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Mercancía
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¿Por qué Castro quiere el regreso de Elián? 

El pobre Eliancito ya comenzó su viaje de regreso a Cuba. Un juez federal norteamericano ha dictaminado que le corresponde al Departamento de Inmigración --la frecuentemente injusta ``Migra''-- y no a él determinar qué hacer con el niño Elián González, el balserito que sobrevivió milagrosamente a un naufragio en el que murieron nueve personas, su madre incluida, cuando intentaban escapar de la dictadura cubana. Pronto otra instancia legal se pronunciará, presumiblemente en la misma dirección, y finalmente el supremo dictará su fallo. Es posible que la Migra, mientras tanto, intente acelerar el proceso de alguna manera. Si tras la llegada del niño a suelo americano parecía que la institución, como ha hecho cientos de veces, concedería el asilo pedido por el tío abuelo paterno, otra circunstancia imprevista torció ese destino: una revuelta con rehenes en una cárcel de Louisiana, protagonizado por presidiarios cubanos, se saldó pacíficamente mediante la intervención de Castro, quien aceptó que los amotinados fueran enviados a Cuba. El tácito quid pro quo era la devolución de Eliancito. El niño fue usado como mercancía. Favor con balserito se paga.