Sábado 20 noviembre 1999 - Nº 1296
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INTERNACIONAL
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Chávez y Castro declaran un pacto con el mismo objetivo revolucionario La 'diplomacia del béisbol' confirma una nueva alianza caribeña J.J. AZNÁREZ, ENVIADO ESPECIAL, La
Habana
Las revoluciones cubana y venezolana, subrayó Chávez,
persiguen un mismo objetivo. Estados Unidos, por su parte, recela de los
abrazos entre una nación sobrada de petróleo y una isla con
el depósito en la reserva.
México, que nunca rompió relaciones diplomáticas
con la mayor de las Antillas y evitó siempre pronunciarse sobre
sus asuntos internos, marcó esta vez distancias. Durante la IX Cumbre
Iberoamericana de La Habana, su presidente, Ernesto Zedillo, reclamó
el pluralismo con una rotundidad inusitada. "México ha roto las
reglas del juego", comentó a este periódico un funcionario
cubano. El historiador mexicano Enrique Krauze saludó el cambio
en la tradicional política exterior. "Eso no tiene precedentes.
Empezamos a modificar una larga relación de hipocresía y
doble discurso".
México atempera los lazos con Cuba y Venezuela los fomenta. Chávez,
cuyo abrazo con Fidel Castro hace cuatro años levantó ronchas
en Caracas, no disimuló su admiración por la revolución
cubana, de la que se dijo émulo. "Hay personas que vienen aquí
a pedirle a Cuba el camino de la democracia, falsa democracia", declaró
el jueves en una conferencia magistral dictada en el aula magna de la Universidad
de La Habana, en presencia del presidente anfitrión. Paralelamente
a las conversaciones de carácter político, los dos países
ultiman una asociación comercial para reabrir la refinería
de Cienfuegos, prácticamente cerrada desde principios de los noventa
por problemas financieros.
El teniente coronel Chávez lideró un fallido golpe en
1992 contra el Gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés
Pérez, y cumplió dos años de cárcel. Su primer
viaje tras salir de prisión, en 1994, fue a Cuba, y fue recibido
con todos los honores. Cuatro años después, elegido presidente
en las urnas, renovó sus simpatías por la revolución
castrista y poco después de la investidura, en febrero de este año,
regresó de nuevo a cumplimentarla. Su revolución, precisó,
es bolivariana, pero "va hacia la misma dirección, hacia el mismo
mar hacia donde va el pueblo cubano, mar de felicidad, de verdadera justicia
social, de paz". Cada una "con su propio signo y con su propia esencia".
Las deferencias de Castro con Chávez fueron constantes. Le impuso la más alta condecoración nacional, se reunió con él todos los días, los recibimientos en las calles fueron los más calurosos y el partido de béisbol ante 50.000 espectadores, televisado en directo, fue el colofón de una visita que constituyó, de hecho, una cumbre paralela. Chávez, vestido de jugador de béisbol, fue lanzador, y Castro, con pantalón verde olivo y chaqueta de chándal azul brillante, director técnico. El presidente venezolano encajará ahora en Caracas las acusaciones de los opositores y empresarios que imputan al proyecto político intenciones totalitarias. |
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