Los países
ribereños del Caribe tratan de defender juntos sus intereses frente
a EE UU
Preocupación entre los presidentes de la zona por el estancamiento
de los ingresos turísticos
JUAN JESÚS AZNÁREZ / ENVIADO ESPECIAL,
Santo Domingo
Los presidentes de México, Venezuela, Cuba y Colombia, además
de otros 16 jefes de Estado y de Gobierno de América Central y el
Caribe, algunos con graves problemas de gobernabilidad, debaten desde hoy
en la cumbre de Santo Domingo las relaciones con EE UU y Europa, problemas
fronterizos, objetivos económicos, y tratarán de concertar
programas comunes contra el narcotráfico y por la preservación
del medio ambiente. Otro objetivo es establecer una zona de libre comercio
entre Centroamérica y el Caribe.
Entre grandes medidas de seguridad, llegaba Fidel Castro al hotel donde
se celebran las sesiones de la II Cumbre de la Asociación de Estados
del Caribe (AEC), a la que asisten los gobernantes de México, Colombia
y Venezuela, miembros del Grupo de Los Tres, países los dos últimos
que tratarán de limar las asperezas registradas recientemente entre
sus respectivos jefe del Ejecutivo, Andrés Pastrana y Hugo Chávez.
Las prioridades de los países regionales difieren, aunque todos
ellos coinciden en que la globalidad les exige avanzar en la integración.
Los caribeños muestran su preocupación por el descenso en
el ritmo de crecimiento del sector turístico, una de sus principales
fuentes de ingresos, y tratan además de forjar lazos con las naciones
centroamericanas para consolidar juntos un mercado de 60 millones de personas.
La dispersión de esfuerzos perjudica su capacidad de negociación
de cara al ingreso de América Central y el Caribe en el Area de
Libre Comercio de las Américas (ALCA), promovida por Estados Unidos.
La Unión Europea intenta, por su parte, aprovechar el retraso en
el proyecto de integración comercial defendido por Washington, y
celebrará en junio, en Río de Janeiro, una cumbre con los
representantes de América Latina. También ante los europeos
los países del área quieren manifestarse unidos.
Los contactos bilaterales, independientemente de la declaración
de intenciones del comunicado final, serán intensos. Cuba pretende
asegurar la máxima presencia en la cumbre iberoamericana a celebrarse
en La Habana, en noviembre, cita a la que algunas naciones restan legitimidad
por considerar que el Gobierno de Castro no cumple con los requisitos democráticos
establecidos en los fundamentos de la cumbre.
Nicaragua, por ejemplo, delegará su presencia en funcionarios
de menor rango. Fidel Castro se entrevistará con Chávez,
quien en campaña se declaró admirador de la revolución
cubana y dispuesto a estrechar los vínculos de la nación
petrolera con la isla antillana, y con Pastrana, quien, a no dudar, recabará
la colaboración del presidente cubano para convencer a las guerrillas
colombianas de que rebajen sus pretensiones en las estancadas negociaciones
de paz.
El protagonismo de las cumbres iberoamericanas correspondió siempre
a Fidel Castro, pero desde principios de año afronta la competencia
de un serio contrincante: el exgolpista Chávez, cuyas intenciones
hegemónicas han causado una seria crisis entre el poder ejecutivo
por una parte y el legislativo y el judicial por otra.
La dificultad cubana
Sin embargo, en los pasillos de la cumbre, algunos analistas se preguntan
de qué manera podría ser incorporada la peculiar economía
cubana a un área común con una producción de 474.000
millones de dólares, un intercambio comercial superior a los 140.000
millones de dólares y un potencial de mercado interno de cerca de
200 millones de consumidores.
La Asociación de Estados del Caribe (AEC), por otra parte, sometida
a fuertes presiones diplomáticas, retiró de la agenda la
firma de un acuerdo que impediría el paso de buques con desechos
nucleares por los mares de esta región. Cada año, buques
británicos atraviesan el Caribe con cargas de desechos radioactivos
provenientes de Francia, que son trasladados a Japón a través
del canal de Panamá.
La Unión Europea efectuó aportaciones económicas
importantes a los países del Caricom, cuyos principales productos
de exportación tienen un trato preferencial en Europa, y esta asistencia
fue un elemento importante detrás de la retirada de la prohibición
de tránsito a los Chernobil flotantes. |