Castro acusa a
EE UU y los disidentes de sabotear la cumbre de La Habana
Discurso de cinco horas para anunciar que no se tolerarán
los chantajes
MAURICIO VICENT, La Habana
El presidente cubano, Fidel Castro, arremetió ayer duramente
contra EE UU y los disidentes y activistas de derechos humanos en su país
en vísperas de la IX Cumbre Iberoamericana que se celebrará
en La Habana. Castro, en un largo discurso, calificó a los opositores
de "idiotas", "traidores" y también de "contrarrevolucionarios al
servicio de Estados Unidos", y acusó a algunos de ellos de participar
en una conspiración organizada por el Departamento de Estado para
"sabotear" la cumbre.
El mandatario cubano aseguró que Estados Unidos presiona siempre
a los visitantes extranjeros para que se vean con los disidentes cuando
viajan a Cuba, y dijo que algunas de estas "presiones" se han producido
en el marco del encuentro iberoamericano. Castro marcó el terreno
y afirmó que no se iban a tolerar "chantajes" ni "juegos con los
principios del país". El presidente cubano compareció durante
más de cinco horas en televisión, el lunes por la noche (madrugada
de ayer en España), y durante su intervención utilizó
recortes de prensa, e incluso informes de los servicios de espionaje cubano,
para demostrar la vinculación de los disidentes a la Sección
de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA).
Castro mencionó, por primera vez en público, los nombres
y apellidos de una treintena de opositores, a quienes calificó de
"antipatriotas", y aseguró que dos de ellos, el socialdemócrata
Elizardo Sánchez y el democristiano Osvaldo Payá, fueron
convocados por la Fundación Nacional Cubano-Americana para "organizar
una cumbre paralela" en cooperación con el arzobispo de Santiago
de Cuba, Pedro Meurice. Según Castro, este "programa" está
diseñado para desestabilizar la cumbre, y por ello, algunos de "esos
elementos" han realizado contactos con algunas embajadas para ser recibidos
por los mandatarios.
El arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, mostró anoche
su sorpresa por las acusaciones a Meurice y afirmó que la Iglesia
católica en Cuba nunca se ha dejado "manipular". En una nota de
prensa, Ortega afirma que "las palabras, homilías o declaraciones
públicas" del arzobispo de Santiago no son el fruto de ninguna manipulación,
sino "dictadas por su conciencia".
Falsas imputaciones
Varios disidentes cubanos negaron también las acusaciones vertidas
por Castro y aseguraron que es falsa su supuesta vinculación con
una conjura estadounidense para sabotear la cumbre. "Rechazo esas acusaciones
vertidas contra mi persona y otros disidentes", dijo Elizardo Sánchez.
El líder cubano acudió una y otra vez a papeles que tenía
encima de su mesa y por momentos pareció perder el hilo, pero mantuvo
la línea de que Cuba era objeto de una "feroz campaña" de
hostigamiento por parte de EE UU a la que los disidentes se prestaban por
dinero. Visiblemente enfadado, dijo que algunos iban a tratar de someter
a "acoso" a los presidentes iberoamericanos durante la cumbre, algo que
no pareció estar dispuesto a permitir.
Castro mencionó el reciente encuentro entre los disidentes y
el gobernador de Illinois, George Ryan, quien visitó Cuba la semana
pasada. Afirmó que esta reunión había sido organizada
por funcionarios del SINA casi de espaldas al gobernador, mencionó
hasta lo que comieron los opositores -"jamón, cerveza y ron"-, demostrando
que todas sus actividades eran "seguidas muy de cerca" por los órganos
de seguridad cubanos. Sin embargo, las acusaciones de Castro fueron dirigidas
contra la SINA y el Departamento de Estado.
"El Departamento de Estado es el que presiona para ver a los llamados
líderes disidentes, incluso sobre personalidades de otros países.
Quieren imponérnoslos como condición. Sabemos que las presiones
son muy fuertes y que no verlos es como un pecado mortal", dijo Castro,
para añadir que ésa es la razón por la que en algunas
ocasiones el Gobierno cubano ha sido "tolerante" y "comprensivo" con estas
reuniones entre políticos extranjeros y disidentes. Pero advirtió
visiblemente enfadado: "Si pretenden chantajearnos, jugar con los principios
de este país, no lo aceptaremos".
El 'caso Sol-Meliá'
Durante su comparecencia, Castro se refirió también al
caso Sol-Meliá y lo puso como ejemplo de la "histeria" de
EE UU y su política agresiva contra Cuba. Mencionó el último
intento del Departamento de Estado por amenazar al grupo hotelero con aplicarle
el título IV de la Ley Helms-Burton si no abandonaba sus negocios
en un hotel de la isla, calificándolo de "arremetida contra la más
importante empresa de turismo que tiene relación con Cuba".
Castro también habló del caso de dos españoles
-José Royo Llorca y José Anastasio Herrera Campo- que están
acusados en la isla de traficar con cocaína colombiana. Castro pidió
su extradición a Cuba y aseguró que serían reclamados
a través de la Interpol. |