El País Digital
Lunes 
15 noviembre 
1999 - Nº 1291

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INTERNACIONAL
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El fantasma del general Pinochet, 'el innombrable', también va a Cuba 

El Gobierno chileno apuesta por la 'solución humanitaria' 

ERNESTO EKAIZER, Madrid 
La detención de Augusto Pinochet en Londres a instancias del juez Baltasar Garzón planea desde hoy sobre los asistentes a la Cumbre de La Habana. Hace un año, fue el propio Fidel Castro uno de los que mostró mayor interés a la hora de conocer los detalles de la detención. Entretanto, el Gobierno chileno confía ahora en que el británico considere firmemente la posibilidad de dejar en libertad al ex dictador por razones de salud. 

En Oporto, tras culminar la VIII Cumbre Iberoamericana, el sábado 17 de octubre de 1998, los presidentes Fidel Castro y José María Aznar comparecen de pie frente a los medios de comunicación.
 
 

"¿Es cierto esta información, eso de que han retenido legalmente a Pinochet en Londres?", preguntó Castro, mientras el rostro de Aznar permanecía rígido, sin mover músculo.
 
 

"Sí, comandante", gritaron los periodistas.
 
 

"¿Quién tomó la decisión allí? ¿Un juez?", inquirió Castro.
 
 

"Ha sido por jueces españoles", replicaron algunos.
 
 

"Pero jueces españoles habrán solicitado, ellos no pueden tomar la decisión allá en Londres... Me interesa mucho eso...", subrayó Castro, mientras elevaba el dedo índice de su mano izquierda por encima del micrófono. Aznar no salía de su impavidez.
 
 

Algo más de un año después, la noticia sobre la que Fidel Castro dijo con su habitual naturalidad "me interesa mucho eso", sigue presente, tras abrir uno de los principales casos en materia de derecho y política internacional, esto es, la anulación de la inmunidad para un ex jefe de Estado.
 
 

Y el espectro del innombrable, como bautizó el primer ministro británico, Tony Blair, a Pinochet en octubre pasado, al dirigirse a la conferencia anual del partido Laborista, se pasea hoy por La Habana, entre los cancilleres y jefes de Estado de la IX Conferencia Iberoamericana.
 
 

Fuentes próximas al ministro chileno de Asuntos Exteriores, Juan Gabriel Valdés, estiman que el Gobierno de Eduardo Frei ha acudido a esta cumbre en mejores condiciones a las que esperaba llegar. La razón principal consiste en que el ministro británico del Interior, Jack Straw, ha aceptado someter a Pinochet a exámenes médicos.
 
 

El Gobierno de Chile solicitó por carta del 14 de octubre de 1999 a Straw que considere la liberación de Pinochet, bajo custodia policial en Londres desde el 16 de octubre de 1998, por razones de salud. Esta carta fue enviada, según Valdés, tras realizar diversos contactos previos con el responsable del Foreign Office (Ministerio de Asuntos Exteriores británico), Robin Cook. 

Si bien en su petición, el Gobierno de Chile no pinta un cuadro dramático o terminal de la salud del ex dictador, entiende, en base a certificados de médicos británicos, que Pinochet no parece estar en condiciones de soportar un largo proceso de recursos y apelaciones en el Reino Unido y advierte de las consecuencias que tendría una eventual muerte del ex dictador fuera de Chile.
 
 

Tres semanas después
 
 

Straw no respondió la carta durante tres semanas. Fue el viernes 5 de noviembre cuando el embajador chileno en Londres, Pablo Cabrera, recibió una nota verbal del Foreign Office. Ese mismo día, Cabrera localizó a Valdés en Nueva York, donde hacía una breve escala entre Canadá y Japón. Le informó del texto y le envió la nota por fax. Valdés tomó contacto con Santiago y en una rueda de prensa vía satélite comunicó la noticia.
 
 

Según explicó Valdés, la carta de Straw es reservada. Pero el canciller comentó ampliamente su contenido. Straw aceptaba, según narró el ministro, ordenar exámenes médicos en el entendimiento de que ello supone "un curso extraordinario" en el procedimiento de extradición ya que, según la ley, el ministro es quien toma la decisión, con la más amplia discrecionalidad, al final de las actuaciones judiciales.
 
 

¿En qué consiste este curso extraordinario? En el hecho de que, habiendo apelado la defensa del general Pinochet ante el Alto Tribunal de Justicia la sentencia de extradición a España del pasado 8 de octubre, el ministro Straw no se halla, técnicamente, en la fase procesal para decidir, como establece la ley, si cabe entregar a España al ex dictador o no.
 
 

En Londres, el Ministerio del Interior se negó a fijar posición sobre los comentarios de Valdés y subrayó que la nota era confidencial. Esta actitud fue calificada en Santiago de complicidad de facto de Straw con Valdés. Los exámenes, pues, tras ser aceptados la pasada semana por la defensa de Pinochet, se realizarán a lo largo de unos quince días.
 
 

Valdés, ex embajador de Chile en Madrid, es un hombre, según fuentes de la cancillería chilena, que aspira a extraer dividendos del caso Pinochet para su carrera política futura. No sólo cuestiona la jurisdicción española sobre los delitos de tortura y conspiración para la tortura por los cuales ya existe sentencia favorable a la extradición de Pinochet, sino que aspira a desbaratar la entrega de Pinochet a España mediante el planteamiento de la cuestión humanitaria. 

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