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 Treinta y cinco primaveras
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A Onix.-

Un día, cuando broten de nuevo los tulipanes,

finalizará el hechizo. Dejaremos de ser piedras,

no tendremos que ocultar nuestro amor.

Jade.

 

 

Capítulo 1.- Orígenes.

Las gotas rompían violentamente contra los cristales de las ventanas, eran gotas gigantes, cada una de ellas dibujaba algo diferente, muchas figuras simultáneamente, una batalla entre abstractas y naturales. Todas se borraban de la misma manera que lo hacía su mente.

La lluvia le gustaba, pero aquí esas gotas caían y él no las sentía. No disfrutaba esa lluvia silenciosa y apartada del mundo, prefería aquella producida por las grandes y espontáneas turbonadas de su tierra. Aquellos repentinos chubascos siempre fueron vulgares, chusmas, bullangueros, se vivían intensamente. Tenían mucho de embriagador, una magia que todo los pobres adoraban cuando caían sobre sus tejados de zinc.

Todo se oscureció de repente cuando comenzaron a caer las primeras gotas, aquella situación lo obligó a encender las luces del cuarto para continuar escribiendo. Los fines de semana disfrutaba hacerlo, sabía que la vida era corta, se daba cuenta que en la medida que pasaba el tiempo, se le olvidaban muchas cosas y no quería perderlas como aquellas figuritas dibujadas por el agua. Se resistía a ser como los otros, deseaba dejar algo para los que llegaran después de su partida, siempre condenó a los de memorias vagas. Para Jade no existía nada más importante que recordar y luego compartir esos recuerdos con la gente, no le interesaba mucho con quienes fuera, solo quería que nada de lo vivido se perdiera entre estéreos, láseres y todas esas cosas de la vida moderna.

En el alero de la ventana retozaban varias palomas, siempre vivieron allí, otras lo hacían en un hueco que hay en el techo del pequeño patio, nunca hizo nada para expulsarlas, aquellos hermosos animales no lo abandonaban ni en los más intensos inviernos. Soportaban temperaturas muy bajas, no se podía explicar aquella resistencia cuando el termómetro bajaba los cuarenta. Miró a sus fieles amigas y su vista se extendió por toda la cuadra.

En la esquina de la izquierda el parque comenzaba a ponerse verde, ya habían llegado esas aves que nos visitan todos los años, las escandalosas gaviotas que despiertan a todo el mundo por las mañanas y otros pájaros que han volado miles de millas para llegar hasta aquí en busca de comida, tranquilidad para hacer sus nidos. Luego, cuando llega el frío, parten nuevamente con sus críos por el mismo camino que recorrieron. Jade quería buscar alguna similitud entre él y la de aquellas aves pero nunca las halló, él llegó por razones parecidas, aquí organizó su nido, trajo a sus pichones y ahora ellos se estaban reproduciendo, pero no podían regresar cuando llegara el invierno.

Este año las gaviotas habían arribado el 17 de Marzo, todos los años se adelantaban unos días, el barrio completo disfrutaba el alegre espectáculo que ellas brindaban. Sobrevolaban juguetonas alrededor del parque llamando la atención de todos con sus agudos chillidos. Indudablemente había comenzado la primavera, otra más para sumar a su almanaque.

Los árboles tenían sus botones a punto de estallar, pero el césped siempre se les adelantaba, ya estaba totalmente verde y dentro de esa agradable verdura, se distinguían los tulipanes, las primeras flores en abrirse para dar alegría a nuestro paisaje. Jade disfrutaba con esas cosas tan pequeñas que hacen felices a los hombres, siempre se preguntaba lo mismo; ¿Por qué no los tuve en mi tierra? Luego se contestaba para consuelo, esta es mi tierra, es la que siempre soñé, entonces no lo invadía la nostalgia, todo lo contrario, olvidaba y sentía un gran alivio en su alma, como si nada hubiera sucedido, el pasado se iba borrando con increíble velocidad, por eso escribía.

La gente corría bajo sus pies, aquellos indios con todos esos metros de tela enrollados en sus cabezas, algunos niños mojándose y desafiando un fuerte resfriado. Detrás, alguna que otra negra con vestidos de mil colores chillones y cubriéndose el peinado con una sombrilla, o amarrándose un pañuelo sobre la cabeza para que el viento no le robara la peluca. Unas veces negra, otras veces rubia y aquello le producía risa; ¡Qué raro se mira una negra con una peluca rubia! Se decía, pero no dejaba de disfrutar de esas curiosidades que le brindaba este barrio.

Cayó un rayo quien sabe donde, era algo raro, desde que vivía en este país las tormentas eran mudas. En varios años solo había notado algunas como las que se producían en su tierra, con todos esos relámpagos intermitentes, acompañados de esa rara sensación de bombardeos. Pero fueron muy raras las oportunidades y casi siempre se sentían levemente por la insonoridad de las viviendas. Por eso, cuando cerró las ventanas quedó atrapado en otro mundo, muy distinto al de él. Sin poder evitarlo, aquella agua cayendo en torrentes lo transportaba a muchos sitios de su pasado. Aquí veía a los muchachos jugando bajo ella, pero eran juegos muy peligrosos, la lluvia era distinta, muy fría y unas veces acompañada de hielos. Allá era agradable, refrescaba la sofocante atmósfera, luego, el vapor que despedía la tierra constituyó algo especial para él. Esos olores eran diferentes en todas partes, no era el mismo en la ciudad al del campo, no era igual el que se respiraba cerca de la arena de la playa al de la tierra colorada y menos aún al del asfalto hirviente del medio día. Entonces entraban deseos de bañarse debajo de esa lluvia, aquí el instinto te obliga a protegerte, sabes que un fuerte resfriado significa mucho, pérdida de varios días de trabajo y por consiguiente de dinero.

La lluvia le recordaba su tierra, aquí era muda y nunca la experimentó igual, pero allá era de una sonoridad tremenda. En casa de los pobres la lluvia es un sedante que adormece rápidamente cuando cae en techos de zinc, fibrocemento, papel de techo, encima de las tejas y hasta en los bohíos. Es inexplicable el poder relajante de esa lluvia que pone a dormir a la familia entera. Que provoca los deseos de hacer el amor, donde los gemidos son opacados por esa majestuosa sinfonía producida por el agua y todo esto lo recordaba Jade sin que nadie se lo pidiera. Era maravilloso el efecto de esa lluvia sobre sus sentidos, pero se daba cuenta que en la medida que pasaba el tiempo perdían interés para él. Los sentía como algo agradable que pasó en su vida, pero que cada día se hacían menos indispensables para poder vivir, estaba perdiendo el valor de la nostalgia y el pasado se encontraba cada día más lejos.

Cuando amainó un poco tomó una sombrilla y bajó hasta el pequeño mercado que se encontraba en la esquina derecha, ya lo conocían. Iba directo hasta las neveras y seleccionaba la cerveza de su gusto. En la caja se encontraba ese día una señora griega de unos cincuenta años, de unos ojos azul celeste muy bellos. Siempre lo recibía con una sonrisa y le hablaba mirándolo directamente a los ojos, cada vez que se encontraba con ella pensaba lo mismo, tuvo que ser muy hermosa de joven, no perdía la oportunidad que ella le ofreciera para mirarle las piernas. Tuvo que ser codiciada por los hombres, lástima que tiene a un sanaco de marido. Pagaba y se retiraba, entraba en otro mercadito de un guyanés, donde siempre intercambiaba algún chiste con el hombre. Por último llegaba a la panadería donde compraba el pan acabado de hacer, le rompía la punta y regresaba nuevamente al punto de partida, ya había escampado.

Se dirigió hasta la cocina para colocar la cerveza en el refrigerador y no pudo evitar mirar por la pequeña ventana. Su apartamento se encontraba perpendicular a un corredor que existe entre dos columnas de edificios de unos cien metros de largo. A ambas bandas de ese corredor, hileras de patios que dentro de muy poco darían la impresión de estar ardiendo. Las grandes humaredas llegarán hasta el suyo con agradables olores a distintas carnes, chorizos, butifarras, etc. ¿Por qué no pudo ser así en mi tierra? Siempre se preguntaba. Allí estaban las largas tendederas y nadie sentía temor a que le robaran la ropa, todos vivían tranquilos, indios, negros, griegos, latinos, cada cual disfrutaba de sus músicas, sus comidas, sus religiones, sus modas, sus tradiciones, sin que nadie los molestara; ¿Por qué no pudo ser así en mi tierra? Siempre se preguntaba.

Después de abrir una cerveza puso un poco de música, le gustaba escribir así, oyendo música, ese día seleccionó tres discos de Yanni. Repasó todo lo que había escrito hasta que comenzó a llover, entonces dio rienda suelta a su teclado.

........ Manuel regresó sobre sus pasos y otra vez en la acera, caminó en sentido contrario a la del camión, cruzó la calle y entonces muy despacio fue caminando, mientras su mente regresaba al año 1967. ¡Coño!, Por aquí vivían unas amistades de Luis, Pancho y Jade, recuerdo muy bien que era una casa, en cuyo portal ellos disfrutaban de unas agradables tertulias con sus dueños. Ya recuerdo, era aquella que tiene el 312, déjame caminar otro poco para verle la cara a la gente. Son los mismos, pero como han envejecido. No tiene sentido que los salude, ellos solo me vieron en una oportunidad en la cual llegué con los muchachos. Sigo caminando hasta la esquina, me parece que por allí vivían otros muchachos de esa época, ya recuerdo, en aquella casita vivía una chamaquita que era muy blanca, creo que ellos la llamaban Onix.......

Al escribir ese nombre se detuvo, fue como si recibiera un terrible impacto en su corazón. Tomó el vaso de cerveza y se dirigió nuevamente hasta la ventana, allí continuaban las amigas palomas en su incontenible intercambio de quizás frases amorosas, observó como el macho inflamaba su buche, lamentaba no comprender aquel idioma. Su vista se perdió nuevamente en el vecindario pero ahora no veía nada, solo figuras que se movían bajo su mirada perdida.

¿Por qué me acuerdo de ella?, ¿por qué debo tenerla presente a cada rato?, ¿no fueron suficientes todas mis aventuras en esta vida?, ¿fue ella una aventura? Entonces no la recordaría tanto, ¿por qué recordarla si nunca le di un beso? No recuerdo su olor. ¿Será tan puro el amor que un día sentí por ella? Amor de chiquillos, sonrió mientras le cruzaban todos estos pensamientos. Absurdo, se respondió de pronto, Jade había sido un gran aventurero amoroso, sin embargo, le asombraba no recordar a esas decenas de mujeres que pasaron por su vida, y que fuera precisamente el nombre de Onix el que se aferrara a su memoria.

Nunca imaginé que aquel amor juvenil pudiera sobrevivir la infranqueable barrera de tantos años transcurridos. Tuve que haberla amado mucho para que perdurara tanto tiempo en mi corazón, dudaba.

Bebió y su mirada se dirigió al pequeño parque, los árboles eran pequeños como él, sin embargo, hoy se le antojaban grandes y frondosos, con varios bancos donde los jóvenes se decían algo tal vez tonto pero sublime. Lo embriagaba la idea de ese viaje en su memoria, ahora la recordaba con su uniforme escolar, blanca como la vía láctea, tímida, esquiva, graciosa, tanto, tan graciosa que lo arrebataba. Comenzaba a recordar de nuevo los motivos que justificaran conservarla tanto tiempo en su memoria. Ahora recuerdo, se decía mientras permanecía con la vista fija en el parque, ella pertenece a ese amor tierno ajeno a cualquier tipo de vicio por la carne, creo que fue algo de una pureza sin par luego desaparecida, volátil. ¿Por qué la perdí entonces coño? Se enojaba con solo pensar en eso, había recobrado totalmente la memoria en ese viaje relámpago contra el tiempo. La amé, no tengo dudas de ello, esto debe ser una prueba del destino, tal vez un castigo. ¿Qué será de ella? ¿Estará viva? ¿Cuántos hijos o nietos tendrá? ¿Continuará siendo igual? ¡Claro que si! Ningún árbol puede cambiar su madera.

Jade regresó al mar, allí ejercitó aquello que hoy considera un don, la memoria. Tantas horas gastadas con la mirada perdida en un azul que se extendía en muchas oportunidades hasta el cielo, y donde, cuando la soledad del alma lo invadía en aquellas locas aventuras, los recuerdos le daban fuerzas para seguir viviendo. Onix estuvo allí, viajó muchas veces con él y todo parece indicar que desembarcó en su último puerto, está viva, se dijo a modo de consuelo.

Fue hasta el refrigerador y sacó otra cerveza, regresó nuevamente a la computadora y se colocó los audífonos para alejarse del mundo de los vivos y continuar en el de los recuerdos. El teclado continuó su sordo movimiento, ahora con una pequeña dosis de amor por lo que estaba escribiendo.

Gastó horas sentado con la única finalidad de darle culminación a ese trabajo, sintió como siempre un gran placer cuando mencionaba a seres queridos en ellos. Para Jade, era una simple manera de rendirle tributo a aquellos seres a los que de una u otra manera había amado en la vida. En todas sus historias buscaba el motivo apropiado para usar sus nombres.

Cuando hubo finalizado y como era su costumbre, lo firmó le puso la fecha, 26 de Mayo de 1999.

Capítulo 2.- Silencio.

Jade no esperó mucho tiempo, una vez terminado el trabajo y sin revisarlo lo difundió por muchos lugares de la net, foros, páginas y a su lista personal de amistades. Luego, si no existía premura se tomaba un breve descanso y analizaba las críticas de amigos y oponentes. Ganaba experiencia con todo este intercambio de opiniones. Jade nunca había participado en taller literario alguno, sencillamente no se consideraba escritor, lo hacía por placer y necesidad a la vez. Deseaba trasmitir algo útil a sus descendientes y nuevas generaciones, casi todos sus escritos estaban estrechamente vinculados a la vida del ciudadano común de su isla.

La vida para él continuó sin muchos cambios, se levantaba muy temprano en la mañana y ponía a calentar la leche en el microwave, mientras encendía el televisor para ver el parte meteorológico y escoger la cantidad de ropa con la que debía cubrirse. Luego de ver el parte se dirigía al baño para asearse. En este tiempo sonaba la alarma del equipo, retiraba la leche y colocaba la comida del almuerzo. Llenaba el termo de café con leche al estilo cubano y se preparaba la mesa para desayunar en lo que continuaba vistiéndose. Colocaba refresco, alguna gelatina o yogurt dentro de un pequeño bolso preparado para mantener frío esos productos, lo cerraba y colocaba dentro de su mochila. Todos los movimientos los realizaba con calculado sincronismo diario, sabía que solo unos segundos podían significar la pérdida del primer autobús y prefería llegar dos minutos antes a la parada aunque la temperatura fuera de – 50 grados Celsius. Así transcurría su vida diariamente, viajando de autobús a metros y autobús nuevamente para llegar una hora después a su trabajo.

Muchos de sus amigos le preguntaron siempre por qué no se compraba un auto, Jade les respondía risueño; << Porque la vida para mí perdería muchos encantos. Yo viajo con los ojos muy abiertos mirando cada detalle que me brinda el paisaje, rostros, sonrisas, traseros, tetas, árboles, vestimentas, gestos, niños, parques, aves, todo. Yo viajo mirándolo todo y buscando una similitud con restos del pasado. Es precisamente aquí donde nacen todas mis historias, surgen espontáneamente, después las voy preparando mentalmente mientras trabajo, el tiempo transcurre increíblemente rápido, muy veloz y no siento las duras jornadas. Cuando finalmente decido sentarme frente al PC ya todo está cocinado, solo falta darle un poco de imaginación. Si dejara de hacerlo creo que perdería un poco de esa magia que me obliga a escribir. Además, si no hiciera esto creo que me sentiría vacío para escribir sobre algo, no lo haría nunca si no naciera esa inspiración para hacerlo. Viajando en un auto debería tener todos mis sentidos puestos en función del tráfico, supongamos que no sea complicado y hasta viaje disfrutando de la música de mi agrado, no es igual, no tienes tiempo de viajar pensando o soñando en todo caso como yo hago frecuentemente. Al llegar a la casa todo se convierte en lo mismo, pasos medidos, tiempos cronometrados, sexo planificado, en fin, muy poco espacio a lo fortuito y casi nulo a las sorpresas, sencillamente, una monotonía criminal para el ser acostumbrado a una vida activa>>.

Jade rechazó ofertas de autos regalados en varias oportunidades, era un tipo tan sencillo que muchos de sus lectores no se lo imaginarían así. Una persona desprendida y sin intereses que lo esclavizaran por lo material, nunca le faltó un centavo desde su llegada a este país porque emprendía cualquier tipo de trabajo. Si tenía dinero era feliz, si carecía de él era feliz también, solo lo preocupaban las deudas de gratitud, trataba por todos los medios posibles de no contraerlas por considerarlas impagables como la deuda externa. No lo hacía por ingrato, prefería evitarlas por una cuestión de orgullo personal.

El tiempo transcurría en silencio como su vida misma, los hijos se casaron y partieron en ese viaje que impone la vida, ya no eran cachorros a los cuales los cubanos se empeñan en prolongar los mimos y cuidados. Jade se quedó solo con su esposa y en la medida que ese tiempo avanzaba, el silencio hacía compañía de ellos. Hay momentos en la vida donde la compañía de tantos años agota el diccionario y se cae en un vacío muy profundo que muchos seres no saben saltar, puede ser un abismo.

Ocurrieron muchas cosas importantes en ese tiempo, Jade escribió cuentos que arrancaron lágrimas y risas. Lágrimas que en oportunidades se derramaron frente a un PC mientras se presionaban teclas, porque increíblemente y aunque muchas personas no lo crean, el autor siente lo que escribe y sufre cada letra, cada oración, cada párrafo, cada historia. Bueno, eso ocurre solo cuando no se escribe por simple vanidad.

Jade escogió a Miami para esperar el advenimiento del nuevo siglo, nada mejor para él que no podía regresar a su tierra. Precisamente en ese viaje y durante una cena con amistades cibernéticas, conoció a una pareja oriunda del pueblito donde vivió Onix. Casi entre súplicas les pidió que lo contactaran con aquellos seres por los cuales sintió cariño. La vida continuó y Jade regresó al Canadá, increíblemente extrañaba a esta tierra como la suya, bueno, ya no sentía lo mismo por aquella que lo vio nacer y en la medida que pasaba el tiempo se identificaba mucho más con ésta.

Durante una gran tormenta de nieve ocurrida el 12 de Diciembre del 2000, su hija lo llama al trabajo y le dice;

-¡Fíjate, no te alteres! Ya tu nuera está ingresada con los dolores de parto.-

-¿En cual hospital?- Solo alcanzó a preguntar en medio del nerviosismo.

-En el de los Judíos.- Respondió su hija.

Jade partió en medio de la tormenta desesperado, el corazón se le quería escapar del pecho y no recuerda que aquella emoción fuera tan fuerte, como en la oportunidad del nacimiento de su hijo. Se equivocó de hospital y caminó desesperadamente unas doce cuadras inundadas de nieve para asistir al nacimiento de su primer nieto. Al llegar, alcanzó a oír su primer llanto, Jade estaba muy nervioso, nadie sabe el significado de ese momento, por su mente pasaron velozmente millones de pensamientos, pero solo una era importante para él. Esta es mi continuidad, germinó mi árbol, a duras penas contuvo las lágrimas de alegría viendo la llegada de su Principito.

Ocurrieron muchas cosas importantes para la humanidad, no para él que en Julio del 2001, se mudó de aquel barrio al que todos sus conocidos optaron por llamar Bombay. De verdad que llegó a convertirse en una provincia de la India, pero Jade siempre trataba de encontrarle encantos, bueno, si los encontró en barrios bajos de La Habana aquí no pasaría mucho trabajo para ello.

Su nuevo cuarto dispuesto como oficina, poseía una ventana a su espalda que no daba a ningún lugar, solo a la pared del vecino. Lo habían privado de aquel mirador donde disfrutaba el incesante paso de seres de distintas regiones y credos, con diferentes vestimentas, colores y olores, músicas, andares típicos, en fin, ganó en el barrio y tranquilidad pero añoraba su gran ventana. Quedó atrapado en cuatro paredes , su buró, la pecera al lado izquierdo, algunas plantas ornamentales y el corral del nieto a la derecha. Aquella situación exigía mayor uso de la imaginación para escribir algo, Jade se encontraba encerrado en otra pecera.

Algo rompió su tranquilidad, no solo le ocurrió a él, su ira dio rienda suelta sobre el teclado cuando el ataque a las torres gemelas. La noticia la recibió trabajando y viajó con su esposa, hija y amistades hasta la cúspide de ellas. Todo su dolor lo derramó en líneas que pronto difundió por toda la net. Luego volvió el silencio. Jade decidió publicar su primer libro y ello requirió de un sacrificio extra.

 

Capítulo 3.- Apareciste así.

El invierno había sido generoso, uno de los mejores en diez años en esta tierra, solo hubo necesidad de limpiar las calles en dos ocasiones, tuvo que haber sido un record histórico. La primavera no fue tan bondadosa, no paraba de llover y las temperaturas se negaban a subir como en otros años. Jade no podía desprenderse de alguna camisa de mangas largas de lana o corduroy para ir a trabajar, otros seres cargaban abrigos aún.

Una tarde y regresando del trabajo, esperaba el autobús en la avenida Perras, por esas cosas de la vida y cuando no le quedaba nada por observar miró al cielo. Volaban bandadas de gaviotas desorganizadas y bulliciosas, siempre han sido así de locas, pensó, eran seguidas por escuadras casi militares de patos. Las gaviotas deben ser caribeñas, pensó de nuevo. Le llamó la atención la arribada irregular de las aves, recordó que años atrás habían llegado un 17 de Marzo, el año anterior lo sorprendió esa arribada en un viaje a Ottawa, hoy era 11 de Marzo. Las siguió largo rato con la vista, dedujo que algunas de ellas se dirigirían a su antiguo barrio, lamentaba no encontrarse allí en aquellos momentos para disfrutarlo como todos los años pasados. Llegó el autobús y se olvidó de aquellas extravagantes gaviotas, se colocó sus audífonos para consumir el viaje oyendo música, eso lo sacaba de este mundo por minutos, miraba hacia todos lados, unas veces con la mirada perdida.

Los días sucedieron indiferentes, unos bañados de agua y otros fríos, los fines de semana Jade tenía su acostumbrada botellita de invierno, entre traguitos escribía parte de sus historias. Cuando llegaba el verano cambiaba la dieta, después de trabajar horas extras pasaba por un pequeño mercado y se compraba una docena de cervezas. Nada cambiaba, su mujer se adaptaba increíblemente al rol de abuela, Jade no renunciaba a su papel de soñador y aventurero.

Uno de esos días cargados con la cuota de monotonía a la que estaba acostumbrado, y sin romper las silenciosas reglas por él establecidas, después de quitarse las botas antes de entrar a la casa, pasó por su cuarto oficina y prendió la computadora. Luego iba directamente a la cafetera y la conectaba mientras sacaba todos los cacharros de la mochila. Miró por la ventanita de la cocina y observó a una preciosa pareja de Cardenales posados donde él les colocaba alimentos, el recipiente se encontraba vacío y les pidió disculpa mentalmente. Tengo que ir a comprar otro saco, pensó, muy pronto llegarán los Mayitos. Tenía la costumbre de regresar nuevamente a la computadora en lo que la cafetera realizaba su función. Hacía click en el botón de Outlook y observaba como recibía los mensajes acumulados durante el día. Por lo general recibía una cantidad superior a los veinte diariamente, casi siempre se levantaba en lo que el Outlook recibía su correspondencia. Regresó nuevamente a la cocina, ya la cafetera comenzaba a colar y su vista se dirigió nuevamente al patio. Terminó de aplicarle vapor al café para hacerlo espumoso, luego, se sirvió en una pequeña tasa al estilo cubano. Bebió un poco, lo suficiente para evitar el molesto desvelo, prendió un cigarrillo y después de tomar un cenicero limpio regresó a su escondite, ya la computadora había cargado todos los mensajes del día. Colocó cuidadosamente el cenicero en el poco espacio libre sobre el buró y se sentó.

Su mirada se dirigió inmediatamente hacia el origen de cada mensaje y el asunto que trataban, uno de ellos lo detuvo, por momentos no deseaba creer lo que leía, sencillamente lo consideraba imposible, se puso muy nervioso ante aquel mensaje y no lo abrió. Se levantó nuevamente sin retirar la vista de la pantalla, fue hasta la cocina y sacó un vaso del estante. Buscó donde su esposa había guardado la última botella de ron y se sirvió un trago triple, agregó hielo y cola.

Con el vaso temblando en su mano regresó nuevamente a la computadora, se sentó aún nervioso, no tenía valor para abrir aquel mensaje.

-¡Dios mío, no puede ser!- Exclamó Jade mientras acercaba el vaso con licor a sus labios, su vista no se separaba de la pantalla del ordenador, puso el vaso sobre el buró y esperó un poco, el suficiente para disminuir el temblor de sus manos. Su mente viajaba velozmente mientras leía el asunto de aquel mensaje, muy poco decía y mucho; Onix de Antillas.

Cuando logró serenarse accionó el mouse sobre aquel inesperado mensaje.

...... Hello Jade.-

No sé si te suene mi nombre, hace un tiempo leí algo de lo que escribiste sobre Antillas, yo soy Onix. Traté de comunicarme contigo pero todos los mensajes me eran rebotados. Hace unos días vi que le brindabas tu dirección a otra persona y por eso te escribo. Dime si eres tú.

Disculpa la molestia.

Onix.

Jade leyó aquel mensaje una y otra vez, debieron ser cientos las veces que repitió aquella operación. Lo leía al derecho y al revés, lo repetía y no salía de su asombro.

¿Cómo puede ser tan tonta? ¿Cómo puede preguntarme si me suena su nombre? ¿No se da cuenta que precisamente la mencioné en uno de mis cuentos? ¿Pudo pensar que la olvidé? Dios mío, no puede ser cierto, han pasado tantos años que no lo creo. ¿Onix?

Sin reponerse del nerviosismo se dispuso a contestarle inmediatamente, la felicidad invadió su corazón inesperadamente, algo extraño experimentó entonces, algo muerto hasta su repentina llegada renació sin explicaciones.

Hola Onix...

No puedes imaginarte la tremenda sorpresa que he sentido al recibir tu mensaje. Hace unos años viajé a Miami y me encontré con una sobrina de la esposa de Manuel. Por esas casualidades de la vida, mencioné al pueblo de Antillas y el esposo saltó. Le pregunté si conocía al querido viejo Manuel y mira la casualidad. Les pedí que me pusieran en contacto con cualquiera de ustedes con el propósito de saludarlos y saber de sus vidas, pero no obtuve respuesta a aquella solicitud.

Hace once años que deserté de la marina mercante en este país, si no me equivoco estudiaste en La Habana y un día pasaste por casa de mi mamá (pudo haber sido otra persona) pero por la descripción que me dio ella coincidía contigo. Espero continuar este contacto para recordar cosas del pasado.

Recibe muchos abrazos...

Jade.

Hizo click en enviar, se levantó nuevamente y fue hasta la cocina, se preparó otro trago, no se sabe por qué, Jade comenzó a soñar sin motivos. Esperó hasta que se cansó de esperar, pensó por momentos que le habían tomado el pelo, eso era muy frecuente en Internet, lo embargó la duda cuando pasaron dos días sin recibir repuesta. Leyó en varias oportunidades el mensaje recibido y su respuesta, trataba de encontrarle errores, algo que delatara una injustificada pasión por lo sucedido muchos años atrás. No lo encontró, sin embargo se dijo; << Puede que su esposo sea el que controle su correo.>> Entonces, envió otro mensaje tratando de salvar aquella para él penosa situación.

.

 

....Hola Onix.-

No sé si recibiste el mensaje anterior, si cometí alguna imprudencia en mi respuesta espero me disculpes, no pude evitar la emoción y tratarte con esa familiaridad. Luego me puse a pensar que han pasado 35 años, fue inevitable recordarlos como entonces.

Cuéntame de tu familia, ¿tienes hijos?, ¿ nietos? Yo sigo con la misma esposa desde el año 1970, tengo dos hijos y el varón cumplió 30 el 21 de este mes. La hembra se llama como la madre, trajo a su novio de Cuba y se casaron aquí pero no han encargado todavía.

Mi nieto ya cumplió el año y cinco meses, puedes imaginarte como están los abuelos con él. Lo tenemos diariamente con nosotros porque vivimos en los bajos de mi hijo, ahora estamos buscando comprar  un triplex (así le llaman aquí a tres apartamentos en la misma construcción) para vivir todos juntos.

Después de desmovilizarme del servicio militar (yo tenía 17 años), entré en la marina mercante y estuve en esa vida mundana 24 años. Nosotros éramos un trío, Pancho, Luis y yo. El primero en separarse fue Pancho que se fue de chofer a la Brigada Ché Guevara, no sé si recordarás que arrancaron desde Oriente tumbando todos los montes, como siempre andaba por el interior dejamos de verlo, luego se casó con la que era su novia en Felton y comenzaron a llegar los muchachos.

Al yo arrancar a navegar  me perdía de Cuba por meses y el tiempo en la isla era contado, joven al fin y al cabo, el poco tiempo libre lo dedicaba a las aventuras de la edad. Hice muchas relaciones por toda la isla y olvidé a las buenas amistades de la adolescencia. Pasé infinidad de veces por Antillas en guagua, sentía muchos deseos de bajarme allí, pero como te dije, el tiempo era limitadísimo.

La sobrina de la esposa de Manuel me dijo en aquel viaje que el viejo todavía estaba vivo, ¿tienes noticias de él? ¿Mantienes contacto con Mary? ¿Ella sigue viviendo en la misma casa? Me interesa mandarle una carta, no podré decirle mucho que justifique tan larga ausencia, pero me gustaría decirle que nunca los olvidé.

En la medida que pasó el tiempo me sobraron los amigos, bueno, en realidad no eran tan amigos y sabes que allá es muy difícil considerar a una persona así. Creo sin temor a equivocarme que las amistades más sanas que tuve en mi vida fueron ustedes.

Dime si puedo mandarte fotos de mi familia por esta vía y si es posible, mándame la dirección correcta de la casa de Manuel, yo recuerdo que era Martí 129, pero no sé si lleva algún código postal.

Bueno, espero no me dejes con tantas interrogantes.

 

Saludos..

Jade.

Un poco más aliviado con el segundo mensaje, consideró que no dejaba espacio a un injustificado celo. Sintió mucho más interés en saber por la vida de una persona considerada muerta hasta aquel mensaje. Se resignó sin muchas esperanzas a esperar.

 

Hello  Jade.-

En el mismo momento nos estábamos escribiendo, no cometiste ninguna

imprudencia y lo mismo me pasa a mí. Sentí mucha emoción al recordar aquellos tiempos,

tantas cosas que se quedaron sin decir, en verdad te busqué pues necesitaba hablar o disculparme, me porté como lo que era, una niña malcriada contigo. En fin, ya nos volveremos a ver para compartir todo y recordar cosas de la juventud.

Saludos a tu esposa e hijo, chao, te escribo más en estos días.

Onix.

Aquel mensaje le trajo mucha tranquilidad a su alma, al menos comprendió que no había metido la pata, realmente no lo había hecho, pero conociendo a los cubanos, una sola palabra mal dicha podía condenar a cualquier ser humano. Acto seguido leyó la respuesta que ella le había enviado casi simultáneamente.

Hello Jade...

No sabes la alegría que me dio ver tu respuesta, disculpa si no te había contestado, pero como tú, también yo tuve mi primer nieto. Bueno, para mí es mi nieto pues yo crié a mis sobrinas, mi hermana murió cuando ellas dos estaban chiquitas. Cuando me contestaste estábamos de hospital.

Bueno, te voy a contar ante todo como supe de ti, no lo vas a creer. El hijo

de Manuel, (Manuelito) que es el más chico de sus hijos se ganó el sorteo de visas. Vino con

su esposa e hijos , bueno, un día él estaba navegando en la computadora y vio tu escrito

donde hablaba de su padre y demás personas conocidas de Antillas. Se interesó y

enseguida regó la voz. Así fue que pude entrar y lo leí, traté de comunicarme contigo

pero no pude. Entonces, el día que te escribí vi tu dirección en aquella página, se la dabas alguien que quería comunicarse contigo y me dije; <<Lo voy a intentar y ya vez, lo logré>>.

Manuel no vino nunca a vivir, de visita si ha venido, no hace tanto estuvo

con Rosa su esposa , ¿te acuerdas de ella?  Te digo esto pues hace tantos años. Mary bien, se casó y tuvo una niña que también se casó, muy bonita y buena le salió. Mariela,

la otra hija de Manuel también se casó y tuvo dos hijos, hombres ya también. La otra hija

Isabel es la mayor, lo último que supe es que se había divorciado (no es chisme solo te estoy actualizando). Todos ellos en Cuba  excepto el hijo. De Roberto y Diana puedo decirte vinieron en el 80 por el Mariel. Sabes que los padres de Roberto estaban aquí. La mamá, que era la hermana de Manuel murió hace años, bueno, después de la muerte de ella empezaron mal sus relaciones, hasta que un día Diana decidió divorciarse, ahora cada uno por su lado.

De mí te diré que estudié Veterinaria en la Habana, terminé toda la teoría,

después tenía que hacer la práctica y te cuento que me mandaron para Camaguey. En eso

mi mamá se enfermó y murió. Como no quise ir me castigaron y no me pude graduar,

pues me dijeron que yo había firmado un papel donde se decía; que sería ubicada donde la revolución me necesitara. En fin, las cosas increíbles que pasan allá en ese infierno, renuncié a eso y estudié economía. Trabajé en eso un tiempo, en el 77 me casé y en el 80 mi esposo vino para acá,  a mí no me dieron la salida,  empezó entonces la lucha por salir. En el 87 me fui a Costa Rica donde estuve un año, después pasé a México donde estuve también un tiempo. Pasé como mojada el Río Grande y aquí estoy, tres años después me divorcié porque las cosas no funcionaron.

Mañana o pasado te sigo contando, espero seguir comunicándonos, pues todavía

hay muchas cosas que no te he dicho. Yo también llego del trabajo después de las 5 pm

mi teléfono te lo doy al final de la presente, dice mi hijo que le da lastima contigo por tener que leer esta carta tan larga, yo sé que no, pues a mí me dio tremenda alegría saber de amistades tan queridas.

Saludos a todos los tuyos y recibe abrazos. Onix.

Esa noche se acostó cargado de ilusiones, no sabe la razón, pero el sueño lo venció pensando en ella. Desde muy temprano su mente fue conectada con los pensamientos de la noche anterior, su recorrido continuaba siendo el mismo, un poco más agradable por la música. No paraba de llover y las temperaturas se mantenían bajas. Durante toda la jornada se mantuvo silencioso en el trabajo, todo el que pasaba junto a él le decía algo, respondía con una sonrisa y se sumergía nuevamente en sus dulces pensamientos. La gente se daba cuenta, no se preocupaban mucho porque él no les negaba el saludo. Su jefe le pidió quedarse a trabajar dos horas más y Jade rechazó la oferta. <<Que ni lo piense, de ahora en adelante solo me tendrá los sábados.>>

Llegó como de costumbre unos minutos antes de las cinco y repitió los pasos acostumbrados. Se acercó hasta la computadora y revisó sus mensajes, no había ninguno de ella, sintió el agradable olor a café. Fue leyendo y borrando todos los mensajes, su mente estaba en un solo sitio, esperaba a que fueran las cinco y media para encontrarse con ella, el nerviosismo lo invadió nuevamente. Marcó su número de teléfono sin esperar el angustioso avance del reloj, faltaban diez minutos.

-¡Hello!- Dijo una dulce voz.

-Buenas tardes.- Dijo con la timidez de un muchacho.

-Si, buenas tardes.- Respondió aquella agradable voz.

-¿Es la casa de Onix?-

-Si, es su casa.-

-¿Ella se encuentra?-

-Es la que habla.- Su corazón lo traicionaba y el nerviosismo podía sentirse no solo en Miami, la tierra temblaba bajo sí. No se había engañado, aquel timbre de voz tan agradable no sufrió muchos cambios a pesar del tiempo transcurrido.

-¡Muchacha qué sorpresa! No puedes imaginarte por un solo instante la alegría que tengo. Ella habló al mismo tiempo que él y sus palabras chocaron por el camino, indudablemente se encontraba nerviosa también.

-¿Cómo voy a imaginar que sea precisamente el hijo de Manuel, quien encontrara ese cuento?-

-Bueno, aquello fue tremendo porque enseguida llamó a todos los que mencionaste, ¿sabes una cosa?, nadie de ellos se ha olvidado de ti.-

-Yo también los recuerdo con mucho cariño, creo que ustedes fueron mis amistades más puras en Cuba. Tú sabes que la gente allá ha cambiado mucho y hoy es muy difícil encontrar a verdaderos amigos.-

-Yo soy de la misma opinión, pero te perdiste para siempre.-

-Bueno, asumo toda la culpa de ese alejamiento y no encuentro justificación.-

-No te preocupes, lo importante es que nos hemos encontrado de nuevo.-

-Claro que si, ¿sabes una cosa?, en Julio voy de vacaciones a Miami por una semana, espero encontrarme con ustedes.-

-Claro que nos veremos y hablaremos del pasado, de nuestra juventud.-

-Es increíble, mira que el mundo es chiquito, como ha pasado tiempo. Cuando te conocí solo contaba con 17 y ahora tengo 52, me imagino que debas andar por los 50.-

-Así mismo es, ¿tú recuerdas que nosotros fuimos noviecitos?.- Esto lo dijo bajando la voz hasta convertirse aquella oración en un pequeño susurro, me imaginé que lo hacía para evitar que su hijo la oyera.

-¿Crees que lo había olvidado? No lo mencioné en el cuento porque te imaginé una mujer casada y con familia.-

-Pues te he buscado muchos años, me he quedado con un cargo de conciencia terrible por aquella carta que te envié, ¿no me guardas rencor por ello?- Jade, quien conservaba muy buena su memoria, no recordaba absolutamente nada de aquella mencionada carta.

-¿Cómo crees que te voy a guardar rencor? Todo lo contrario, te he recordado con mucho cariño, ¿tú fuiste un día por casa de mi madre?-

-Si, cuando estudiaba en La Habana me llegué un día buscándote para ofrecerte mi disculpa.-

-Me lo imaginé, siempre tuve esa duda, mi madre no me dijo el nombre, pero por su descripción supuse que eras tú. Ella no le daba información a nadie sobre mí, lo lamento mucho porque yo hubiera ido por ti.-

-Yo pensé que me odiarías y eso no me dejó vivir tranquila, por eso te busqué tanto, no sabía que te dedicaras a escribir.-

-Realmente lo hago por hobby, mi trabajo es otro.-

-Yo tampoco trabajo en nada de lo que estudié allá.- Continuaron hablando alrededor de una hora, regresando en viajes frecuentes al pasado, su pueblo, amigos, la familia, temas que trataban con oculta nostalgia. Onix como miles de cubanos también había cargado su cruz, y con ella a cuesta recorrió un espinoso calvario.

Esa noche Jade sufrió un gran desvelo, amaneció y el día lo sorprendió con los ojos abiertos y sin embargo no se arrepentía, bien había valido la pena. Comenzaban a experimentarse cambios en su alma, rejuvenecía su espíritu sin que él se diera cuenta, Onix lo devolvía a la vida. Al día siguiente su mente repetía cada palabra, frase dicha por ella y su tono de voz quedó impregnada nuevamente en su memoria. Aquel amor que siempre mantuvo una pequeña llamita viva en su corazón, cobraba la fuerza de un volcán, no pudo borrarlo el paso de treinta y cinco primaveras.

Se quedó con algunas dudas y decidió escribirle nuevamente, lo haría de manera que si el hijo leyera su mensaje, no tuviera razones para dudar de su madre.

Hola Onix...

Acabo de darme un bañito para quitarme el polvo del trabajo, y como es ya casi un ritual me preparo un traguito de Havana Club con cola (aquí lo venden) pero no me acuerdo desde cuando no lo compro, los muchachos vienen y me dejan alguna botellita todas las semanas (saben que es mi único hobby aparte de escribir) Me viene muy bien porque así me afloja un poco la tensión de los dedos y le entro más fácil a las teclas ( siempre busco una justificación para darme ese traguito), marino al fin y al cabo.

Anoche comencé un cuento y ahora cuando termine contigo lo continúo, bueno, voy a eliminar los comerciales para que no me cuelgues, yo sé lo ocupada que debes estar con todo lo del trabajo, los deberes domésticos y ahora en tu función de abuela. ¿Cómo está el precioso nietecito? Espero que bien y le deseo lo mejor del mundo.

Te cuento que esto del Internet me ha dado grandes sorpresas, la última es este contacto, pero antes aparecieron muchas amistades e incluso, familiares lejanos de los cuales no tenía el más remoto conocimiento. Gracias a Dios que existe este medio, porque de lo contrario moriríamos con la duda sobre la existencia de seres a los cuales hemos querido. No todo es color de rosa tampoco, me escribe gente de todo género, desde homosexuales a los cuales nunca he condenado ni discriminado, hasta personas con problemas amorosos que han leído parte de mis trabajos y me piden consejos. No faltan tampoco los cubanos extremistas que nos condenan por haber vivido bajo el régimen cubano y aquellos que gratuitamente me odian, claro, los fanáticos comunistas. Los otros días borré 46 files con virus y continúan llegando diariamente, gracias que tengo un buen antivirus y la experiencia para que no me jodan nuevamente (disculpa el cubanismo)

Chismeando, los otros días tuve un desvelo tremendo, algo inusual a mi edad, y peor aún cuando llego tan agotado de trabajar y soñoliento.

Resulta que estuve hablando con un amigo muy querido, con el cual había perdido contactos hace muchísimos años. Una ausencia que hoy no le encuentro justificación porque yo quise muchísimo a ese amigo, pudo haber sido la inmadurez de la edad, sin embargo, sentirlo nuevamente me trasladó muy lejos en el tiempo y el espacio.

Hablando con él me mencionó una carta, debo aclararte que a través del tiempo que llevo escribiendo, hago gala de una memoria impresionante, mucha gente se asombra de ello. Para serte sincero, no me acuerdo en absoluto de aquella carta, no sé verdaderamente si la recibí y peor aún, desconozco su contenido. Es esta la principal causa de aquel largo desvelo, porque le mentí a mi amigo, lo hice para tranquilizarlo ante su pregunta de que si no le guardaba rencor por ello.

Fue una mentira piadosa para tranquilizarlo, porque mi amigo al pasar el tiempo no llegó a conocerme profundamente. Ignora que yo nunca he conocido ni experimentado la palabra odio, todo lo contrario, por donde quiera que paso dejo tras de mí una larga estela de amistades y amor.

Mi amigo me confirmó la duda que yo tuve durante muchos años, él había pasado por casa de mi madre porque cargaba algo en su dulce conciencia. Le volví a mentir al decirle que mi madre había negado en infinidad de oportunidades información sobre mí y que habían sido muchas las ocasiones que sucedieron estos hechos. Mentí porque eso sucedió solamente dos veces y yo pude identificar plenamente a las personas, era de suponer, porque yo no andaba por la isla ni el extranjero repartiendo tarjeticas con la dirección de mi madre.

Si le dije una verdad, mi madre (con la cual apenas viví desde los cinco o seis años y lo puedes constatar en mi libro) al recuperarme en apariencias, trataba de conservarme para ella, algo imposible de lograr en una golondrina.

No sé por cual razón te cuento este chisme y tal vez te aburra, pero tengo que desahogarme con alguien y te tocó perder.

Nunca me olvidé de aquel amigo, de su nombre, su apellido (que no lo mencionamos en la conversación), su casita con su portalito del cual yo nunca quitaba la mirada. Bueno, son cosas que pertenecen si se quiere a la historia, pero no a una historia cualquiera. Hoy por hoy, y creo que ha sido uno de los motivos de aquel desvelo, veo en mi madre parte de no solo la responsabilidad ante aquel doloroso abandono, Dios también la pudo haber utilizado, quién sabe. De lo que si estoy seguro es de una sola cosa, mi madre cambió el curso de mi vida y quizás por esa razón, mi libro salga con nombres y paisajes ajenos a mi voluntad. Hoy le perdono todas estas cosas como el hijo que ha ganado en madurez y experiencia, sin embargo, de no ser por ella, yo hubiera ido al rescate de aquel amigo por el que sentí un indescriptible aprecio.

Hablando con él le manifesté que iría a Miami por una semana, lo haría porque mi esposa había consumido una de las de ella en un reciente viaje a Cuba. He reconsiderado esa decisión, voy a ir a Miami por dos semanas de las tres que tengo de vacaciones, porque deseo compartir con muchos de mis amigos allá y porque necesito descansar un poco también. Quiero salir de pesca con mi primo en su lancha y bañarme en el mar, algo que no hago desde hace once años, las veces que estuve allá el tiempo no me alcanzó y estoy blanco como un pomo de leche (algo que no me disgusta)

¡Rayos! Creo que consumí el tiempo del cuento en este chisme.

Recibe muchos abrazos.. Jade.

 

Hola  Jade..

Te cuento que recibí todas las fotos menos la tuya, no me abre, lo he intentado pero nada.

Así que vuélvela a mandar, las mías se me borraron pero te prometo que te las mando en

estos días OK.

Cambiando el tema, te diré que me he cansado de leer la historia que me cuentas de tu

amigo, de verdad es un poco triste pero fue así. Pero es muy lindo que después de todo

el tiempo trascurrido se vuelvan a comunicar y contarse cosas que estaban muy  guardadas.

Yo tampoco sé por cual razón te cuento esto, a lo mejor te parezca cursi esto que te voy a

contar, pero hay un cantante que se llama José Luis Perales que me gusta mucho. Tal vez

porque soy una romántica empedernida,  pero las canciones siempre dicen algo que llegan

muy adentro. Hay una que SIEMPRE  que la escuchaba me recordaba a alguien y no

sé el motivo, me ponía triste (no es broma) y te voy a escribir la letra aunque con la música

es más bonita y dice así:

Hoy he cerrado mi ventana y he pensado en ti,

quería recordarte esta mañana,

te vi sentada en un sillón tomándote un café,

los niños correteando por la casa, me pregunté;

¿será feliz, en donde vivirá, será un hombre enamorado?,

me respondí que no porque el amor es solo flor de un día,

me respondí que no porque lo nuestro no lo olvidaría,

porque no es fácil olvidarlo todo,

el ruido de la lluvia me aparto de ti y me he quedado solo.

No sé por qué cuando estoy solo te recuerdo aun,

será que el vino excita la memoria,

como bien sabes me case ahora,

soy feliz los niños correteando por mi casa,

pero ya vez, no se porque hoy me acorde de ti y quise imaginarte enamorada,

me respondí que no porque el amor es solo flor de un día,

me respondí que no porque lo nuestro no lo olvidaría,

el ruido de la lluvia me aparto de ti y me he quedado solo.

Dime si no es linda esa letra, no me vayas a vacilar, a mí me gustó y lo quise compartir

contigo.

Abrazos  Onix.

Hola Muñeca...

La canción tiene una letra muy bella, dime cuál es el título del disco para tratar de comprarlo. A veces hago cosas cursis también, casi siempre cuando hay un motivo que me mantiene la mente muy ocupada. Esto se me ocurrió anoche pensando en este encuentro, se lo envié a una amiga mía que escribe poesías y sabes que me contestó, te prefiero con tu verdadero estilo de decir las cosas. Hablar de amor es muy difícil, me dijo ella y se lo creo, en fin, esto no es para publicar, es solo para ti.

Besos..

Jade

 

 

 

""" COMO RECORDARLA """

 

Un día un amigo me preguntó;

-¿Cómo lograste recordarla después de tanto tiempo?-

-Muy fácil.- Le respondí. -Solo te tienes que ejercitar.-

-¿Crees que dé resultado?- Insistió.

-Por supuesto que si.- Le contesté convencido.

-¿Puedes ayudarme amigo? No quisiera perderla.-

-Comencemos entonces, imagina que estás en el mar,

que pasas días, semanas y meses,

donde el silencio solo es roto por la brisa,

bautiza con su nombre a cada ola.-

-Pero el día que el mar esté en calma la olvido.-

-Entonces, ponle su nombre a los delfines.-

-Y cuando ellos no aparezcan, la olvido de nuevo.-

-Debe existir alguna gaviota, su vuelo es bello.-

-No las veré de noche y la olvidaré.-

-La recordarás te lo aseguro, ¿no tienes el firmamento?,

¿Cuántas estrellas podrán llevar su nombre?-

-Con el cielo encapotado se me nublará la memoria.-

-No lo creas, te queda el sonido del viento.-

-¿Y si el buque se encuentra en puerto?-

-La recordarás aún más, ¿no existen flores y mariposas?-

-¿Y si llegara en invierno, cómo la recuerdo?-

-Muy sencillo, con cada copo de nieve.-

-¿Y si todavía no ha nevado?-

-Entra en cualquier templo y dale su nombre a una virgen.-

-¿Y si en el trayecto me quedo ciego?-

-Entonces amigo, guarda su última imagen en tu corazón,

nunca la olvidarás, si el amor que sentiste por ella es verdadero.-

 

Jade

 

 

 

Hola Jade:

Me vas a matar del corazón con tus mensajes, el poema no me parece cursi

al contrario, pues lo hiciste para mí y hasta ahora nadie me había escrito nada, eso es lo que vale, es muy bonito. Ya estoy terminando las grabaciones de las canciones que te prometí, verás que son muy lindas, creo indirectamente las escribí para ti, te van a llegar, pues tus mensajes también me llegan mucho. Ayer estaba un poco nerviosa sin verte, como será cuando nos veamos, de eso te quería hablar. No sé si estamos haciendo bien con este intercambio de mensajes y juego de pasiones. Para mí esto es algo nuevo, nunca me había pasado por la mente. Que tu esposa me perdone por todo esto y los demás también, está fuera de uno lo que estamos sintiendo, que Dios nos perdone si estamos haciendo mal.

Chao y un beso...

Onix.


Capítulo 4.- El amor a flor de piel.

Desde los primeros mensajes intercambiados y la conversación telefónica con Onix, Jade comprendió que nada de aquella bella historia de amor ocurrida durante su adolescencia, había sido borrada con el paso de toda una vida. Quedaban entre ambos muchas cosas por decir, palabras borradas bruscamente por el destino que los separó implacablemente. Aquella llamita que nunca se apagó desde el año 67, revivía ahora con el poder de un volcán. Ambos sintieron esa imperiosa necesidad de decírselo y entre ellos renació de nuevo ese amor que solo se puede consumir en novelas o películas. La vida se convirtió de pronto en un sueño, un sueño muy largo, entre el pasado y el presente, entre ambos se presentaba una barrera no muy fácil de burlar porque los años no perdonan. Jade continuaba hablando con aquella linda chica de piel extremadamente blanca, de pelo negro como el azabache y con peinado medieval, con el leve tartamudeo que aumentaba su gracia y aquel carácter tan dulce que la distinguía de sus amigas. Un torbellino de preguntas acudía diariamente a su mente, trataba de regresar en el tiempo, viajaba constantemente por su pueblo y finalizaba ante su madre con una sola pregunta, ¿por qué cambió su suerte?

 

Hola Muñeca...

Ya lo he pensado muy bien y no sé si Dios me perdonará tampoco, no creo que me preocupe mucho. Una vez te supo arrebatar de mí y si hoy te cruza en mi camino, solo él sabrá por qué lo hace. Eso sí, una vez te perdí y no estoy dispuesto a soportar una segunda, luego, si fuera necesario, y si esto que acabas de encender puede considerarse un pecado, pues me tendré que bañar en una piscina de agua bendita.

 Si creo que este intercambio de pasiones como dices, es una locura. Creo también que es muy dulce estar loco entonces, ¿lo crees tú o dudas?

 Solo pienso en este encuentro, le busco mil formas diferentes para hacerme feliz mientras llega. Deseo de todo corazón encontrarme con mi pasado y hacerlo presente, casi todos los recuerdos que guardo de antes no son tan buenos que digamos. Casualmente tú eres uno de esos que me hicieron la vida más agradable.

 Yo estoy seguro de que esto que estamos haciendo será uno de los momentos positivos más relevante de nuestras vidas, tengo esta seguridad, porque en el corto tiempo que pueda estar contigo pienso mimarte con todo el amor y el cariño que ese Dios mismo nos privó, será imborrable y de esto no te quepa la menor duda.

 No debes abochornarte por nadie, tú tienes derecho también a ser feliz.

¿Qué quiero? Decirte lo que hace tiempo no oyes y te mereces. Tal vez con ello pueda demostrarte que estás viva y no eres una lámpara o adorno de tu casa. Si lo hice infinidad de veces en mi loca vida, crees que pudiera negártelo a ti. Todo lo contrario, yo sé cuánto engrandece el alma saberse querido aunque sea un poquito por otra persona.

¿Qué quiero? Poco y mucho, solo lo que tú quieras, si deseas encontrarte conmigo y hablar, hablamos. Si deseas que te abrace, te abrazo. Si deseas que te bese, te beso. Si deseas llorar, te ofrezco mi hombro y mis consuelos. Si quieres llegar más lejos me iré gustoso en ese viaje contigo. ¿Sabes una cosa? Ya te lo dije una vez, nada de eso será por caridad, lo haría porque comparto esos deseos. Solo porque me hiere ver como te marchitas.

 ¿Soñar? No está vedado a los viejos y creo que eres muy linda todavía para dejar de hacerlo, si después temes despertar no lo hagas, sigue soñando porque la gente que no lo hace por lo general son frustradas y no creo que quieras serlo.

¿Qué quiero? Hablar y que esa conversación dure 35 años, que sea cargada de ese amor que se perdió con la ventisca de ese tiempo. Puede que me conforme con un solo beso, no lo creo, debe ser apasionante un beso de 35 años que borre canas, arrugas, dolores, penas y nos recuerde que estamos vivos. Abrazarte, pero hacerlo con un abrazo de 35 años y me lleve hasta aquella maravillosa edad que un día perdimos. ¿Llorar? No lo haría aunque fuera de felicidad para no afligirte, lo cambio por el abrazo o el beso. Mirarte y contar en cada arruga una caricia que te debo y que me debo. Consumir cada palabra tuya acompañada de tu aliento. Luego.............

 Luego continuarás viva, creo que lo estás desde que se te ha producido un desvelo, soñarás y yo lo haré contigo, eso no es malo.

 El destino fue implacable con nosotros, la juventud, la inexperiencia, la distancia, todos atentaron contra nosotros, sin embargo, ese mismo destino vuelve a ser hoy generoso y nos devuelve algo agotados, peor hubiera sido morir sin saber que existíamos y que quedaba una llamita viva, ¿no crees?

 ¿Mi vida? Mas o menos la sabes, un poco más de suerte que tú. No continúo porque hay cosas que me producen cierta nostalgia, todos los días pienso mucho mientras trabajo.

Sigo aquí pero voy a leer el otro mensaje que acaba de llegar, avísame cuando te vayas.

 

                 Besotes.....

 

Jade.

Hola Jade....

Comentando algo, los otros días me decías; ¿Por qué rayos encendí esa vela? Pues te

digo que pensándolo bien no me estoy sintiendo cómoda. Tienes razón no tengo derecho

a sacarte de tu tranquilidad otoñal, tal vez me pasé y puede que no haya medido las

consecuencias. Esta historia tuvo un comienzo hace muchos años, después tuvo una

pausa, va a tener un reencuentro y un final, y vas a poder escribir algo bonito. Pero seamos

realista, es así, para qué hacernos daño y continuar alimentando un amor imposible. Tienes

una familia que debes cuidar mucho, no te he dicho que tus hijos son muy bonitos, de veras

una linda familia.

Recibe muchos besos..

Onix.

 

 

Hola Muñequita....

 

Acabo de llegar del trabajo, por acá lloviendo desde hoy y está anunciado casi toda la semana siguiente. Bueno, he leído este mensaje y me ha caído como un cubo de agua fría, sobre todo este párrafo:

 

......Comentando algo, los otros días me decías; ¿Por qué rayos encendí esa vela? Pues te

digo que pensándolo bien no me estoy sintiendo cómoda. Tienes razón no tengo derecho

a sacarte de tu tranquilidad otoñal, tal vez me pasé.......

 

Cuando te manifesté lo de la vela encendida no lo hice con el sentido que interpretas, todo lo contrario. Creo que al hacerlo me has sacado de un largo letargo y ha sido una de las cosas más hermosas que me ha ocurrido en la vida.

 No veo la razón para que te sientas incómoda, creo que tú participación ha sido únicamente esa, la de aparecer con la vela en la mano. En todo caso, el fuego surgió espontáneamente de mi parte, puede que te haya contagiado, pero créeme, no me arrepiento de ello, no considero que te hayas pasado y menos aún, no reclamo nada por esa tranquilidad otoñal que mencionas, ¿sabes si ha existido verdaderamente?

 

 

 

.......puede que no haya medido las consecuencias. Esta historia tuvo un comienzo hace muchos años, después tuvo una pausa, va a tener un reencuentro y un final, y vas a poder escribir algo bonito. Pero seamos realistas es así, para que hacernos daño y continuar alimentando un amor imposible. Tienes una familia que debes cuidar mucho, no te he dicho que tus hijos son muy bonitos, de veras una linda familia.......

 

Puede también que el que no la haya medido sea yo, ¿sabes qué? No existe metro alguno capaz de medir lo imprevisible o fortuito, todo ha surgido por razones ajenas a ambas voluntades. Para mí es una dicha y no la rechazo.

 Esta historia tuvo un comienzo como dices, muy lindo e inolvidable, tan es así, que sobrevivió el tiempo que dura una vida. Tiene un reencuentro bellísimo, eso es lo que hasta ahora pienso, pero te equivocas cuando dices que tendrá un final. Para mí no lo tendrá nunca, ya esta historia se ha convertido en algo parecido al de aquella película del amor eterno. No importa cuales sean nuestros rumbos Onix, si hasta hoy no murió, al menos para mí cobró mucha vida, la suficiente para conservarlo hasta el día de la despedida. Nadie sabe lo que pasará, porque nadie puede leer el destino, solo eso. Yo no me siento dañado, todo lo contrario, ni considero imposible amarte, puedo hacerlo de mil formas, como lo estoy haciendo en estos momentos, en silencio.

 No sé si te agobio con tantos mensajes, no sé si te cansan que sean tan largos, no sé si me creerás, no sé tampoco si en estos momentos tan locos que vivimos, resulte hasta ridículo decirte todas estas cosas. Lo expreso porque en un mundo tan saturado de odios, hambre, sexos, drogas y muertes, puede resultar fuera de tiempo ser un poco romántico, para muchos resulta fuera de moda, pero yo soy así, quizás el último romántico del siglo pasado. De ser así me lo dices.

  Con relación a mi familia no te preocupes, es maravillosa y mis hijos me adoran, creo que les he dedicado todo lo que nunca hicieron por mí. Ya cada uno ha hecho sus vidas y son felices a la manera de los jóvenes, yo no me meto en sus vidas. Mi hija es la única que me cela increíblemente desde niña.

 No te preguntas el por qué de toda esta historia, como le dije a mi amigo, la felicidad nunca es total, nos llega a veces por pedacitos, la mayor parte del tiempo hay que buscarla para tratar de ser feliz. Allí, donde exista ese pedacito tan escaso de felicidad, estaré yo siempre haciendo cola. Digo escaso, porque de verdad es tan difícil encontrarla que no se puede renunciar a ella cuando aparece, ese es tu caso.

 No me interesa en lo absoluto este reencuentro con el solo fin de escribir una historia, aún conservo argumentos para escribir varios libros y una novela. Si consideras que es así, puedes tener la completa seguridad que no moveré una sola tecla de esta computadora, en esta parte me siento algo ofendido o herido. La gente que me lee está acostumbrada a un estilo algo agresivo, solo escribo cosas de amor cuando las siento y escribir sobre esto no me resulta fácil, rodeado de una atmósfera hiriente desde la infancia.

  Bueno, no te canso, yo continúo en mi intranquilidad otoñal y no me haces daño, todo lo contrario.

 

              Besos..

Jade.

 

Hello amor…

I’m sorry.... Si te disgustó algo que te dije, a lo mejor mandándote un beso el bombazo se convierta en algo dulce. Mañana a las 7 pm. si estas ahí para llamarte, dime si es muy tarde para ti o es que hay moros en la costa.

I love you...

Onix.

 

-Hello.- Fue su dulce e inconfundible voz.

-Hola amor, ¿cómo estás?-

-¿Cómo quieres que me encuentre? Desesperada porque pasen los días para este encuentro.-

-¿Crees que yo no estoy igual?-

-No estoy muy segura, pero lo imagino.-

-Chica, tengo la duda desde hace varios días, ¿no son demasiado largo los mensajes que te estoy enviando?-

-Todo lo contrario, no dejes de hacerlo, sueño mucho cada vez que llegan y me llenan un gran vacío, yo los imprimo y los vuelvo a leer infinidad de veces, es increíble.-

-¿Qué es increíble?-

-Que después de tantos años estemos actuando como aquellos niños que fuimos.-

-No deja de tener sus encantos, ya ves que para soñar no hace falta ser joven.-

-Dímelo a mí que no paro de hacerlo, el destino fue muy cruel con nosotros, te imaginas toda una vida juntos.-

-Qué vamos a hacer, ahora solo nos queda esperar y dejarnos llevar por nuestros corazones.-

-¿Te gustó el disco?-

-Me tiene loco, creo que lo hiciste a propósito, es toda nuestra historia resumida en canciones.-

-Yo te lo dije, además, tengo buen gusto para la música.-

-Cambiando el tema, se me ha ocurrido escribir toda esta historia, claro, si tú estás de acuerdo, yo le cambiaría el nombre a los personajes y el paisaje donde se desarrolló sería totalmente diferente.-

-Buena idea, yo creo que muy bien puedes hacerlo y me gustaría mucho.-

-Ya he pensado en el nombre de los personajes, ¿qué te parece Onix para ti y Jade para mí?-

-No sé, pero Onix me suena más masculino que Jade.-

-No lo creo, ya conocí a una chica con ese nombre, tampoco creo que sean de sexos muy definidos porque ambos son piedras que cobrarán vida en nosotros.-

-Está bien, pero solo una cosa.-

-Dime.-

-Trata de ser lo más realista posible, no me gustaría que fuera una novelita rosa porque nosotros somos seres de carne y hueso, con virtudes y defectos como los demás. Por otra parte te diría algo muy importante, ya la gente está acostumbrada a leer tus trabajos con un estilo definido, cambiar bruscamente sería muy perjudicial para ti.

-No te preocupes, trataré de ser lo más fiel posible, y en cuanto a lo otro que te preguntaba en el mensaje, qué me respondes.-

-Bueno, nos hemos dicho tantas cosas, ¿a cual de ellas te refieres?

-¿Me dejarás darte un abrazo en nuestro encuentro?-

-¿Solo uno? ¿No crees que yo también lo deseo?-

-¿Y un beso?-

-¿Solo uno?-

-Bueno, hablo hipotéticamente, debes imaginar que con uno solo no me conformaré.-

-Ni yo tampoco.-

-Digamos entonces que serán cientos por cada año que estuvimos separados.-

-Espero entonces que cumplas estas promesas.-

-¿Sabes una cosa? Necesito desnudar primero tu alma antes de hacerlo con el cuerpo, deseo que me abras tu corazón, no quiero que llegue ese momento sin estar plenamente convencido de que eres realmente tú, la persona a la que tanto amé en mi juventud y la que ahora arrebata cada minuto de mi existencia.-

-¿No crees que vas demasiado rápido?-

-En lo absoluto, tú sabes perfectamente que eso ocurrirá porque es lo que ambos ansiamos, en estos momentos estamos en una carrera veloz contra el tiempo y no podemos darnos el lujo de perderlo. Quiero que llegue ese sublime momento amándote sin dudas, deseo amarte como siempre soñé, no quiero llegar a la cama por el simple instinto animal.-

-Cuando te encontré muchas cosas llegaron a mi mente, me invadieron muchas dudas, hoy salgo de ellas porque voy comprobando haber hallado al muchacho de siempre, no tengas dudas en cuanto a mí, eso lo irás comprobando sobre la marcha, mi corazón está abierto desde el primer mensaje.-

-A veces siento un miedo terrible en toda esta fantástica historia.-

-¿Miedo a qué?-

-A que todo se derrumbara como un castillo de naipes, tenemos de enemigos a la distancia y el tiempo por venir.-

-No temas sin razones.-

-Es que encuentro cierta dosis de inseguridad en algunos de tus mensajes, si yo estuviera en Miami nada de eso tuviera lugar porque hacía rato hubiéramos pecado.-

-Tienes razón, pero confía que el destino nos unirá nuevamente, solo falta un poco de voluntad de ambas partes.-

-Antes de que se me olvide, uno de los capítulos de esta historia tratará exclusivamente sobre nuestro encuentro, pero deseo dividirlo en tres partes, me explico; Yo he estado soñando mucho sobre este acontecimiento y me imagino que tú también, pues bien, quiero mostrar ese encuentro construido en mis sueños (tantas versiones tiene que me será difícil elegir una) Necesito que tú lo describas acorde a tus sueños y el final será el encuentro real, tal y como sucederá, sin ocultar nada.

-Me gusta la idea, en cuanto tenga un tiempo te escribiré como yo lo he construido.-

Luego continuaron hablando por espacio de una hora.

 

Hello amor...

Muy lindo todo lo que has escrito hasta ahora ( se refiere al primer capítulo), me encanta, no sabes todo lo que he escrito y después lo  borro, no me gusta pero te quería decir que el martes, después que terminé de hablar contigo me puse a pensar en todo lo que te dije, y me pregunté, ¿seré capaz de hacer todo lo manifestado? Pues te diré que nunca me ha pasado por la mente estar con un hombre comprometido, apareces tú y no me canso de pensar en que lo haré, pero en mi mente no en mi piel, ¿seré capaz?.

Mira lo que le dijo el horóscopo a Taurus;

Un encuentro sorpresivo con alguien de tu pasado te llevara a revivir memorias que creías olvidadas . Resurge la llama del amor en aquello que dejaron pendiente, una cuenta de amor. Aunque te vean frío y distante, por dentro estarás  como un volcán a punto de explotar, relájate y disfruta del momento. Ja,ja,ja. no sé si se lo escribió a Taurus, Jade u Onix.

Me he pasado toda la noche escribiendo y borrando, ya me hubieras contestado montones de veces, pero yo soy así, ya son las 12 de la noche. Una de las cosas que borré fue una historia que capturé del pasado, si me embullo otro día te la cuento, si tú quieres, déjame contar contigo porque después dices que son bombas lo que te mando para allá.

 

Muchos besos..

Onix.

 

 

Hola Muñequita....

Me hablas con cierta dosis de arrepentimiento, ¿por qué?, ¿fidelidad? A veces me resulta absurda esa palabra, ¿fiel a qué? ¿Será a la infelicidad? No lo tomes a pecho pero me gusta expresar lo que pienso.

 No amor mío, no vayas a cometer un error que nos separe para siempre, no conozco el contenido de aquella carta que una vez enviaste, hoy no deseo conocerla y si esa historia que acabas de rescatar del pasado pudiera herirme en algo, entiérrala nuevamente. No manches este presente con algo de lo que puedas arrepentirte luego, no creo que tengamos demasiado tiempo para los arrepentimientos.

 Veo en esa difícil felicidad algo que me faltaba y me llena poco a poco, ¿por qué entonces renunciar a ella? Una vez te dije que la felicidad nunca es total, el resto nos corresponde a nosotros buscarla. Ahora que estás casi en la cima de la montaña vas a renunciar.

 Sin saberlo me desenterraste, es probable que me hayas sacado de un museo empolvado. Me encuentras tal y como soy, como debí haber sido para tí. Digo las cosas que has necesitado oír por mucho tiempo, digo las cosas que yo también necesitaba decir para saber que aún vivo y soy capaz de amar.

 Encuentras al hombre algo agotado de viajar por la vida y el mundo, curtido por esa vida colmada de sinsabores. Encuentras sin embargo y a pesar de todo, aun hombre sincero, sencillo, comprensivo, sensible al dolor ajeno. Despiertas al hombre que sobre todas las cosas no renuncia a amar, soñar, creer que existe un mundo un poco mas allá de nosotros mismos y que todavía es capaz de conquistar. Cuando todo esto desaparezca en mí, puedes estar segura de que estoy muerto, no importa que camine, hable, ría o llore, muerto por dentro que es el peor de las muertes.

 No he quitado el disco desde que lo mandaste, muy lindo y conmovedor, me estremece cada letra, es nuestra historia, repito.

 Si tuviéramos 15 y 17 serían otras las atracciones animales que me empujaran a ti, hoy es muy diferente, yo pasé los 50 y no podemos negar el paso del tiempo sobre nuestros cuerpos. Sin embargo, sería celestial recorrerte de pies a cabeza, mirarte, olerte, oírte, sentir tus latidos, tu respiración, tu calor, vibrar contigo de emoción o nerviosismo, quién supiera cuántas cosas pudiera sentir en esos momentos. ¿Renunciar a ello? Nunca, ya estoy cansado de tantas renuncias.

 Piénsalo bien antes de destruir toda la magia que hoy nos rodea, no dejes escapar esa fantasía que tal vez no se repita, dejémonos llevar por las decisiones de nuestros corazones, no te avergüences de ello.

 No me has dicho a qué hora quieres que te llame, yo llego del trabajo a las 5:15 mas o menos, no necesito esperar hasta las seis y media.

 

                   Besos..

Jade

 

Hola mi amor...

Bueno,  le voy a pedir a la muerte espere que te vayas, que me deje disfrutar el último suspiro de amor. Te voy a comer a besos aunque después esté un mes cagando trapitos.

(Qué romántica)

Otra cosa que te quería comentar, por lo que hemos hablado me parece que tienes un poco de preocupación sobre cómo nos veremos físicamente. "DON'T WORRY AND BE HAPPY", pues cuando menos lo esperaba te hallé y te quiero así tan natural, con tu andar imperfecto (Ja,ja,ja,ja.), tus libritas de mas (algo está bien, no tienes que usar la píldora) y toda esas cositas que me dices tener producto de la edad. Así y con todo esto, estás descubriendo mis ganas que no saben esperar. Te digo que por las noches mi cama es un velero y tu cuerpo mi mástil y mi luz, me veo vestida de todos esos besos que prometes darme, me cubres la piel de mimos y excesos que me hacen volar en libertad, sin cadenas ni falsas promesas. Jade este amor no necesita de un papel firmado y te digo, yo no soy la octava maravilla, pero juego siempre a la verdad y en conclusión, después de la noche y la marea, en silencio te quiero más.

¡Ah! se me olvidaba, yo también tengo unas libritas de más, me falta 1 para las 300lbs. Ja,ja,ja,ja.  Así y todo soy muy tropical... y voy a coger un poquito de sol ahora que estoy de vacaciones para que me veas gordita pero con colorcito. Espero no defraudarte, las gorditas también tienen derecho al amor Ja, ja,ja.

¡Ah! ponle los acentos a las palabras que la lleven, acuérdate que estoy motorizada.

I LOVE YOU.

Onix.

 

Hola muñequita....

 Bueno, tal vez te encuentres ahí, no importa, quedará para otro momento.

 Parece que coincidimos en el paisaje (Onix le había enviado el mensaje sobre el encuentro de acuerdo a sus sueños), me refiero a la playa o al lado del mar. Sería perfecto que hubiera luna, le daría esa dulzura que nosotros necesitamos, nos ayudaría mucho a romper cualquier barrera natural, la de los nervios por ejemplo. Me ayudaría a calmar el temblor en mis manos, porque aunque creas que en asuntos de amores sea experto, estás en un error entonces, no han sido muchas ni frecuentes las veces que he amado. Hoy ante ti siento la misma timidez de aquellos años.

 Si pudiera y cuando pase el sublime temblor por tenerte tan cerca, con esas manos ya calmadas recorrería cada pétalo de tu cuerpo, besaría cada uno de ellos y respondería a todos tus ofrecimientos. Entraría en cuerpo y alma al mismo tiempo, para borrar definitivamente de nuestras memorias todos los años perdidos y nunca sentirnos arrepentidos de este acto. Luego, con el poder que solo ofrece un amor cuando es verdadero, bajaré todas las estrellas para ponerlas a tus pies y convertirte en mi Diosa. Mi pacto será distinto cuando haya respirado por todos los poros de tu cuerpo, será un Pacto por el amor Eterno.

 Demasiada bonita será esa historia y llenará de felicidad nuestras vidas, la tristeza solo llegará cuando parta uno de nosotros. Mientras tanto, arderá para siempre en nuestros corazones aquella llamita que supiste convertir en un apasionado volcán y perdurará como ejemplo de lo que fue y es un amor verdadero...

 

 

 

            I Love You Loquita.

Jade..

 

Hola Amor…

Pase por aquí un momento y quería que cuando pases por ahí tengas un cariñito mío. Seguimos con el agua hasta el pecho, ya estoy croa, croa, croa, rana me he convertido. Tienes que venir a darme un beso para salir de ese encanto, creo es así; viene el príncipe, te da un beso y te conviertes en princesa de nuevo. Tú dirás; mira que come mierda tan vieja. Ja,ja,ja,ja.........

Mira lo que te dijo ayer Walter, entre otras cosas, a tu vida llega una persona dinámica, excitante, diferente que te despertará realidades y sentimientos dormidos. ¿Seré yo?

Solo te digo que esta vida se sostiene por instantes, y si un instante es el momento de existir, y si tu vida y la mía es otro instante. No puedo comprender tanto espacio, tantos mundos, tantos siglos y nosotros coincidir. Yo pienso que somos vecinos de este mundo por un ratico, pues vamos a vivir ese instante que estemos juntos por todo el tiempo perdido, pues tal vez no coincidamos más en esta vida.

 

Muchos besos..

Onix.

Hola mi amorcito....

 Pasan los días, las horas, las noches de desvelo y continuamente me pregunto; ¿Coño, la amé tanto? ¿Lo suficiente para no borrarla nunca de la memoria? ¿Lo necesario para borrar todo este tiempo separados? ¿Lo imprescindible para hacerme dudar a mis años?

 ¿Quieres la respuesta? Parece que si, que te amé con tanta fuerza a aquella edad, que hoy apareces y es imposible desprenderme de ti. A veces me pregunto; ¿Qué dirá mi madre desde el cielo viéndome abrazado a ti? Se quedará pasmada, aquí en la tierra habrá otro igual, yo, ni me lo imagino. Pero sabes una cosa mi amor, dentro de todas las infelicidades que pudieran rodearnos en un futuro, yo seré muy feliz. Feliz porque el mensaje que mandé una vez en un loco cuento llegó. Feliz porque te he dicho todo lo que quedó pendiente y un poco más. Feliz porque no me arrepiento de haberte amado aunque ese amor fuera tan inmaduro y juvenil. Feliz porque me encontraste y encontré a una mujer digna de amar. Feliz porque te amaré y cuando atraviese momentos difíciles vendrás a mí en la memoria y siempre te tendré presente. Feliz porque desearte y amarte me hace feliz. Creo me que estoy poniendo viejo cuando digo estas cosas que nunca dije.

 Todas estas cosas me recuerdan a tus primeros mensajes, en uno de ellos me dijiste que me habías buscado, porque se quedaron muchas cosas por decir. Poco a poco esas cosas inconclusas han salido a la luz y no sabes el placer que siento decirlas y recibirlas de tu parte. A veces cuando escribo, me imagino estar sentado en el parque de Antillas. Lo hago como si me estuviera dirigiéndome a pequeña Onix, luego regreso y me doy cuenta que es para ti. Eso no importa porque al final ambas convergen en mí, te digo, es muy agradable, yo lo disfruto y según me cuentas tú también, no lo dudo. Son pocos los que pueden o podrán vivir esta maravillosa experiencia, tan lejana en el tiempo y tan distantes en la geografía. Ya hablaremos, porque me gustaría oírte con ese semi tartamudeo (me encanta) y me gustaría beber contigo (solos), para que te pongas cómica, yo también me pongo medio jodedor. Y después hundirnos ebrios entre sábanas, hasta quedar desfallecidos.

Gracias a Dios que mañana nos veremos, te espero en el aeropuerto.

 

          Te beso y adoro como un loco.

 

                  Jade.

 

 

Capítulo 5.- El encuentro (Versión soñada por Jade)

Disímiles fueron las formas de aquel encuentro soñado por Jade durante el largo (en apariencias) tiempo, transcurrido entre el descubrimiento de Onix sobre su existencia y la realidad de aquel abrazo muy próximo. Se lo imaginó de mil formas diferentes, romántico, poético, lleno de lujuria, salvaje, apasionante, loco, nostálgico, etc. Todos los días revisaba cada una de las mil maneras de encontrase con ella, hurgaba entre los defectos que pudieran defraudarla, reconstruía el escenario nuevamente, buscaba lo mejor para aquel histórico acontecimiento de su vida y nunca se decidía. Toda aquella situación solo lograba alterarlo cada vez más y próximo a la víspera, no tenía otra alternativa, debía decidir de una vez cómo el deseaba aquel encuentro.

Entre las tantas versiones eligió una y con ella se conformó, no había espacio para otra selección. Ella llegaría a verlo el mismo día de su arribada a Miami en casa de su prima, no le gustaba la idea pero no tenía opción. Dudaba de la reacción que sufriría en esos instantes, deseaba locamente abrazarla y la presencia de sus familiares interrumpiría esa celestial ceremonia. Quizás un simple abrazo y un sencillo beso en presencia de los demás, pensaba con resignación. ¿Y si no resisto vencer la tentación? ¿Qué dirán? Me cago una y mil veces en el que dirán como he hecho siempre, se respondía. Pero eso no es correcto, se perderá un poco la poesía. Después, solo minutos después, los minutos son demasiado tiempo, solo segundos después de verla nos despediremos de ellos y partiremos juntos, solos, eso es lo que necesitamos, estar solos para poder conquistar con nuestras almas el cielo.

Le pediría que me llevara a la orilla de una playa, si no la hay que sea muy cerca del mar, donde el ruido de las olas opaquen los latidos de mi corazón y la brisa calme mis nervios, el mar es mi amigo de una vida y me ayudará en esto. No sabría dónde le daría el primer beso, su desespero tal vez no le permitiría salir del auto, ¿dentro del auto?, pobre escenario. Mejor sería afuera, tal vez salpicado por las olas y sentir en sus labios el salitre que durante décadas corrían por sus venas. Hablaría con todas las gaviotas para que sus alegres chillidos ocultaran cuando le dijera al oído el primer te quiero, eso solo le correspondía a ella y nadie debía enterarse de aquella anciana confesión. Hablaría con ellas que siempre fueron sus amigas, porque quizás se le escapara muy alto algo de mucho más peso, puede que un te amo le reventara el pecho, deuda de tantos años. Hablaría con el sol para que ese día adelantara el crepúsculo y se detuviera en el instante donde podían verse las primeras estrellas, no quería perder ese detalle a la hora de darle el primer beso, cielo, mar, olas que vienen y mueren junto a ellos después de viajar tanto. Sus ojos, quería verlos y penetrar en ellos hasta lo más profundo de su alma, hasta las mismas profundidades de aquel mar testigo de aquel encuentro.

Luego, le pediría al viento que se calmara para poder aspirar toda su fragancia y no perder un solo hálito de su aliento, así, embriagado y sin desprender los labios de su boca, parados sobre la arena, sentiría estar viajando por las nubes en busca de ese cielo crepuscular testigo ante el Supremo de este amor una vez interrumpido, rezaría en silencio por su continuidad. Después, un poco más tarde, cuando las temperaturas de ambos cuerpos ardientes y presionados por el deseo, con ternura la inclinaría y dejaría reposar tiernamente entre las mismas nubes de arena que una vez pisaran, con manos temblorosas y desesperadas iría recorriendo toda la geografía de su cuerpo juvenil, aún y a pesar del tiempo transcurrido, porque cuando se ama se detiene todo y la vida era solo eso que ella un día le dijera, instantes. Entre las espumas que las olas le brindaran como burbujas de champán a solo centímetros de ellos, la agradable sinfonía que les dedicaran todas las aves marinas acompañadas de Solos de delfines, el cosquilleo infinito de cangrejos amigos y la intimidad que le ofreciera el sol al descansar agotado bajo el horizonte, Jade entraría en la sublime intimidad de Onix y juntos viajarían a través de un universo sordo mudo de pasiones ocultas por los siglos. Así, abrazados como si fueran uno solo, viajarían lejos, lejos de donde un día rompieron todos sus sueños juveniles. Todo fue solo eso, un sueño. Jade sintió un leve toque en su pantorrilla, al voltear el rostro se encontró con un fornido rubio de unos seis pies de estatura vestido de azul, a su alrededor, decenas de seres que participaban en ese acto insólito que lo enviara hasta el cielo. Esposados fueron conducidos hasta el carro patrullero, los salvó el apoyo de una multitud enardecida que nunca había sido testigo de tanta entrega amorosa, el amor se perdía entre almanaques.

El Encuentro.- (Versión soñada por Onix)

Hola mi amor....

Me encuentro sentada frente al teclado de la computadora y no te voy a engañar, no puedo narrar nada sobre ese maravilloso encuentro, solo de pensar en eso me tiemblan las manos y no puedo escribir.

Algo nos unió en un tiempo y sigue vivo aquí en mi corazón, te veo con ojos de amor, pues te veo guapo y otoñal. Lo único que te puedo decir es que sueño que nos encontraríamos en una playa, bajo una luna llena, nos embriagamos con esa luna, nos miramos, nos abrazamos nos besamos, miramos las estrellas y si fuera necesario las bajaríamos una por una. Te  abriría mi puerta y te dijera entra en mi vida, desnudaría mi alma y haría de ese día, y de esa entrega un pacto. El Pacto de Amor de Onix y Jade. Demasiado bonita para esa historia y triste para  nuestra . Disculpa no puedo seguir, no serviría para escritor pues me metería tanto en la historia, que me pasaría la vida llorando.

No te he echado ninguna brujería, lo quiero hacer personal, primero te voy a envolver en miel de abeja y después te voy a atrapar en la red de la araña... ¡Coño que miedo!....Ja,ja,ja,ja. no mi amorcito te voy a dar muchos cariñitos.

Lo que me dices de los planes, tengo tantos y no tengo ninguno, tú dirás, está loca. Es que yo creo que eso va hacer espontáneo, te digo no es muy fácil pero olvídate. "Esta es mi Luna de Miel'.

Claro que sueño como tú, sueño saltar el tercio de un siglo para encontrarme contigo, tanto tiempo, ¿podremos borrarlo?, creo que si, con la ayuda del amor que ambos sentimos. Sueño con aquellos besos que nunca nos dimos y corresponder a tus caricias y mimos, sueño. A veces pienso que estoy loca y que todo esto es mentira, viva la locura como bien dices. Soñemos entonces en esa playa que solo existe en nuestras mentes hasta ahora, en ese abrazo inexistente, en esos besos infinitos pendientes, en la entrega de ambos cuerpos, no importa cuanto de cansados estemos porque brotarán juveniles en ese encuentro, sueño.

Sueño borrar como tú esta lenta agonía que nos consume hasta el desespero, y perdonar todo lo que nos separó y torturó durante este largo y corto tiempo. Que las olas del mar borren mi memoria cuando te abrace y me abraces, que el tiempo vuele en el primer beso y olvidemos que una vez estuvimos separados, solo eso sueño, me desespero.

Quiera Dios que en el instante de nuestro primer beso vuele cerca de nosotros una gaviota, que sea testigo y portadora de nuestras alegrías, que la sombra del sol diera paso a las estrellas, que los planetas saltaran su trayectoria y las estrellas cayeran como rositas de maíz en ese instante, en ese divino instante que entras en mi cuerpo como siempre debió ocurrir.

Sueño que te busqué con anhelo y te encontré, qué bueno haberte encontrado entre los vivos, igualmente te hubiera buscado entre los muertos. Solo un poco de ti pido, déjame soñar, sueño.

El encuentro.- Versión real.

Volaba mucho más veloz que el jet que lo transportaba, bajo su mirada, milímetros que significaban kilómetros en la tierra se evaporaban. Nada le importaba entonces, ni las instrucciones de las aeromozas, menos aún la exigua merienda que brindaban, continuaba su rumbo hacia un punto desconocido de su historia. Un viaje a bordo de una máquina fantástica que lo llevaría en segundos desde un lejano pasado a un presente incierto, no cesaba de soñar, temía. Nunca en su vida había sentido tanto miedo como ahora, sus manos temblaban, lo traicionaban, mentía su mirada.

Arribar a ese aeropuerto y salir a su exterior era una experiencia maldita, solo unos minutos lo hicieron comprender que había entrado al infierno, pensó. Larga espera por el equipaje, lenguaje parecido al perdido hacía muchos años en su memoria, no solo eso, el andar de la mayoría de la gente era idéntico al de su antigua tierra. Todo lo trasladaba a un pasado por el cual no pagó boleto de ida, menos aún de regreso. Llevaba varias horas sin fumar y salió al exterior, un pacto con el diablo era necesario para vivir en aquella tierra, pensó. Luego regresó y recorrió todo el aeropuerto, buscaba desesperadamente un ramo de flores, un sencillo ramo de flores. No lo encontró en ninguno de los establecimientos, le preguntó a una dependienta y lo miró como si llegara de otro planeta, defraudado le devolvió la misma mirada, salvaje, le dijo con el pensamiento.

-Hello.- Su dulce e inconfundible voz le hizo regresar nuevamente a la tierra.

-Hola mi amor, ya estoy aquí.-

-¿A qué hora llegaste?-

-No te preocupes, aquí te espero.-

-Me demoraré un poco pero no te preocupes, tomaré parqueo y te buscaré.-

-Yo te espero en el punto acordado.-

-Bye amor.-

-Chao.-

Al colgar el teléfono recordó que la vejiga se le reventaba, estaba totalmente sudado, solo unos minutos en el exterior bastaron para ello. Orinó y de su mochila sacó la máquina de afeitar, se rasuró con tranquilidad y humedeció su piel en los brazos y cuello. Luego se sentó tranquilamente a esperar, viendo pasar personal de seguridad acompañado de perros, en bicicletas, en carros eléctricos y a pie. La mayoría de ellos eran cubanos, solo Dios sabría cuanto tiempo llevaban en ese aeropuerto, nada de eso le importó. A su lado se sentó un muchacho joven con un ramo de flores y Jade le preguntó dónde las había conseguido, en la ciudad, fue su respuesta.

Cuando faltaban unos veinte minutos para la hora acordada, Jade salió nuevamente al infierno de Miami. Allí parado entre el intenso tráfico de vehículos, sudoroso y nervioso esperaba por una foto, quizás por una niña conocida hacía muchos años atrás. El nerviosismo hacía presa de él, ella podía identificarlo por la ropa, él no, se le había olvidado solicitar esos detalles y hasta el color del auto, el tiempo pasaba y Jade no esperaba a nadie.

En una de esas oportunidades que le dio por mirar en dirección a la terminal, una mujer le hizo una señal, quiso colgarse nuevamente la mochila y emprender una carrera hacia ella con la maleta. Luego pensó que la mochila interrumpiría aquel abrazo deseado y permaneció estático en su lugar. Tal vez fueron los nervios que lo obligaron a continuar allí, ella llegó y se paró frente a él por segundos, ambos permanecieron observándose en ese intervalo que parecieron siglos, se miraron fijamente a los ojos. Jade se sorprendió mucho al verlos, un pecado imperdonable, aquellos años habían borrado el color de su memoria.

Se abrazaron como nunca en sus vidas habían hecho, él le suplicó que lo apretara con todas sus fuerzas y Onix no se negó, así permanecieron siglos ignorando el paso de vehículos y gente que ignoraban el significado de aquella ansiada escena. Jade la besó al oído, luego en la cara, hasta que llegó a sus dulces labios, ambos se buscaron con pasión y supieron por primera vez de su sabor. Cuando pudieron sobreponerse a la sorpresa y separaron por centímetros sus rostros, Jade comprobó que aquellos cautivadores ojos azules como el cielo en pleno crepúsculo se encontraban enrojecidos y los besó una y otra vez hasta que Onix se calmó. Ella era mucho más bella de lo que él pudo imaginar.

Las primeras palabras de ambos fueron tontas, nerviosas, nada de esto puede significar algo para el que no las viva, no es sencillo dejar de verse siendo niños y encontrarse siendo abuelos, no es fácil separase amándose siendo jóvenes y encontrarse nuevamente amándose con mucha más fuerza después de treinta y cinco años, son emociones que pueden producir infartos. Onix y Jade las superaron muy rápido, él se colgó la mochila mientras arrastraba su maleta con ruedas, tomados de la mano transitaron a lo largo de todo aquel aeropuerto hasta el área Dolphin de los parqueos. Fue ese aeropuerto un fiel testigo de las primeras caricias y besos compartidas, risas, temores, abrazos interminables sin protesta. Para Jade fue una experiencia inigualable, espectacular, impactante, esto solo lo sabrá aquel que la haya vivido, uno entre millones de seres.

Cuando abordó su auto, Jade sacó de su mochila el disco que ella le había enviado a Canadá con la promesa de que un día lo oirían juntos y lo puso en el equipo. Lo prometido comenzaba a cumplirse, viajaban como si nunca hubieran dejado de verse, Jade con su mano izquierda sobre su muslo derecho. La calle Le Jeune y todos sus semáforos pudieran declarar sobre los interminables besos sucedidos hasta la calle 49 de Hialeah, no hubo un solo instante en el cual sus cuerpos y mentes estuvieran desconectadas. Durante el trayecto Jade recordó que no había cenado nada durante el viaje y que ella había salido de su trabajo por él, esa noche cenaron en un sencillo restaurante de la calle 49, no podía afirmarse que fuera un restaurante, era una sencilla fondita de ambiente muy familiar llamada "Yoyito", las caricias continuaron durante toda la cena. Ambos no cesaban de mirarse a los ojos, trataban de contarse lo imposible, recuperar en minutos una vida perdida en el tiempo.

-Hello.- Luego comprobó que casi todos respondían así al teléfono.

-Hola compadre, cómo te lleva la vida.- Le respondió Jade sin decirle quién era.

-¿Quién me habla?-

-Vas perdiendo la memoria, eso es lo malo de vivir por acá pedazo de cabrón.-

-Coño, si no me dices eso no puedo reconocerte, ¿dónde carajo estás?-

-Donde menos te imaginas, hace solo unas horas que llegué a Hialeah.-

-¿Qué tiempo vas a estar por acá?-

-Exactamente dos semanas, luego tengo que regresar por el trabajo.-

-¿Qué planes tienes?-

-Te llamaba precisamente por eso, hace falta que me alquiles el apartamento de la playa.-

-Estás jodido mi hermano, estamos en temporada y ya lo tengo alquilado por estos dos meses, ven acá, y teniendo tanta familia aquí, ¿para qué carajo quieres el apartamento?-

-No cambias, sigues de chismosón como siempre.-

-Oye, tú sabes que te conozco como si te hubiera parido.-

-Es algo especial mi hermano, una especie de luna de miel con una novia de hace 35 años.-

-¡Cojones! No puedo creerte, ¿yo la conozco?-

-Imposible, porque es de mucho ante de hacernos amigos.-

-¿Y se conserva bien todavía?-

-Es un pollo Arturo, ni te lo puedes imaginar.-

-Eso es peligroso a nuestra edad.-

-Dímelo a mí, aquel amor ha renacido con una fuerza terrible.-

-Fíjate que estás hablando de cosas serias y yo nunca te había oído hablar de amor.-

-Como lo oyes, el asunto es que no deseo mantenerme en el área de Miami y prefiero en esta ocasión mucha privacidad, no quiero perder un solo minuto que esté junto a ella.-

-Chico, yo creo que puedo hacer algo por ti.-

-No me dices que el apartamento está alquilado.-

-Pero muy bien te puedes quedar con el mío, sabes que esta trampa está muy bien preparada para esas ocasiones.-

-¿Y dónde te vas a meter?-

-Mañana salgo en viaje de negocios para Madrid por dos semanas.-

-¡Coño! No podremos vernos entonces.-

-No te preocupes, no nos vamos a morir y lo tuyo ahora es más importante.-

-¿A qué horas sales de viaje?-

-Tengo que estar en el aeropuerto a las ocho de la mañana.-

-¿Cómo me empato con la llave entonces?-

-Pasa por casa de la vieja y recógela.-

-Esa es fula mi hermano, tú sabes que la vieja se manda y se zumba, va a comenzar a interrogarme y todas esas cosas.-

-Compadre ni te preocupes, la vieja a cambiado mucho y no tiene tiempo para esas cosas del pasado.-

-¿Cómo es eso?-

-Imagínate, la tengo en un círculo de personas de la tercera edad para que no esté sola y qué te cuento, hay un viejo dándole vueltas. Creo que la vieja está enamorá.-

-¡Conó! Ahora si, creo que me va a dar un infarto con tantas emociones.-

-¿Tú tienes su dirección verdad?-

-Si y la de tu trampa también.-

-Bueno, en la mañana paso por allá y te dejo la llave.-

-Un último favor.-

-Dime.-

-Dile a la mujer que te limpia el apartamento que no vaya por allá en estos días, no sea que me agarre en plena faena.-

-No hay problemas con eso, oye, antes de que se me olvide, yo sé que a ti no te gusta, pero no se te ocurra dispararte ninguna de las botellas de vino que hay en el bar, todas son de colección. Puedes beberte todo lo demás.

-Tú sabes que a mí el vino no me va, así que sale tranquilo, mañana paso entonces por casa de la vieja.-

-Bueno mi hermano, te deseo una feliz Luna de Miel y que otra gente me perdone.-

-Gracias brother y nos veremos en la próxima. Ambos colgaron al mismo tiempo, ellos sabían perfectamente cuando habían llegado al final de una conversación y no necesitaban de despedidas.

El desvelo fue su compañera esa noche, Jade cantaba junto a los gallos aquella madrugada, siempre que venía a Miami le sucedía lo mismo. En los primeros claros del alba se vistió y salió al portal para disfrutar del crepúsculo matutino, aquella tierra le recordaba mucho a la suya. Al poco rato de estar allí en silencio y mientras las estrellas se despedían en el claro firmamento, pasaron muy cerca de él un gallo criollo y varias gallinas que andaban sueltas por el barrio. Varias palomas aliblancas se posaron en el árbol de níspero sembrado en el jardín, Jade se levantó del sillón y se dirigió a un costado de la casa, su mirada recorrió todo el árbol de aguacates, estaba repleto, el calor a esa hora comenzaba a ser su enemigo, así sucedería hasta el día de su partida.

Esa noche ella fue por él, se encontraba muy elegantemente vestida y aquellos atuendos resaltaban mucho más la belleza observada el día anterior. Se besaron en el encuentro y luego no dejarían de hacerlo constantemente.

-¿Qué tiempo tenemos disponible?- Le preguntó Jade.

-No sé, tú sabes como es mi vida ahora, pero podemos estar juntos hasta las diez u once de la noche.- Respondió ella mirándole a la cara antes de arrancar el auto.

-No es mucho tiempo.-

-Yo lo sé, tratemos de aprovecharlo, ¿para dónde quieres ir?-

-Tú lo sabes perfectamente, pero este tiempo no nos alcanzará.-

-Pero no me has dicho a donde.-

-Mira, tengo un apartamento en North Miami Beach, sabes que se encuentra muy lejos y perderíamos tiempo en el viaje.-

-Pudiéramos ir a otro lado, solo tienes que decidirte.-

-Claro que si, pudiéramos ir a un motel y pasarnos estas tres horas y media o cuatro juntos, pero no creo que la ocasión merezca ser traicionada por nuestro desespero. Me parece que mataríamos un poco todo el encanto y fantasía que hemos soñado para este momento. Somos seres adultos y debemos actuar con la prudencia que el caso requiere, debemos ser cuidadosos para no desilusionarnos, ¿no crees?-

-Estoy de acuerdo contigo, yo pienso igual que tú, deseo de todo corazón disfrutar el momento como se merece y no debemos desesperarnos.-

-Hagamos una cosa, me imagino que no has cenado aún y yo tampoco lo hice esperando por ti, vamos a un restaurante, ¿qué te parece?- Puso en marcha el motor y tomaron toda la avenida Le Jeune, poco antes de llegar al aeropuerto se desviaron a la izquierda y pasaron la velada en un restaurante americano. Esa noche y antes de despedirse, los besos fueron mucho más apasionados, el vecindario se encontraba totalmente tranquilo y la casa de los primos de Jade apagada. Olvidaron su edad y regresaron a la linda etapa de los novios que ellos no pudieron disfrutar, poco faltó para que tuvieran su primer contacto sexual dentro del auto, algo los frenó de pronto, deseaban que llegara ese mañana.

La madre de Arturo no lo interrogó como años atrás, Jade la encontró muy animada y arreglada a esa hora de la mañana, bien coqueta se encontraba la viejita esperando tal vez por su galán, pensó mientras le daba un beso de despedida.

El apartamento estaba divinamente decorado, Arturo era una persona de muy buen gusto y se notaba en cada rincón de aquello que él mismo llamara su trampa. Jade corrió las cortinas de su inmensa ventana para dar paso a la luz del día y su vista chocó con el azul intenso del mar, las olas, barcos que navegaban en rumbos opuestos en el horizonte, juguetonas gaviotas y seres que comenzaban a ocupar su lugar en la arena de la playa. Ella se colocó a su lado para contemplar el paisaje que ambos habían soñado para ese encuentro, él le pasó la mano por la cintura y la atrajo hacia sí, la premió con un dulce beso mientras le pedía que mantuviera los ojos abiertos, quería comparar aquel azul con el del mar. Luego, Jade se dirigió al equipo de música y puso tres de sus discos, seleccionó el que ella le había gravado, Eros Ramazzotti y José Feliciano. Fue a preparar dos traguitos mientras ella colocaba sobre el sofá un paquete de fotografías suyas, comenzó a mostrarle la del tiempo en el cual fueron novios, Jade la encontraba bellísima a sus quince años, no se explicaba como la había perdido. Una foto sucedía a la otra y en la medida que pasaban los años a través de aquellas cartulinas, Onix aparecía más bella que nunca y de un cuerpo hermosísimo, sumado a los ojos tan bellos y al carácter tan dulce que poseía, la hacían una mujer excepcional, la misma mujer que llegaba junto a él con cincuenta años y conservaba aún gran parte de esos regalos ofrecidos por Dios y la naturaleza.

Cuando todas aquellas reliquias pasaron por sus manos, Jade la abrazó y se fundieron en otro interminable beso, así, sin separarse uno del otro fueron cambiando el escenario, hasta que sin darse cuenta se encontraban en el bello cuarto. Con mucha dulzura Jade la fue inclinando hasta quedar tendida en la cama y él sobre ella, se hizo a un lado suavemente y fue desabotonando un pequeño chaleco que llevaba puesto. Tomaba tiempo entre besos y caricias, luego continuó por el camino soñado y desabotonaba la blusa dejando solo una pequeña parte de su cuerpo al desnudo. Geografía de su cuerpo que era besado en la medida que emergía ante su vista, Jade se había prometido besar cada pétalo de aquella adorable escultura y así lo haría. Para Onix fue un poco más sencillo desprenderlo de su camiseta, esa era toda la prenda que llevaba de la cintura para arriba.

Jade le quitó totalmente la blusa y ante sus ojos aparecía una prenda enteriza que cubría los senos y continuaba hasta sumergirse en el jean, algo nervioso o desesperado desabotonó también el jean y bajó la cremallera comprobando que aquella pieza tenía el diseño parecido al de una trusa, con dificultad logró sacarle el pantalón que era muy ajustado en las piernas.

-¡Coñó! Acabaste conmigo.- Le dijo a Onix mientras arrojaba el pantalón sobre la alfombra.

-¿Por qué dices eso mi amor?- Le preguntó con una pícara sonrisa.

-Chica, es que llevo media hora quitando trapos por todos lados y ahora te me apareces con esa trusa.-

-No dejas de ser un subdesarrollado, esto no es una trusa, es un body suite que me acabo de comprar para esta oportunidad y mira con la que me sales ahora.-

-No es para menos, después de treinta y cinco años sin vernos solo faltaba encontrarme debajo de esa pieza un cinturón de castidad.-

-No puede negarse que todavía conservas algo de salvaje, no me has dicho si está linda la pieza.-

-Linda no, está requete hermosa, pero yo lo que quiero ver es lo que esconde, no comprendes que me tienes loco.- Diciendo esto él se quitó el jean mientras ella continuaba riéndose.

-Bueno, ¿y ahora cómo rayos te quito eso?, ¿tiene botones también?-

-No seas burro, esto no tiene botones, se quita por aquí.- Entonces ella le mostró los tirantes, sacó sus brazos de ellos y Jade lo fue bajando hasta dejarla totalmente desnuda, Onix le retiró el calzoncillo y ambos quedaron unos segundos observando sus cuerpos desnudos. Aunque habían pasado los años y comenzaban a notarse el paso de ellos, ella conservaba una asombrosa figura, apetecible al más exigente de los hombres y Jade no había sido invadido por la flacidez propia de la vejez. Volvió a acostarse sobre ella mientras le besaba cada milímetro del cuerpo comenzando desde el cuello, cada lunar descubierto hasta llegar a sus senos. Allí se detuvo sin tener idea del tiempo transcurrido y siguió su camino en busca de su vientre y ombligo. Su monte de Venus era hermoso y sobre él puso su cara, luego buscaba que sus vellos lo acariciaran. Olía profundamente y aquel olor era agradable, no había nada artificial que interrumpiera ese dulce aroma que despide una hembra y comenzó a besarlo suavemente, tiernamente, mientras el desespero era controlable. Sació su sed en el manantial de su vida y continuaron sin tabúes ni temores ese largo recorrido del amor acompañado del sexo. En el mismo instante que Jade hacía entrada en su cuerpo, podía oírse la canción de Eros "Música es", le pidió que la recordara, porque a través de ella viajarían nuevamente hasta ese divino instante. El acople entre ambos fue mas perfecto que el de dos naves espaciales, el momento de peligro había pasado y confirmaron una vez más que habían sido diseñados el uno para el otro. Cuando llegaron al final del camino entre suspiros y gemidos, luego del delicioso espasmo donde se fundieron como un solo cuerpo, Jade continuó encima de ella besándola pero aliviando su peso con los codos, así permanecieron por muy largo rato mientras hablaban de sus pasados y de este sueño cumplido, pudo decirle por primera vez y junto al oído que la amaba, ella repitió lo mismo.

Jade se levantó a preparar un trago mientras ella lo esperaba tendida como Dios la trajo al mundo, era un bello espectáculo el contraste de su piel con el color púrpura de la sábana. Se sentaron a conversar en la cama acompañados de la música que luego viajaría en sus mentes, a ratos se tumbaban nuevamente en la cama y Jade la premiaba con los mimos y caricias prometidas, exploró cada rincón de su cuerpo y a ella le gustaba. Durante ese tiempo abordaron todos los temas pendientes de tantos años, fue allí donde Onix le confesó sobre otra oportunidad en la que había ido por él, no cabía la menor duda de su veracidad, porque luego de rotas sus relaciones él se había mudado de reparto, ella sin embargo no descansó hasta encontrarlo. Hablaron de muchas cosas, pasajes alegres y otros cargados de sinsabores que formaron parte de sus vidas, fueron muy felices y no se daban cuenta del paso inevitable del implacable tiempo. Dos horas después, quizás tres, tomaron un baño en el yagusshi, ella gustaba permanecer encima de su cuerpo y a él no le disgustaba, disfrutaba tenerla bien cerca. Allí, entre tragos y bromas y constantes manoseos, surgió de nuevo el deseo por poseerla y regresaron nuevamente a la cama sin apenas secarse, ella se veía maravillosa con todo el cabello mojado. La segunda oportunidad fue mucho más maravillosa que la primera, se borraron muy pronto los temores y ambos disfrutaron a plenitud de las bondades de sus cuerpos. La madurez que poseían los preparó psicológicamente para el shock que pudiera presentarse ante un cambio tan brusco, todo funcionó armoniosamente y ahora realizaban el amor acudiendo a todas esas divinas fantasías que se permiten en la intimidad de un hombre y una mujer.

La noche los sorprendió en un restaurante y la hora del regreso también, ese día fue motivo de desvelos para ambos, la felicidad había desbordado sus almas, volvían a vivir.

Los encuentros se repitieron durante la permanencia de Jade en Miami, uno de esos días donde el tiempo era insuficiente para viajar hasta North Miami Beach, decidieron pasar el momento en un motel, él se encargó de averiguar cuáles eran los más próximos a Hialeah. Tomaron por la 4ta. Avenida hasta finalizar en O’Keechobee, doblaron a la izquierda y a unos cien metros de la intersección encontraron el primer motel, poseía un muro altísimo que bloqueaba la vista desde el exterior pintado de amarillo. Le pidió que entrara y jade hizo la reservación en la carpeta. La habitación era sumamente hermosa para pertenecer a un motel, bellamente decorada y amueblada. No recuerda el nombre de aquel acogedor motel, pero no olvida el número de la habitación, era la 204.

Esa noche no disponían de mucho tiempo, se amaron con locura y pasión, en la medida que los días transcurrían se compenetraban más y comprendían que el uno había sido concebido para el otro. Siempre se preguntaban el por qué de aquella amarga separación y solo una respuesta era capaz de justificar el cambio de sus destinos, la poca edad. Luego de terminar Jade se dispuso a preparar un trago de la botellita de ron que había comprado y ella quiso levantarse para ir al baño.

-¡Cojones! ¡Qué clase de pingazo me he dado!- Jade se encontraba de espalda en esos instantes y no lograba comprender lo sucedido, al buscarla se la encontró inclinada observándose el muslo izquierdo.

-¿Qué ha sucedido?- Le preguntó algo alarmado.

-Mira que clase de golpe me he dado con la punta de la cama.- Dijo ella mostrándole un rápido hematoma.

-¿Cómo te pudo suceder? Pero no me refería solo a eso, hablaba de las malas palabras.-

-Discúlpame mi amor, yo no acostumbro a decirlas y menos en público, pero no sé por qué me llamas tanto la atención, yo he leído tus escritos y de vez en cuando sueltas algunas de las tuyas.-

-No me vengas con chantajes ahora, no es lo mismo escribirlas que estar soltándolas por donde quiera.-

-¿No te pusiste bravito conmigo?-

-Claro que no, pero ni un cojón más mientras estemos juntos.-

-Te prometo que no diré más cojones, ni pinga, ni nada por el estilo. Además, estamos conociéndonos prácticamente y es mejor mostrarnos tal y como somos.-

-Es cierto, quiero que te abras tal y como eres, no deseo llevarme una imagen falsa de ti, sería mentirnos y eso nos haría daño, a ver, dame la pata para darte un beso.- Ambos se rieron y compartieron un rato más desnudos sobre la cama.

Otro de esos días imposible de compartir muchas horas se dirigieron a la calle ocho y él le indicó que entrara en uno de esos moteles que allí abundan. Entrar en ellos le recordaba las viejas posadas de La Habana, la misma intriga, el mismo misterio de años perdidos en su memoria. Todas resguardadas de altos muros, entradas a garajes por apartamentos y por sobre estas cosas, esa cubanada de los espejos colgando donde quiera. Si mirabas en cualquier dirección la encontrarías desnuda y viceversa, era una rara obsesión caribeña. Esa noche hicieron nuevamente el amor y en la medida que sucedían los encuentros ambos sabían o descubrían gustos y debilidades, siempre fueron más apasionantes aquellos actos y algunos frecuentaban la lujuria. Luego, terminaban desfallecidos encima de la cama. Jade gustaba de continuar encima de ella, conversaban, jaraneaban, las caricias no se interrumpían entonces. En varias oportunidades la sorprendió mirando al techo y fue cuando descubrió que allí también existía un espejo. Se tumbó a su lado, ambos totalmente desnudos y aquella foto presentada ante ellos era agradable, ahora ambos se contemplaban.

-Te imaginas.- Dijo él para romper el corto silencio.

-¿Me imagino qué?- Preguntó ella.

-Que estemos como ahora acostados y ese espejo de mierda se venga abajo.-

-¡Coño! No había pensado en ello.-

-Pues si esa cosa puesta allí por los cubanos se viene a la mierda y que debe pesar varias libras se nos cae encima, creo que nos hace mierda. Pero no solo eso, piensa que los fragmentos de vidrio nos mate, porque muy bien puede suceder, bueno, no seamos tan pesimistas, supongamos solamente que nos hiera. Tú sabes como es la prensa aquí de sensacionalista.-

-¡Del carajo! Para acá se mudan las cámaras de Telemundo, Univisión y la madre de los tomates.-

-Te imaginas a Jorge Ramos en el noticiero diciendo; Una pareja de enamorados que se encontraron luego de 35 años de separación, estaban templando en la posada tal de la calle ocho y fueron gravemente heridos por la caída de un cabrón espejo que puso en el techo de la cama un posadero cubano.-

-¡De madre! A esa hora aparecemos en Primer Impacto, las ambulancias sacándonos de aquí con sueros puestos, Mirka Arellano dando la explicación con lujo de detalles, de truco.-

-No, y a esa hora Cristina queriendo hacer un programa con nosotros, de pinga.-

-¡Oye! Me dijiste que no íbamos a decir malas palabras.-

-¡Coño es verdad! Pero bueno, el momento lo justifica.-

-Entonces qué, ¿vamos al programa de Cristina?-

-¡Claro que tenemos que ir! No te das cuenta de todos los problemas colaterales que surgirán con este puto accidente.-

-No sé a qué te refieres.-

-¡Chica, estás en babia! No te dije que yo tenía en la casa el servicio de tele por satélite, te imaginas a mi gente viendo el noticiero y que de pronto me vean saliendo de la posada en una ambulancia.-

-No había pensado en eso, ¿y que harías entonces?-

-Nada, cuadrar la caja con tu hijo y quedarme en Miami.-

-¡Coño! No se cae el dichoso espejo de mierda.-

-No digas eso, supón que así como estamos ahora se caiga y un fragmento me corte el chorizo, ¿me vas aceptar mocho?- Ambos se rieron y dispusieron a marchar.

Uno de esos días agitados de Miami Jade tuvo una fiesta en Hialeah, fue una agradable reunión con unos magníficos amigos que conoció por Internet. Ese día Onix compartió un rato con él y luego lo dejó en manos de aquellas amistades con la promesa de que pasaría por él a las siete de la mañana. Se retiró a eso de las once de la noche y un amigo lo dejó en la puerta de la casa donde paraba. La velada había sido muy agradable y trató de compartir con cada una de las personas allí presentes, Jade probó un poco de cada uno de los platillos ofertados y bebió a gusto. Sin necesidad de despertador se levantó antes de las siete y la esperó sentado en el portal. Ella fue puntual con su compromiso.

-Bueno, necesito primero pasar por un banco a sacar dinero y luego desayunar, estoy muerto de hambre.- Le dijo después de premiarla con un beso, partieron por la calle 49 y no encontraron ningún banco, Jade vio que Yoyito estaba abierto y supuso servían desayuno, doblaron por la 4ta. Ave. y divisaron un banco. Al llegar a la caja automática observó que el teclado estaba casi desprendido, señal de que la habían intentado robar con anterioridad. Aún así introdujo su carta y sacó dinero, luego regresaron hasta Yoyito y allí desayunaron, Jade se antojó de un gran plato de revoltillo de huevos y jamón con un jugo de mango. Todo lo devoró con ansiedad y partieron nuevamente en demanda de la 4ta. Ave. Llegaron al mismo motel que habían visitado días pasados, Jade solicitó una habitación con Yagushi, en la misma carpeta compró cinco cervezas de su preferencia, una caneca de ron Bacardí, dos colas y otra botellita de Juanito el caminante. La habitación se encontraba impecablemente limpia. Jade la fue desnudando entre besos y caricias hasta tenderla dulcemente en la cama, sobre su hermoso cuerpo se encontraba cuando sintió una extraña punzada en el estómago que comenzaba a realizar raras piruetas y se inflamaba por segundos. Ni atrás, ni adelante, nada funcionaba normalmente en esos instantes y Jade se preocupó mucho, su estómago continuaba jodiendo. Para evadir aquella anormalidad Jade la invitó a sumergirse en el Yagushi donde había vertido parte de una botellita de espuma comprada en la carpeta. Ya para esos momentos tenía preparado dos traguitos que mantenían al lado de la bañadera. Onix se colocó exactamente encima de su vientre y él se la comía a besos, ella subía y bajaba sobre aquella barriga inflamada, aprovechando la agradable sensación que produce la fricción entre dos cuerpos totalmente enjabonados. A pesar de los pesares y sus temores, ella logró excitarlo y le pidió ir a la cama, aquello se estaba convirtiendo en una tortura y Jade temía o sentía vergüenza confesarle lo que le sucedía. Cuando la situación se tornó insoportable Jade se separó de ella y le pidió que no fuera al baño, se desahogó a plenitud y tomó una ducha, luego, las cosas marcharon como siempre ocurrieron. Después de varias horas de estar compartiendo en el motel, entre risas pícaras ella le preguntó;

-¿Qué te sucedía mi amor?-

-¿Qué tú crees que me estaba sucediendo?-

-No sé, solo te pregunto porque te noté muy estresado.-

-Algo muy sencillo y que tenía pena decirte, supongo que de las cosas que comí anoche o en el desayuno, una de ellas me cayó mal y estaba a punto de reventar.-

-¡Coño! ¿Por qué no lo dijiste? Eso es algo natural que le puede suceder a cualquier ser humano.-

-Nada, por comemierda, por tener pena contigo.-

-Pues tienes que borrar un poco esas penas, porque si a mí me sucediera eso te lo diría al instante, me imagino todo lo que has aguantado.-

-Tú no sabes nada, cuando estábamos en el Yagushi brincabas sin parar sobre mi barriga y estuve a punto de cagarme, ya me tenías loco con esa tortura.-

-Serás anormal.-

-¿Qué tú quieres que haga? Con lo jodedora que eres capaz que me digas, carajo, después de tantos años se me viene a aparecer este cagón de mierda.-

-¿Cómo crees, y si me hubiera ocurrido a mí dirías lo mismo?-

-Por supuesto que no, tú serías una cagona muy linda.- Ambos se reían y disfrutaban al máximo los días que tenían disponible. Cada contacto sexual fue una experiencia inolvidable, pero no solo eso, en los tiempos de descanso conversaban mucho, se conocían como nunca tuvieron la oportunidad de hacerlo por desgracias del destino, soñaban constantemente. Luego de superado aquel bache cómico si se quiere, continuaron jaraneando, oyendo música, recordando sus pasados tristes y alegres, lamentándose de no haber compartido la vida juntos y que ahora al final de sus caminos, esos escasos momentos de suma felicidad pudieran borrar en algo la amargura pasada. Siempre fue así, Jade se mantenía sobre ella por varias horas, unas veces con su cara sobre sus senos y ella acariciándole la cabellera. Otras, en ese constante intercambio de mimos y besos hasta que surgía nuevamente el deseo por hacer el amor. Casi siempre se bañaban antes de una nueva experiencia, ese día Onix bebió demasiado, lo suficiente para encontrarse algo ebria y Jade se preocupó porque ella era la que conducía el auto. Mientras hacían el amor que en oportunidades sobrepasaba la hora en constantes cambios de posiciones, Onix le preguntó con dulzura;

-¿Estás soñando?- Sin saber por qué, tal vez para alegrarla o joderla, solo le llegó una respuesta impensada.

-¿Soñando? Yo estoy templando.- Ante aquella inesperada respuesta ella no pudo contener la risa.

-Comemierda, qué clase de HP eres, así que estoy de lo más inspirada y me sales con esa, no te preocupes porque te salió muy bien.- Ambos rieron nuevamente.

-¡Coño, pero es la verdad! ¿Qué estoy haciendo ahora?-

-Dale pal carajo.- Así fueron todos sus encuentros, así fue aquella inolvidable Luna de Miel a los cincuenta, así fue ese amor que nació siendo niños, así fue como penetraron profundamente en sus corazones el saldo de una deuda pendiente de toda una vida.

En los días finales de su estancia en Miami, tanto Jade como Onix contaban los segundos restantes por vivir. Tres días antes de la partida Jade comenzó a sentir los síntomas de una inevitable depresión, tenía el convencimiento de que al partir su corazón lo haría destrozado, en aquella tierra dejaría abandonado nuevamente uno de los grandes amores de su vida y no deseaba pensar en ello, fueron difíciles momentos los vividos. La noche anterior se encontraron en un cumpleaños en casa de un pariente de Jade, ambos estaban destruidos por dentro aunque aparentaran lo contrario. Aquella despedida fue una de las más dolorosas de su vida, nunca le había gustado despedirse y ahora menos. Onix no podía engañarlo ni él a ella, atravesaban uno de los momentos más tristes de sus vidas y luego de unos besos amargos, ojos enrojecidos y corazones destruidos se separaron.

 

Capítulo 6.- Final y comienzo de una historia.

Partir de Miami fue uno de los días más amargos de su vida, al despegar quedaba en aquella ardiente tierra no solo parte de su corazón, dejaba tras de sí toda una historia muy difícil de reconstruir, allí dejó Jade uno de los grandes amores de su vida. En la medida que el Jet ganaba altura, buscaba entre aquel bosque de cúmulos la presencia de su madre. Luego las nubes se hicieron más ausentes, hurgaba entre cirrus y stratus sin hallar su presencia, solo deseaba hacerle una pregunta. Al parecer el cielo dispuesto para ella se encontraba mucho más alto, inalcanzable para un avión, luego, todo se volvió azul.

De un azul muy parecido al de sus ojos y bajo él, muy distante, las nubes continuaban pasando juguetonas igual que ella, unas veces con la forma de las sábanas donde durmieran por segundos, otras, como copos de nieve que adornaran sus sueños.

El dolor no lo abandonó un solo instante y en la medida que se acercaba a su tierra la depresión aumentaba, a veces su conciencia le hacía una sola pregunta, ¿valió la pena? Montreal, la ciudad que amaba con todas sus fuerzas se presentaba bellísima esa noche, otras veces la visión fue interrumpida por lluvias o nieve, hoy era limpia, nítida y vista desde el cielo su imagen es maravillosa, Jade la miró con indiferencia.

Ese malhumor lo acompañó desde el aeropuerto y no lo abandonó durante varios días, todo lo encontraba anormal, su vida, su historia, su familia, su nueva tierra, su exilio, el paisaje al que diariamente estaba acostumbrado, su mente no podía integrarse nuevamente al presente. Jade siempre había sido aventurero por excelencia, pero nunca había amado con la intensidad que lo hizo con aquella mujer que hoy reencontraba en su vida, pocas cosas lo hicieron dudar y Onix era una de ellas.

 

Hola amor....

No te has ido y ya te extraño, es increíble, hoy pasé por aquí y vi el mensaje que me habías mandado antes de venir y lo guardé. Te quise dejar algo para cuando llegues, no sé como voy la pasar después sin verte,  porque aunque no te vea diario sé que estas ahí a mi alcance. Pero bueno, tendré que acostumbrarme a no verte... no será fácil. He pasado unos días maravilloso contigo y esos instantes que hemos vivido para mí han sido intensos, me gusta mucho como me haces el amor nunca lo voy a olvidar TE AMO de veras créeme, no es broma....

Y ya me puse triste y estoy llorando.

Chao amor.

Onix.

 

Hola amorcito..

Gracias por todo lo vivido en esos instantes que pasamos juntos, sentí de nuevo que estaba o estoy viva y nunca voy olvidar ningún momento, todos. Aunque fueran hablando me sentí muy bien, pero esta vida es así, llegamos un poco tarde a nuestro encuentro. Un poco del destino o como yo siempre digo, esto estaba escrito tenía que suceder así. Nos conocemos casi desde niños y mira todo lo que sucedió. Ni en los centros espirituales te encontré, ¿por qué?, siempre me pregunto. No estaba escrito que nosotros nos encontráramos hasta ahora. Ya pasó el encuentro y si el destino quiere nos volveremos a encontrar, y si no, siempre nos recordaremos y nos amaremos en silencio como me decías en uno de tus mensajes. Por más que intento olvidarte, solo consigo amarte más. Nunca voy a olvidar ese primer día y te sigo confesando mil veces si fuera necesario, que esos días de amarnos y
besarnos aunque fueran pocos, comprendí que estamos vivos (estoy hablando en plural) y a la mierda los que crean que estamos muertos. Es muy buena idea tener un rayito de esperanza, algún día intentaremos hacer el camino juntos, olvidarnos y perdonándonos a
nosotros mismos, pensando siempre que lo nuestro es lo mejor. Cuando uno cree que rehacer la vida es imposible, amanece de nuevo y renace la Fe. Esa sensación de futuro en medio de la nada, es lo que nos debe impulsar cada mañana a disfrutar la rutina, hasta
comprender que el silencio es mágico, cuando tu corazón envía respuestas a las palabras que te llegan de la nostalgia, y de muy lejos de quien sientes que te ama, al menos eso es lo que yo siento y creo tú también. Ya pasó el miedo del primer encuentro, ahora vivo esperando el segundo y eso me tiene soñando para llenar el vacío de tu ausencia,
aunque la mente es capaz de lograr imposibles y mi mente está contigo, aunque sea en la oscuridad seremos cómplices en las alegrías.
Hoy tengo un poco de privacidad y quería sacar esto que tenía por dentro para ti, decirte que en este mundo lleno de gente común y corriente, es maravilloso contar con alguien como tú.

Muchos besos....

Onix.

 

 

Hola muñequita..

Hoy pude finalmente acceder a Internet y me encuentro este mensaje tuyo, bueno, ya me habías hablado de él.

¿Por qué dices que te gusta como te hago el amor? No sería más perfecto decir; nos gusta como hacemos el amor. Esto lo digo porque yo no hice las cosas solo y si no hubieras puesto de tu parte todo iría al fracaso. Eres estupenda y capaz de despertarle el apetito sexual al más indiferente de los hombres. Conmigo fue muy sencillo porque ya estaba preparado para ello, no es lo mismo hacer "el amor" en el sentido figurado de la palabra, que hacerlo con verdadero amor, eso era lo que yo hacía simplemente, compartir ese gran amor que siento por ti, más bello aún cuando esa pequeña dosis se vierte dentro de tu cuerpo.

 Créeme que todo fue maravilloso (bueno, casi todo, no olvidemos la inoportuna aventura del baño, Dios mío, me cago de solo pensarlo) por suerte eres una de las mujeres más sencilla que he conocido en mi vida. Tienes una paciencia que envidio y un carácter inigualable, digamos comprensiva y jodedora, eres la síntesis de lo que he buscado por tantos años y hoy encuentro. ¡Qué puto gran descubrimiento! ¿Quién lo hubiera pensado? En fracciones de segundos te echas a cualquiera en el bolsillo, no es que lo diga, lo comprobé con mis amistades.

 Hoy no salgo de aquellas habitaciones, "Música es" será un punto de partida porque se escuchaba en los momentos que entré en tu cuerpo, embriagado por tu calor y el dulzor de tu aliento, por eso te lo pedía con insistencia, penetraste por mis pulmones y recorriste todas mis venas, te juro que no lo olvidaré. Esos ojos tuyos (imperdonable pecado haberlos olvidado) me embrujaron desde el aeropuerto. Aquel simple abrazo (para los que nos rodearon) no eres capaz de imaginar la magnitud del significado que tiene para mí. Temí cada segundo que esperaba, sentí un miedo terrible a defraudarte, tal vez no le diste mucha importancia a aquel acontecimiento, pero los nervios me traicionaban. No es fácil embarcarse en una máquina del tiempo, no es sencillo dar un salto tan largo para unir presente y pasado, no solo eso, borrar el pasado de nuestras mentes en tan poco tiempo.

 Doy gracias a Dios por haber saltado tan alta barrera, por haberte encontrado más bella de lo que imaginé, por haberme ofrecido en sus momentos cada palabra que susurré en tu oído y que esas fueran sinceras. Gracias por haberme abierto el corazón o por darte la llave para hacerlo, quién sabe, lo cierto es que llegaste muy lejos, a un lugar muy oscuro, frío y donde solo reinaba el silencio. Gracias a ti vuelvo a ser yo, y no solo eso, vuelvo a pertenecer a quien siempre debí ser propiedad, porque aunque estemos apartados ahora, soy tuyo.

 Te espero en uno de esos viajes astrales y si deseas llevarme, partiremos juntos hasta donde nadie pueda romper este encanto, qué puede importarme si dejamos el cuerpo.

 

                     Te amo...

Jade

La vida cobró su criminal rumbo, la monotonía invadía el alma de ambos y desde lejos se amaban y sufrían ese obligado destierro. Uno de esos días un amigo le preguntó a Jade; --¿Crees que haya valido la pena?-

-Por supuesto que si, aunque ahora reine el amargo sabor que deja una despedida, vive también la esperanza de un nuevo encuentro, queda latente el deseo de terminar un camino desconocido juntos, será corto por nuestras edades, pero, ¿serán suficientes para borrar las huellas dolorosas con las que nos marcó la vida? Creo que si, un solo segundo de felicidad es capaz de eliminar muchas de esas huellas, ¿por qué renunciar entonces?

Valió mucho la pena aunque hoy la angustia que produce la lejanía, se mantenga como un fantasma rodeando nuestros corazones. Nos amamos mucho más que cuando fuimos jóvenes, tuvimos la dicha de descubrirnos nuevamente y lamentarnos de la mala jugada que nos hizo el destino. Aún así y sabiendo todo el tiempo transcurrido, borramos ese pasado que pesaba sobre nuestras conciencias, fue un salto que muchos seres no pueden imaginar para llegar a vivir este presente. Nadie sabe todas las vueltas que dio el mundo desde nuestra separación, para volvernos a unir en otra tierra, eso es muy bello y vale la pena vivir esa experiencia, aunque luego la herida que produzca en tu corazón nunca cierre, esos momentos de felicidad tienen su precio, que importa continuar viviendo con el corazón sangrante, si antes de ello se encontraba casi muerto.

Hola Muñequita...

 No sé por qué, hoy hubo una pregunta que me estuvo dando vueltas en la cabeza todo el día. También me pregunto por cuál razón no te la hice cuando estaba contigo.

 Sabes que la vida da infinidad de vueltas y no podemos predecir el futuro, sin embargo, supongamos por un solo momento que se presenten todas las condiciones para ello. Has tenido oportunidad de conocerme mejor que cuando fuimos chicos, aunque es muy cierto que el tiempo no nos alcanzó para conocernos mejor (para mí es suficiente) La pregunta es esta.

 Si se dieran todas las condiciones propicias para ello, ¿estarías dispuesta a vivir el resto de nuestras vidas conmigo?

 

         Te amo..

Jade..

 

Hola mi amor....

Yo también tuve esa pregunta a flor de piel, claro que si.

Muchos besos..

Onix.

Ya no quedaban tulipanes abiertos, la primavera se había consumido antes de que se encontraran en Miami, los parques de Montreal se encontraban adornados de infinidad de flores, alegraban el paisaje la presencia de muchas palomas y las locas gaviotas de todos los años, los días sucedían marcados por la nostalgia y ella se encontraba junto a él en cada uno de sus rincones. El se encontraba diariamente junto a ella, viajaba por Miami a su lado disfrutando de su música, besándola en cada semáforo. Esta historia comienza un verano.

 

 
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
10-9-2002.