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Aventuras y desventuras de la croqueta
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LA HABANA, enero - Hay croquetas que van al recuerdo en lugar de bajar al estómago y... son olvidadas. Entre las primeras contamos con las de la Dominicana, un restaurante-cafetería instalado junto a la Vía Blanca a la altura de Celimar, realmente exquisitas; sin contar con las de Flogar, hechas con jamón y por sólo 15 centavos. Apropiadas para servirlas en buffet de última hora.
Justo honor debo rendir además a la de la Nueva Cubana, uno de los restaurantes donde servían deliciosas comidas frente al parque Vidal, en Santa Clara, cuando era la capital de la provincia de Las Villas, una de las seis lindas cubanas.
Pera de allá para acá, un largo trecho nos separa, y no marcado por el tiempo transcurrido.
La croqueta sufrió la avería de las revoluciones. Surgió así una nueva categoría: Las croquetas que van al cielo; porque cuando usted las masca se adhieren a la bóveda palatina. ¿Qué lugar es ése?. Pues el cielo de la boca ¿No? Puede estar seguro que de tal modo le sucederá, si compra un pan con croqueta que venden en un barcito de la esquina de San Rafael y Aguila, frente por frente al extinguido emporio de Fin de Siglo.
Hace 30 ó 40 años, las croquetas dejaron de poseer jamón entre sus ingredientes, el síndrome de "JCJ" (Jamás Comerás Jamón) las afectó. Desde esa época hasta ahora mismo, la croqueta es de "AVE" (averigua de qué está hecha), así que "averigua" lo que tiene dentro. Sin embargo, no hay que ser un émulo de Einstein para descubrirlo; basta con amarrar de hilo la imaginación y echarla a volar, gracias al viento que recorre los rincones del estómago a las diez de la mañana.
En los finales de los años 70 aparecieron las croquetas de "sub-productos". Nunca se supo cuáles eran esos sub-productos, ¡ni mucho menos de cual parte del cuerpo del animal provenían! Al menos, el complemento de la revolucionaria categorización las distinguió por ser de pollo, cerdo o pescado. ¡Valga la variedad!
Mas la probable identificación garantizadora del producto no es otra cosa que la de ir directo al cielo de la boca, sitio en que forma una bola que nada tiene que ver con el bolo alimenticio listo para ingerir, del que se habla en los manuales de Medicina.
A finales del pasado siglo y milenio, las actividades para la "defensa del país" aumentaron en cantidad y calidad. Quizás una de las consecuencias de estar "Listos para la Defensa" tuvo que ver con la aparición de las "croquetas explosivas" (croquetas vendidas por el Estado cubano que explotaban al freírlas, y causaron quemaduras a varias personas).
¡Cuidado! Conozco casos de quemaduras en las manos, en el rostro y en el pecho provocadas por el estallido de las "explosivas"; ellas revientan cuando las sacan del caldero o de la sartén. Hoy ya son tantos los afectados que, por la magnitud que toma el caso, podrían ser objeto de un artículo de cualquier convención internacional contra el terrorismo. ¡Las croquetas explosivas son un atentado contra la humanidad!
La militarización de la croqueta es mucho peor que la denuncia, hecha hace años, sobre la utilización de los delfines con fines militares.
¿Qué le espera pues a la croqueta en el presente milenio? A juzgar por el presente, el futuro es de. espanto.

Lucas Garve, CPI

21 de enero de 2001

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