El pie de mi padre (Planeta), de la escritora cubana Zoé Valdés, es
la novela en la que, según la autora, ha dejado ' más piel y sangre, y la más
íntima y sentimental' de todas las que ha escrito hasta ahora, y dice que no es
una autobiografía novelada. Afirma que su último libro posee 'una gran
madurez, evita el abigarramiento del lenguaje como otras novelas anteriores y
hay más reflexión en el texto'.
Valdés narra en El pie de mi padre, escrita para la colección
francesa Haute en Face y publicada ahora en castellano, una historia basada en
su infancia y adolescencia sin llegar a ser una autobiografía novelada. 'En el
texto se aborda la relación con mi padre y con mi madre, pero no es
directamente mi vida, ni tampoco un retrato fiel de esos tiempos'. La autora
cubana asegura que escribir esta novela ha resultado 'doloroso', pero añade
que, por su vida de exiliada, tiene más recuerdos de lo que fue su infancia.
'En el exilio florecen con gran fuerza los recuerdos infantiles. Sin embargo,
mis últimos años en Cuba los veo bastante borrosos', asegura.
El nombre de la protagonista de la novela, Alma Desamparada, está
relacionado con el de la autora, Zoé Milagros Valdés. Un personaje que vive más
con el alma y es una niña totalmente desamparada. En el libro, la protagonista
desea intensamente ser un hombre, deseo que compartió la escritora cuando era
adolescente. 'Creo que muchas mujeres hemos pasado por esa necesidad de haber
sido hombres en algún momento. Mi madre era un personaje muy especial, y
siempre estaba diciendo que necesitaba un hombre, a poder ser millonario, y yo
deseaba ser ese hombre que la hiciera feliz. Mi relación edípica fue con mi
madre. Yo no quería ser la hija de una madre, sino el hombre que hiciera feliz
a mi madre. Creo que eso, cuando uno tiene siete u ocho años, puede provocar
momentos muy tremendos y al mismo tiempo muy cómicos. Yo sentía una gran
rivalidad con los enamorados de mi mamá, porque siempre pensaba que había
alguien más importante que yo'.
El mundo infantil y adolescente de Zoé Valdés estuvo rodeado de mujeres
-abuela, madre y tía-. 'En un momento de mi vida, lo que deseaba era llegar a
mi padre, lo necesitaba. Hasta que lo conocí. Yo era una niña muy pobre, y no
era triste por ser pobre, sino porque no vivía de la manera convencional de
otros niños'.
Asegura sin titubeos que la relación con su padre ha influido en sus
relaciones con otros hombres. 'De alguna manera uno repite los modelos con los
que ha vivido. Mi abuela, mi madre y mi tía tenían conceptos de vida muy
diferentes y me han influido mucho'.