El fantasma del general Pinochet, 'el innombrable',
también va a Cuba
El Gobierno chileno apuesta por la 'solución humanitaria'
ERNESTO EKAIZER, Madrid
La detención de Augusto Pinochet en Londres a instancias
del juez Baltasar Garzón planea desde hoy sobre los asistentes a
la Cumbre de La Habana. Hace un año, fue el propio Fidel Castro
uno de los que mostró mayor interés a la hora de conocer
los detalles de la detención. Entretanto, el Gobierno chileno confía
ahora en que el británico considere firmemente la posibilidad de
dejar en libertad al ex dictador por razones de salud.
En Oporto, tras culminar la VIII Cumbre Iberoamericana, el sábado
17 de octubre de 1998, los presidentes Fidel Castro y José María
Aznar comparecen de pie frente a los medios de comunicación.
"¿Es cierto esta información, eso de que han retenido
legalmente a Pinochet en Londres?", preguntó Castro, mientras el
rostro de Aznar permanecía rígido, sin mover músculo.
"Sí, comandante", gritaron los periodistas.
"¿Quién tomó la decisión allí? ¿Un
juez?", inquirió Castro.
"Ha sido por jueces españoles", replicaron algunos.
"Pero jueces españoles habrán solicitado, ellos no pueden
tomar la decisión allá en Londres... Me interesa mucho eso...",
subrayó Castro, mientras elevaba el dedo índice de su mano
izquierda por encima del micrófono. Aznar no salía de su
impavidez.
Algo más de un año después, la noticia sobre la
que Fidel Castro dijo con su habitual naturalidad "me interesa mucho eso",
sigue presente, tras abrir uno de los principales casos en materia de derecho
y política internacional, esto es, la anulación de la inmunidad
para un ex jefe de Estado.
Y el espectro del innombrable, como bautizó el primer
ministro británico, Tony Blair, a Pinochet en octubre pasado, al
dirigirse a la conferencia anual del partido Laborista, se pasea hoy por
La Habana, entre los cancilleres y jefes de Estado de la IX Conferencia
Iberoamericana.
Fuentes próximas al ministro chileno de Asuntos Exteriores, Juan
Gabriel Valdés, estiman que el Gobierno de Eduardo Frei ha acudido
a esta cumbre en mejores condiciones a las que esperaba llegar. La razón
principal consiste en que el ministro británico del Interior, Jack
Straw, ha aceptado someter a Pinochet a exámenes médicos.
El Gobierno de Chile solicitó por carta del 14 de octubre de
1999 a Straw que considere la liberación de Pinochet, bajo custodia
policial en Londres desde el 16 de octubre de 1998, por razones de salud.
Esta carta fue enviada, según Valdés, tras realizar diversos
contactos previos con el responsable del Foreign Office (Ministerio de
Asuntos Exteriores británico), Robin Cook.
Si bien en su petición, el Gobierno de Chile no pinta un cuadro
dramático o terminal de la salud del ex dictador, entiende, en base
a certificados de médicos británicos, que Pinochet no parece
estar en condiciones de soportar un largo proceso de recursos y apelaciones
en el Reino Unido y advierte de las consecuencias que tendría una
eventual muerte del ex dictador fuera de Chile.
Tres semanas después
Straw no respondió la carta durante tres semanas. Fue el viernes
5 de noviembre cuando el embajador chileno en Londres, Pablo Cabrera, recibió
una nota verbal del Foreign Office. Ese mismo día, Cabrera localizó
a Valdés en Nueva York, donde hacía una breve escala entre
Canadá y Japón. Le informó del texto y le envió
la nota por fax. Valdés tomó contacto con Santiago y en una
rueda de prensa vía satélite comunicó la noticia.
Según explicó Valdés, la carta de Straw es reservada.
Pero el canciller comentó ampliamente su contenido. Straw aceptaba,
según narró el ministro, ordenar exámenes médicos
en el entendimiento de que ello supone "un curso extraordinario" en el
procedimiento de extradición ya que, según la ley, el ministro
es quien toma la decisión, con la más amplia discrecionalidad,
al final de las actuaciones judiciales.
¿En qué consiste este curso extraordinario? En el hecho
de que, habiendo apelado la defensa del general Pinochet ante el Alto Tribunal
de Justicia la sentencia de extradición a España del pasado
8 de octubre, el ministro Straw no se halla, técnicamente, en la
fase procesal para decidir, como establece la ley, si cabe entregar a España
al ex dictador o no.
En Londres, el Ministerio del Interior se negó a fijar posición
sobre los comentarios de Valdés y subrayó que la nota era
confidencial. Esta actitud fue calificada en Santiago de complicidad de
facto de Straw con Valdés. Los exámenes, pues, tras ser
aceptados la pasada semana por la defensa de Pinochet, se realizarán
a lo largo de unos quince días.
Valdés, ex embajador de Chile en Madrid, es un hombre, según
fuentes de la cancillería chilena, que aspira a extraer dividendos
del caso Pinochet para su carrera política futura. No sólo
cuestiona la jurisdicción española sobre los delitos de tortura
y conspiración para la tortura por los cuales ya existe sentencia
favorable a la extradición de Pinochet, sino que aspira a desbaratar
la entrega de Pinochet a España mediante el planteamiento de la
cuestión humanitaria. |