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 ENTREVISTA CON EL OBISPO DE SANTIAGO DE CUBA PEDRO MEURICE ESTIÚ

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El 24 de enero de enero de 1998, en presencia de Raúl Castro, y en una homilía pronunciada ante el Papa y decenas de miles de cubanos en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice Estiu, dirgiendose al Santo Padre pronunció estas palabras:

'Le presento, además, a unos cubanos que han confundido la Patria con un partido, la Nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas décadas y la cultura con una ideología'.

Desde ese preciso instante el obispo de Santiago de Cuba se convirtió en un héroe para todos los que esperan el fin de la tiranía. Pedro Meurice Estiu no quiere hablar de los problemas que le ocasionó pronunciar esas palabras en presencia del Jefe del Ejército. Pero el Obispo de Santiago de Cuba no solamente es un hombre humilde, es también un cubano bueno y valiente.

Pregunta: Monseñor, es usted muy querido por los cubanos del exilio. ¿Cómo se encuentra entre ellos?

Respuesta: Me encuentro entre personas que pertenecen a mi pueblo, que son mi país. Si me permites, quisiera enviar un saludo a todos los que andan dispersos por el mundo, y que en donde quiera que me los encuentro me parecen que llevan a Cuba dentro. A veces pensamos que luego que se sale se emprende una nueva vida y que se olvida lo que se ha dejado atrás. Sin embargo la realidad nos enseña que tanto los cubanos que viven en la Isla como los que están fuera son un sólo pueblo.

P: ¿Cuándo cree usted que podrán volver los que huyeron?

R: Sólo Dios lo sabe. Puede ser en cualquier momento. Bien por voluntad política de los hombres o bien por otras circunstancias ajenas a esa voluntad. Estoy seguro que las cosas cambiarán un día y cambiarán para mejor.

P: ¿La Iglesia puede ayudar a que se produzca ese cambio?

R: No es misión de la Iglesia quitar o poner rey. Sí es su misión proclamar el Evangelio con todos los valores que el Evangelio tiene. Y sin contar con el hombre y sus virtudes naturales no se puede crear nada que tenga valor. No debemos olvidar las palabras que el Papa nos dijo cuando nos visitó, nosotros mismos debemos ser los actores de nuestra propia historia. Esto es lo que nos ofrece el futuro, no sólo a la Iglesia, a todos.

P: Después de la tan esperada visita del Papa, entre millones de cubanos se ha producido una gran decepción. Nada ha cambiado en Cuba. Quizás la Iglesia no haya estado a la altura de lo que se esperaba de ella.

R: El problema está en comprender cuál es la misión de la Iglesia. Misión que tiene que ver con lo político pero que no es política. Yo no sé si tú conoces un libro que publicó la Conferencia Episcopal cubana hace aproximadamente ocho años, y que recoge cien documentos de la Iglesia desde principios de siglo hasta el año 1994. La mayoría de los documentos que aparecen son del año 1952 para acá, y muchos de ellos tienen fecha posterior a 1959. No se ha producido un hecho importante en estos últimos 43 años que no haya tenido una respuesta de la Iglesia.

P: Sin embargo en otros países de América la Iglesia Católica sí ha tenido más presencia política.

R: Todas las comparaciones son odiosas, pero si se pudiera hacer alguna, lo justo sería hacerlo con los países que pertenecían al bloque soviético, y que en incluso contaban con más católicos practicantes que nosotros. Si comparamos a la Iglesia cubana con las de esos estados, a mí me parece que la cubana no saldría mal parada.

P: Monseñor ¿Quiénes son los que más sufren en Cuba?

R: El pueblo en general, pero especialmente aquellos que tienen niños, enfermos o ancianos, y no cuentan con nadie que desde fuera de la Isla les envíe al menos 25 o 30 dólares mensuales. En Cuba los datos estadísticos son utilizados por el gobierno según sus intereses, pero calculo que hay un 30% de cubanos que no tienen acceso a un solo dólar. La situación se está agravando muy seriamente. Hasta el punto que el propio Estado ha tenido que hacer un censo para ver cuantos niños hay de baja talla y bajo peso a causa de una desnutrición que se acerca a parámetros muy peligrosos y que no son recuperables.

P: Es muy fácil opinar desde fuera de Cuba, pero desde este otro lado se cree que la larga tiranía ha hecho que muchos cubanos hayan perdido el respeto por ellos mismos y abandonado valores que siempre abundaron en la Isla.

R: A este respecto y por hablarte sólo del tema de los hijos, puedo decirte que el 50% de los niños que nacen en Cuba son de padres desconocidos. El número de abortos que se practican en la Isla es increíblemente alto. Yo sé de madres que han ido al hospital y han tenido que defender al hijo que llevaban en su vientre.

P: ¿Qué ocurrirá en Cuba tras la muerte de Castro?

R: Creo que sucederá lo mismo que ha sucedido en otros países comunistas. Los hombres que van a gobernar mañana están ya ahí.

P: ¿No se puede dejar de contar con ellos?

R: Creo que no es realista no contar con ellos.

P: ¿Después de tanto sufrimiento tienen también los cubanos que renunciar a la justicia?

R: Para algunos crímenes yo creo que tiene que existir. Sin justicia la conciencia nacional no se restaña. Hablamos de justicia, no de venganza. Después de Castro no hay futuro para ningún régimen que se parezca al actual.

P: Fuera de Cuba se cree que Castro está gravemente enfermo.

R: Tras su último desmayo la gente le observa constantemente en televisión. Alguna vez ha parecido que ha perdido un poco de facultades, pero cuando se rumorea que su salud ha empeorado, él aparece en televisión y despeja las dudas. No creo que esté tan enfermo como aseguran en el exilio.

P: En marzo de 2001 se inició en Cuba una campaña nacional para solicitar un referéndum sobre el Proyecto Varela, movimiento que intenta democratizar el sistema utilizando sus propios mecanismos. ¿Es cierto que la Iglesia Católica apoya este movimiento?

R: No. El Proyecto Varela tiene su importancia, pero la Iglesia no puede comprometerse con un movimiento determinado.

P: Por último Monseñor, a pesar de tanto sufrimiento y tanta incertidumbre, ¿pueden mantener la esperanza todos los que quieren una patria libre y próspera?

R: Claro que sí. El tiempo juega a favor nuestro. Lo mejor de Cuba está en nosotros mismos. Pronto el sol volverá a salir para todos.

Entrevista realizada por Víctor Llano para Libertad Digital

16 de enero de 2002