Fidel Castro sufrió ayer una indisposición cuando llevaba más de dos
horas hablando durante un acto político celebrado ante 60.000 personas y
retransmitido en directo por televisión. El dirigente cubano, que se vio
obligado a interrumpir su alocución, fue atendido por médicos y
colaboradores. Quince minutos después volvió al estrado, y seis horas más
tarde compareció en televisión para explicar lo sucedido y concluir su
discurso.
Aparentemente, sólo fue un susto. Pero durante los 15 minutos que Castro
estuvo ausente de la tribuna, desde donde llevaba hablando dos horas al público
sobre "la larga y dura batalla" que comenzaría en su país por la
liberación de cinco ciudadanos cubanos recientemente condenados en Miami por
espionaje, cundió la incertidumbre.
El acto, retransmitido en directo por la televisión, se celebraba en el
municipio habanero de Cotorro, al aire libre, al sol y bajo un fortísimo
calor. Cuando el mandatario cubano llevaba más de dos horas hablando, comenzó
a dar señales de malestar y a entrecortársele la voz. Antes de que pudiera
desmayarse, varios colaboradores cercanos subieron al estrado y le rodearon, e
inmediatamente después, en medio de la confusión general, tomó el micrófono
el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, y pidió calma.
"Calma, en nombre de la dirección del partido y del Gobierno. Calma y
confianza", dijo Roque. El canciller afirmó que el presidente cubano había
estado toda la noche trabajando "sin dormir y prácticamente sin probar
alimento", preparando la nueva "batalla política" tipo Elián
a la que se enfrentará su país en el futuro para lograr la liberación de
los cinco agentes cubanos condenados por espionaje en EEUU y que, según La
Habana, sólo se habían infiltrado en organizaciones violentas del exilio
para prevenir posibles atentados terroristas contra Cuba.
Quince minutos después del mareo Castro apareció nuevamente en la tribuna
y dijo que "se encontraba entero" y que por la tarde continuaría su
discurso. Como había prometido, a las siete de la tarde hora local (la una de
la madrugada de hoy en España) Castro apareció en un programa de televisión
retransmitido en directo y acompañado de los principales líderes de la
revolución, incluido su hermano, el ministro de Defensa, Raúl Castro.
Con buen semblante sonrosado y buen humor, sus primeras palabras fueron
bromas. Aseguró que en los estudios de televisión había aire acondicionado
y dijo que quería pedir excusas a sus compatriotas por haber interrumpido por
la mañana su discurso. Fue, dijo, "por trabajar hasta tarde anoche y
sobreestimar el calor".
El mandatario cubano no pudo evitar hacer la broma: "Cualquiera diría
que me estaba haciendo el muerto para ver qué entierro me hacían".
Castro confirmó que había perdido la conciencia unos segundos y que cuando
sus colaboradores lo recogieron estaba empapado en sudor. Contó que lo
metieron en una ambulancia y que le pusieron oxígeno, pese a que él insistió
en que le dejasen volver a la tribuna.
Otros 545 desmayados
Fidel Castro afirmó que luego le habían contado que durante el acto 545
personas fueron auxiliadas por fatiga como él. "Esta vez me tocó a mí".
Después continuó su discurso en los estudios de la televisión cubana, como
si no hubiera pasado nada.
Ésta es la primera vez que Castro sufre en público, desde el triunfo de
la revolución hace 42 años, un mareo que le impide terminar un discurso. El
líder cubano es famoso por su resistencia en largas piezas de oratoria que en
ocaciones han excedido las siete horas. Castro y sus colaboradores han
desmentido en el pasado rumores sobre su estado de salud.