Miguel Barnet |
Poeta, narrador, ensayista y etnólogo cubano, nacido en La Habana el 28 de
enero de 1940. Humanista fecundo y polifacético, ha abordado con rigor analítico
y calidad literaria los géneros más variados, con la intención de ahondar
en la identidad nacional cubana a través del estudio antropológico y la
recreación imaginativa de algunas de las figuras populares, las deidades
paganas y las costumbres seculares más representativas del crisol de razas
que la conforman.
En su novedosa propuesta de explicar la idiosincrasia de su pueblo desde unas coordenadas literarias que pretenden abolir las rígidas fronteras impuestas por las ramas de la Historia que habitualmente se ocupan de estos temas (la antropología, la etnología, etc.), Miguel Barnet ha sabido crear un nuevo lenguaje estético que le permite recuperar el trasfondo histórico de la isla antillana partiendo de unos riquísimos materiales de trabajo que, como el sustrato religioso y la tradición folclórica, acaban configurando un complejo entramado de ritos y costumbres donde se reflejan los recuerdos individuales de sus personajes y la memoria colectiva del pueblo cubano. Consciente de la originalidad de sus procedimientos, el propio Miguel Barnet ha calificado su trabajo como la obra de un memorialista que, tras haber fijado su atención en las figuras anónimas de la intrahistoria de su pueblo (es decir, quienes han sido definidos por el mismo Barnet como "gentes sin historia"), elabora una serie de brillantes personajes ficticios plenos de autenticidad y verosimilitud, que encarnan -en muchas ocasiones, con más eficacia y representatividad que muchas de las figuras históricas reales- la identidad nacional de la isla caribeña. Este interés por profundizar en la auténtica esencia de sus compatriotas le ha llevado a centrarse, entre otros elementos indispensables para entender la realidad cubana contemporánea, en el estudio del riquísimo legado cultural de los primeros africanos que llegaron a la isla, cuyos ritos religiosos y folclóricos le han surtido de abundante material de trabajo para enfrascarse en su propósito de explicar la realidad desde la imaginación y la fábula. Como muestra de su trabajo en este terreno, he aquí un párrafo característico de la naturaleza estilística y temática de su obra: "El fundamento o foco de la santería cubana, como en Nigeria entre los yoruba, es la piedra (otá) donde residen los atributos mágicos de los poderes (fuerzas naturales o deidades). Estas piedras, generalmente de los ríos, pulidas y redondas, son el receptáculo de cada una de las divinidades y los practicantes deben llevarlas consigo, al menos en los rituales de envergadura". En su condición de poeta, el humanista cubano se dio a conocer en la década de los años sesenta con la publicación del poemario titulado La piedrafina y el pavorreal (La Habana: Ediciones Unión, 1963), al que pronto siguieron otras colecciones de versos tan notables -y tan representativas de los tipos y las costumbres populares de su Cuba natal- como Isla de güijes (La Habana: Ediciones El Puente, 1964), La sagrada familia (La Habana: Casa de las Américas, 1967), Orikis y otros poemas (1981), Carta de noche (La Habana: Ediciones Unión, 1982) y Viendo la vida pasar (La Habana: Letras Cubanas, 1987). Entre sus brillantes publicaciones en prosa, conviene recordar algunos títulos tan difundidos en la isla antillana como Biografía de un cimarrón (La Habana: Instituto de Etnología y Folklore, 1966), una espléndida novela que convirtió a Miguel Barnet en uno de los narradores cimeros de las Letras cubanas contemporáneas. En ella, el autor habanero cede la voz narradora a un esclavo fugitivo que, ya en el último trecho de su vida, reconstruye con la ayuda de su memoria los principales hechos históricos acaecidos en Cuba durante el siglo XIX. Tres años después de la aparición de Biografía de un cimarrón, Miguel Barnet volvió a ocupar la primera plana de la narrativa cubana actual con la publicación de otra magnífica novela, titulada Canción de Rachel (La Habana: Instituto del Libro, 1969), en la que cuenta la agridulce experiencia vital de una cabaretera en los años anteriores a la revolución castrista. Tras más de diez años de silencio narrativo, el polígrafo habanero volvió a los anaqueles de las librerías con una nueva entrega novelesca, Gallego (La Habana: Letras Cubanas, 1983), a la que pronto siguió otra narración extensa titulada La vida real (Id. Id., 1986), en la que se narran las vicisitudes de un cubano prerrevolucionario que emigra a los Estados Unidos de América. Su última entrega narrativa, publicada bajo el título de Oficio de ángel (Madrid: Alfaguara, 1989), es un relato autobiográfico que, concebido como el testimonio literario de la época que le tocó vivir a Barnet, se presenta a la vez como una airada denuncia de las injusticias sociales que padece la población negra de la isla. Dentro del campo de la antropología ensayística, sus obras más destacadas son las tituladas La fuente viva (La Habana: Letras Cubanas, 1983) y Cultos afrocubanos: La Regla de Ocha. La Regla de Palo Monte (La Habana, 1995). Enciclopedia Micronet |