Condena cubana
QUIZÁS FIDEL Castro no haya querido o, lo que es aún más
grave, no haya podido rebajar las penas. Pero las que ha impuesto a los
cuatro disidentes cubanos la Sala de los Delitos contra la Seguridad del
Estado del Tribunal de La Habana constituyen todo un despropósito,
aunque sean menores que las que reclamaba la fiscalía. Ése
no es el camino adecuado cuando, según la Comisión Cubana
de Derechos Humanos, existen 300 presos políticos en la isla, 70
de los cuales aguardan juicio, pese a que el régimen no los reconoce
como tales.
Félix Bonne, René Gómez, Marta Beatriz Roque y
Vladimiro Roca han sido condenados a penas de prisión que van de
tres y medio a cinco años. La mayor de ellas, para Roca, de 56 años,
hijo de un histórico dirigente comunista y antiguo piloto militar.
Es posible que puedan cumplir parte de estas penas en sus casas en libertad
condicional, pero no por ello se reduce su carácter de brutal escarmiento.
Estremece pensar que las penas podrían haber sido incluso mucho
más duras si se les hubiera juzgado por la nueva Ley de Protección
de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba. En vez de granjearse
apoyos internacionales, Cuba parece empeñada en perderlos, a comenzar
por Canadá, que siempre se había opuesto a la política
de aislamiento que ha practicado EE UU hacia el régimen castrista.
Los cuatro disidentes eran pacíficos. Pero la llamada justicia
cubana los ha descrito como "mercenarios" y "contrarrevolucionarios" y
condenado por "incitación a la sedición": por haber llamado
a la abstención o el voto nulo en las monolíticas elecciones
de 1997 y por difundir algunos escritos. Es decir, por opinar en contra
del Partido Comunista Cubano. Tuvieron que aguardar durante más
de un año tras su detención para conocer los cargos que se
les imputaban, y tres años para un juicio a puerta cerrada sin las
menores garantías en un país en el que la independencia judicial
es una farsa.
El castrismo tenía, con estas penas, la oportunidad de mostrar
una cierta apertura. Que no lo haya hecho indica que el régimen
se bunkeriza. Castro parece estar haciendo todo lo posible para cerrarse
en banda y, entre otras consecuencias, crear serias dificultades al estudiado
viaje de los reyes de España a Cuba. |