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15 de febrero 
de 2002

  

  

 
 
 
 
 

 

CULTURA
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 El cubano Jesús Díaz narra la aventura de un exiliado

 ANDRÉS PADILLA | Madrid

 
 

El cineasta y escritor cubano Jesús Díaz cuenta la historia real de un compatriota en su sexta novela, Las cuatro fugas de Manuel (Espasa). El protagonista, Manuel Desdín, es un joven físico cubano que estudia en la Universidad de Járkov, Ucrania, y que decide fugarse a Occidente durante el verano de 1991, cuando el Gobierno de Fidel Castro le exige regresar a la isla debido a su incorrecto comportamiento político. 'El relato', explica Jesús Díaz, 'no es tanto la historia de un exilio -que es lo que comienza cuando termina el libro- como la lucha por encontrar un lugar en el mundo donde poder exiliarse'.

Concebida como una novela de aventuras, Las cuatro fugas de Manuel narra las tribulaciones de un brillante investigador que consigue llegar a Suiza (en un tren llamado Franz Kafka) gracias a la cooperación de uno de sus profesores. En Basilea se le niega el asilo político y tras ser repatriado a la Unión Soviética vuelve a intentar la huida a través de la frontera con Finlandia sin lograrlo. Trasladado al consulado cubano en Leningrado, Manuel escapa casi por casualidad y con la ayuda de Ayinray, una muchacha que se enamora de él, organiza su marcha a Polonia, donde sobrevive durante algún tiempo sin mayores perspectivas. Su cuarto proyecto de fuga incluye un viaje a Berlín, su estancia en dos campos de refugiados y la colaboración con una organización de la mafia rusa dedicada al contrabando de armas.

Será en Berlín donde Manuel entrará en contacto con la familia del autor, que en ese momento también está recorriendo su propio camino hacia el exilio, cuyo término sería Madrid. 'Mis hijos ganaron un hermano; mi esposa, un amigo; Manuel, una familia, y yo, un hijo', cuenta Jesús Díaz.

La novela invita a reflexionar sobre lo que ha supuesto para Occidente la existencia y desaparición del bloque socialista. 'Esta amenaza estimuló en Europa las políticas redistributivas que ahora están bajo cuestión. El muro de Berlín impedía huir del bloque socialista. Cuando Manuel intenta llegar a Occidente en 1991, el telón de acero ya no existe, en su lugar se han levantado muchos muros invisibles que impiden la entrada'.

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