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13 noviembre
1999 - Nº 1289

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La policía cubana detiene a 30 disidentes para evitar un acto de protesta en La Habana

Uno de los opositores, que tiene previsto reunirse con Aznar, fue retenido durante once horas

JUAN JESÚS AZNÁREZ / MAURICIO VICENT, La Habana
Las advertencias de Fidel Castro a la disidencia se cumplieron. Tolerancia hasta cierto punto. La policía cubana detuvo o confinó en sus domicilios a los principales organizadores de un encuentro que ayer pretendía reunir a medio centenar de grupos disidentes en una barriada de La Habana a sólo 72 horas del inicio de la IX Cumbre Iberoamericana. Héctor Palacios, de 56 años, uno de los cinco opositores con los que José María Aznar tiene previsto reunirse el lunes en la Embajada española, fue detenido durante 11 horas.


Elizardo Sánchez (centro) explica a la prensa
el acoso policial a los disidentes (Ap).
Palacios fue abordado por la policía poco antes de comenzar la reunión y liberado once horas después.

Según el activista de derechos humanos Elizardo Sánchez al menos 30 opositores de diferentes ciudades de Cuba han seguido la misma suerte aunque se espera la pronta liberación de la mayoría. La reunión se desarrolló sin otros incidentes

"Esta respuesta desproporcionada e innecesaria es una nueva muestra de que el Gobierno no esta dispuesto a dar un espacio a la disidencia moderada", protestó Sánchez, presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional. Fue uno de los pocos que pudo llegar a la casa del barrio Nazareno, situado cerca del aeropuerto de La Habana, muy cerca de una perrera del Ministerio del Interior cubano (MININT).

'Minicumbre'

Asistieron a la minicumbre una veintena de opositores, el doble de periodistas extranjeros, un funcionario de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba y un diplomático japonés. Vecinos de los domicilios cercanos observaban entre curiosos y expectantes la masiva afluencia de vehículos con matrículas de prensa extranjera y turismo y camionetas con equipos de televisión.

Pocas horas antes del encuentro fueron detenidos o retenidos en sus domicilios los cuatro miembros de la comisión organizadora, Héctor Palacios, Juan Francisco Monzón, Florencio Páez y Librado Linares. Palacios, liberado tras la visita del Papa a Cuba en enero del año pasado, fue arrestado en su casa a las seis de la mañana. En el momento de la detención la policía aseguró a su esposa que sería liberado por la tarde. Palacios es uno de los cinco disidentes con quién tiene previsto reunirse el presidente Aznar en el marco de la Cumbre. Los otros son Elizardo Sánchez, Osvaldo Payá, Gustavo Arcos y el periodista independiente Raúl Rivero.

La masiva asistencia de periodistas a la IX Cumbre, aproximadamente 1.200, trata de ser aprovechada por los opositores para exponer sus demandas, pero Castro avisó que no sería "rehén de la cumbre". El encuentro de ayer pretendía convertirse en una especie de foro unitario de la disidencia, muy dividida y fragmentada, y siempre controlada oficialmente. Los disidentes quisieron, de alguna manera, repetir el encuentro de hace tres años: el Concilio Cubano, impedido por las autoridades.

Un intenso aguacero tropical inundó las principales avenidas de La Habana y atrapó a vehículos y ciclistas, y de alguna manera colaboró con la policía pues el transporte en Cuba es un calvario. Pese a ello a lo largo del día fueron llegando disidentes a la barriada habanera. Todos ellos denunciaron al Gobierno en sus intervenciones.

Elizardo Sánchez Santacruz, que actuó como portavoz y acusó al Gobierno de tratar de ocultar la existencia de grupos disidentes, pronosticó un endurecimiento de la represión a corto plazo. "Lo sucedido es un reflejo de que el Gobierno no pretende abrirse, sino atrincherarse".

El disidente admitió que la oposición en Cuba esta muy fragmentada, y atribuyó esa debilidad a las maniobras del régimen para impedir su crecimiento. "Cualquiera de estas organizaciones sería de masas en otras condiciones".

Control social

En los últimos días más de una treintena de personas han sido detenidas o confinadas en sus casas para evitar su presencia pública. Otro medio centenar, según las fuentes mencionadas, han sido hostigados de una u otra forma. "Este es un Gobierno muy fuerte con una enorme capacidad de control social y lo esta ejerciendo", dijo Sánchez, para quien la respuesta policial es una "torpeza".

"Realmente era innecesario reprimir con tanta amplitud una reunión pacífica que no pretende crear un desorden público", añadió el opositor cubano..

Poco antes de que un disidente que se identificó como "predicador cristiano" abriera el turno de intervenciones, llegó a la casa un funcionario de la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA) en La Habana.

Fidel Castro acusó esta semana a la legación diplomática norteamericana de organizar e instruir a los grupos de disidentes para torpedear la cumbre iberoamericana.

Preguntado por EL PAÍS si su presencia no sería interpretada como una confirmación de estas acusaciones, Victor Vockerodt, el funcionario de la SINA, manifestó que aunque efectivamente puede dar lugar a esa lectura "la realidad no es así". "Yo sólo estoy aquí para expresar nuestra solidaridad con estas personas".

"Queremos la cumbre más que nadie"


Poco después de su liberación, Héctor Palacios declaró a la prensa que fue tratado correctamente y observó en la policía cubana "una gran preocupaciòn de que organizaciones políticas o no gubernamentales pudieran perjudicar a la cumbre". "Nosotros estamos a favor de la Cumbre más que nadie", agregó, "y quien la está perjudicando con esta actitud es el Gobierno". Palacios se manifestó dispuesto a asistir a la cita con Aznar "si todavía estoy en la calle".

Gisela Delgado, de 34 años, su esposa, asistió al encuentro a pesar de todo. Allí informó sobre la detención. "Llegaron a las seis de mañana. Habíamos tenido una noche ajetreada preparando la reunión. Sospechábamos algo porque desde ayer una guaguita (furgoneta) de la policía había estado aparcada frente a la casa".

La policía iba vestida de civil. "Pero conocíamos al oficial porque había venido en otras ocasiones para advertirnos. Le dijeron que tenía que acompañarlos. No nos dijeron el motivo. Preguntamos y nos dijeron que tenía que acompañarnos y ya, que estaba arrestado". Gisela Delgado se dirigió al mando del grupo policial para preguntar su debía entregar a su esposo cepillo de dientes y otros útiles de aseo personal.

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