El temor a las
deportaciones no logran frenar la 'fiebre de balsas' para escapar de Cuba
MAURICIO VICENT, La Habana
Ni la muerte ni el miedo a las deportaciones parece poder con la fiebre
de balsas que de nuevo este verano se ha desatado en Cuba. Tras el
naufragio de una lancha rápida hace nueve días a siete millas
del puerto del Mariel, que se saldó con la muerte de un hombre de
45 años y la detención de dos exiliados cubanoamericanos
que pilotaban la nave, dedicada al tráfico de emigrantes, en la
semana que acaba de concluir la ola de salidas ilegales y de incidentes
no ha hecho sino crecer.
El caso más notorio se produjo el miércoles en Puerto
Padre, un pequeño poblado turístico de Holguín, a
730 kilómetros de La Habana, cuando una decena de cubanos trató
de embarcarse hacia EEUU en un rudimentario bote dotado de un pequeño
motor, que se averió antes de salir de la bahía. Intentaron
arreglarlo en la playa con la ayuda de algunos vecinos.
La llegada de un barco de las Tropas Guardafronteras de Cuba tampoco
cambió la disposición del grupo de balseros, que decidió
seguir con su aventura pese a las exhortaciones de los soldados para que
regresaran. Cientos de pobladores de Puerto Padre se concentraron en el
lugar para observar el suceso, y según testigos, un nutrido grupo
apoyó a los balseros y profirió gritos de "¡libertad!".
La policía no recurrió a la violencia, pero finalmente
los balseros fueron desalojados de la costa por la patrulla de guardafronteras,
que detuvo durante un tiempo a los emigrantes ilegales.
Preguntado por estos hechos, el portavoz del Ministerio de Relaciones
Exteriores de Cuba, Alejandro González, confirmó el incidente,
pero subrayó que las autoridades no utilizaron la violencia en Puerto
Padre. "Desde hace tiempo se han dado instrucciones de no usar métodos
de fuerza para evitar las salidas ilegales, sino la persuasión",
aseguró.
Preguntado por los rumores que existen en las calles de Cuba y en Miami
de que el Gobierno de Fidel Castro está haciendo la vista gorda
con los balseros para inducir un nuevo éxodo y obligar a Washington
a que dé marcha atrás a la ley que permite que se queden
en EEUU los cubanos que logran pisar tierra norteamericana -los capturados
en altamar son deportados-, González respondió: "No existe
la más remota posibilidad de que Cuba favorezca un éxodo
hacia EEUU". En todo caso, aguijoneados por una verdadera fiebre de
balsas, cientos de cubanos siguen preparando embarcaciones sin ocultarse
demasiado.
Desde enero de este año, 940 cubanos han sido interceptados en
altamar por guardacostas norteamericanos. La mayor parte fueron deportados:
el último grupo de 54 repatriados llegó a la isla el viernes.
En todo el año 1998 fueron interceptadas 1.047 personas. |