se empleó todo el rigor político-ideológico para hacer desaparecer sanas tradiciones nacionales y sustituirlas por el nuevo culto a un ser viviente, al Estado y al comunismo. Pero queda demostrado al paso de cuatro décadas de intolerancia que aquellos baluartes sólidamente cimentados de la nacionalidad no pueden ser destruidos: tienen raíces demasiado profundas y añejas de las que ha surgido una fe incombustible.
Natividad llamó Cristóbal Colón al primer fuerte español construido en la Isla La Española que descubrió. Castillo de los Tres Reyes del Morro -comúnmente conocido por El Morro- se llama esa magnífica fortaleza colonial que guarda la entrada marítima de la bahía y ciudad de La Habana.
Como la Navidad, fiesta religiosa, pero además, un día de asueto nacional "deshojado" al régimen gracias a la petición hecha por Su Santidad Juan Pablo II semanas antes de su visita a Cuba, en enero de 1998, también los Reyes Magos se volverán a celebrar en Cuba cada seis de enero. Sencillamente, porque la nación cubana, hastiada de tantas injustas prohibiciones, miserias e intolerancias políticas, marcha decididamente a su reencuentro, a sus raíces autóctonas. Porque como de manera tan sabia lo dijera el Cardenal y Arzobispo de Boston, Bernard Law, el 9 de diciembre de 1998 en visita pastoral a Cuba, "el Estado y el gobierno están al servicio de la sociedad y deben rendir cuentas ante ella". Y también: "Cuba está viviendo otra revolución. Es una revolución pacífica que tiene como enseña la reconciliación".
Por eso la celebración de la Epifanía que hizo este seis de enero la Embajada de España se debe ver como una escaramuza más dentro de la "otra revolución" que alude Law.
¡Y por supuesto: el síndrome Panamá! Porque no parece haber dudas de que el conflicto en que ahora están involucrados funcionarios españoles tenga algún trasfondo por el desplante tan criticado de la delegación cubana a la X Cumbre Iberoamericana al negarse a suscribir el pronunciamiento de España contra el terrorismo de la ETA.
Las autoridades cubanas han calificado de gran humillación al pueblo de Cuba el intrascendente hecho de los niños recogiendo del suelo los caramelos lanzados por los funcionarios españoles disfrazados de Reyes Magos. No están claras las intenciones con que magnificaron en grado sumo una fiesta infantil, devenida en tormenta política.
Pero, si de humillación se trata, ¿qué mayor humillación para nuestro pueblo que "rapiñar" el dólar, de hecho principal moneda "nacional", para la satisfacción de las necesidades más perentorias? ¿Acaso esos propios caramelos no habrán sido comprados por la Embajada en alguna tienda dolarizada?
O es que han "olvidado" que en toda fiesta infantil en que haya piñata, cuando la rompen, hay que recoger los caramelos del suelo.
O es que han "olvidado" que a poco del triunfo insurreccional los niños serranos fueron "bombardeados" con juguetes y caramelos, que recogían del suelo, como "terapia" para borrarles el mal recuerdo de las bombas explosivas lanzadas por la aviación batistiana.
Cuando una nueva Cuba vuelva a ser potencia azucarera mundial. Cuando el azúcar que produzca el país no esté rigurosamente racionada por una decrépita y cuarentona libreta de des-abastecimiento de alimentos. Cuando haya suficientes y baratos caramelos en todas las tiendas y los niños no tengan que reclamar de sus padres el dólar para adquirirlos. Entonces, sólo entonces, ya no correrán al lado de unos Reyes Magos que les lanzan caramelos. O acaso sí: si no corrieran, dejando correr también su fantasía, ya no serían niños.

Reinaldo Cosano Alén

21 de enero de 2001
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente. http://cubanet.org/CNews/y01/jan01/16a4.htm 

 
 
Melchor y los caramelos mágicos

LA HABANA, enero - Las mesas redondas que cada día transmite la televisión cubana ya se han convertido en un show grotesco. Con ausencia total de un debate real acerca del tema que se trata, los periodistas y otros participantes se dedican a emitir ofensas contra todos aquellos que consideren merecedores de ello. Por supuesto, los panelistas atacan a quienes critican al régimen o señalan aspectos de la realidad cubana que no coinciden con el punto de vista oficial.
La vendetta televisiva del pasado 9 de enero fue motivada por la celebración de la festividad de los Reyes Magos que organizaron funcionarios de la Embajada de España. Ciertamente resultó un espectáculo chocante ver decenas de niños habaneros correr y empujarse por las calles para alcanzar un caramelo y obtener algún juguete en el Centro Cultural español. Esto, sin embargo, no debería ser motivo para atacar a los funcionarios españoles; aunque es comprensible la reacción oficial y de los medios cubanos, pues quedó demostrado que los caramelos y los juguetes son artículos con los cuales los niños del paraíso socialista caribeño no están relacionados.
Aunque traten de negarlo, en los comentarios de la prensa se ha podido ver el rechazo a la celebración de los Reyes Magos como fiesta religiosa. La periodista Arlén Rodríguez, directora de la Revista Tricontinental, declaró que sentía satisfacción por el hecho de que
aquella celebración se había terminado. Al igual que otros de sus colegas, manifestó que en el pasado este festejo "generaba" desigualdades, pues no todos los niños podían tener acceso a los juguetes.
Como es costumbre plantearon que la Revolución había eliminado las desigualdades. ¿En qué país vivirán esos dóciles voceros de la propaganda del Partido Comunista? Semejantes afirmaciones no pueden menos que indignar a la inmensa mayoría de los padres cubanos que tienen que ver a sus hijos pararse deslumbrados frente a las vidrieras para contentarse con sólo observar los caros juguetes que venden en dólares.
La justificación por la cual la celebración de la Epifanía de la Navidad dejó de celebrarse fue porque restaban días de trabajo a la zafra azucarera. Tal justificación demostró el desprecio por las tradiciones y por la familia, pues no se dejó de celebrar el primero de enero como aniversario del triunfo de la Revolución.
También desaparecieron las ventas de juguetes en el mes de julio, lo que esta vez se justificó con la difícil situación económica del período especial, pero es evidente que en los primeros días de enero las vidrieras y anaqueles de los shoppings se abarrotan de juguetes vendidos en dólares, los cuales muy bien podían venderse a precios accesibles y en moneda nacional que es en la que se le paga a los cubanos, si es que en realidad la Revolución estuviera preocupada por eliminar las desigualdades.
No fueron los padres cubanos quienes decidieron dejar de celebrar la fiesta de los Reyes Magos. Los adultos de hoy eran niños y algunos ni siquiera habían nacido cuando se decidió acabar con la celebración, que según los que sí la conocieron cuentan, proporcionaba alegría aún a los más pobres.
Tengo la experiencia de que lo que alegra a los pequeños es saber que los regalos por muy humildes que sean, se lo trajeron Gaspar, Melchor y Baltazar.
Mi pequeño hijo de sólo 4 años de edad tuvo como regalo un globo, un lápiz y una libreta, a pesar que aún no sabe escribir. Con una alegría infinita enseñaba a cuantos llegaba de visita "su regalo de Reyes".
La noche en que la televisión cubana transmitió el reportaje sobre los Reyes Magos españoles, mi hijo saltaba frente el televisor diciendo que ésos fueron los que le trajeron su globo, su lápiz y su libreta.
Los cubanos no debemos sentirnos humillados porque nuestros niños corran para alcanzar un caramelo o un juguete. Quienes hemos organizado alguna fiesta de cumpleaños sabemos que los más pequeños se comportan de ese modo. La realidad es que las golosinas no están al alcance de los niños de la isla.
Los iracundos periodistas oficiales del régimen castrista y miembros del gobierno debieron aprovechar la ocasión para aprender que no hay Revolución grande ni sociedad justa, si ésta no puede dar también caramelos, juguetes y sobre todo, fantasía a los niños.

Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro

21 de enero de 2001
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente. http://cubanet.org/CNews/y01/jan01/16a10.htm
 

 


 
 
Aumenta persecucion religiosa. 

Prohiben en Cuba que escolares de primaria porten atributos religiosos

LA HABANA, 12 de enero (Luis Viño Zimerman) - La Dirección de varias escuelas primarias situadas en la capital de Cuba le prohibe a sus educandos que asistan a clases con atributos religiosos.
Los padres de los escolares se han dirigido a diferentes instancias del Ministerio de Educación con la finalidad de impugnar semejante regulación, que de no cumplirse al menor no le permiten la entrada a la escuela.
Funcionarios del ramo han respondido que la medida fue adoptada en el organismo rector, o sea en el Ministerio, pero que cuenta con el apoyo de las direcciones de los diferentes centros educacionales a fin de que sus maestros puedan desarrollar efectivamente la labor político-ideológica con los alumnos.
En tanto, aún no se ha llevado a efecto el análisis porque la restricción se aplica diariamente.
No obstante, la Constitución cubana vigente expresa en uno de sus postulados que los ciudadanos gozan de la libertad de creencias.

21 de enero de 2001
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente. http://cubanet.org/CNews/y01/jan01/15a2.htm
 

 
 
 
 
 
 
 
 
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