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 LA MUSICA Y LOS CUBANOS
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  La música, cuan arraigada ha estado a nuestras vidas, a la vida de los pueblos, no puedo explicarme como pueden haber seres, que no sientan nada por ella, en cualquiera de sus manifestaciones y géneros. La música es algo grande, es amor, es poesía, son las hojas de nuestro almanaque, es parte de nuestra ideología, clasifica generaciones de seres, sirve para conocer un poco de geografía. La música es un bello cuadro, es un paisaje, una carta a nuestra enamorada, es nuestra infancia, es la vida loca del joven, la menos agitada del experto, el sueño relajante del más viejo. Música es una mujer, vestida o desnuda, pero es ella cuando se ha amado y se conserva en el recuerdo. ¿Cuánto vivimos con una canción? Mucho, yo diría que bastante, es incalculable el poder que tiene, para hacernos viajar dentro del tiempo, podemos estar ausentes de un lugar o momento vivido por muchos años, y oyendo una de esas canciones, que un día compartimos en un lugar cualquiera de este planeta, regresamos milagrosamente rompiendo las barreras de ese espacio transcurrido, allí, compartimos de nuevo con el ser amado, con la misma ropa, el mismo rostro, la misma edad, el mismo paisaje. Nos asombramos porque nada ha cambiado desde entonces y somos felices gracias a la música.
La música no ha estado ausente en la vida cotidiana de los cubanos, lo primero que aprendemos en nuestras vidas, es la letra de una canción pegajosa, luego por un instinto natural, comenzamos a mover los pies, desde aquellos momentos en los que apenas sabemos caminar, Cuba es un mundo de amantes a ella, desde tiempos remotos la llevamos en la sangre, debe haber sido por esa mezcla de español y africano, con ese toque especial del Caribe, que la identifica sobre cientos de estilos y melodías, es una verdadera pena, que algo tan grande y maravilloso, haya sido vinculada a la política, que por su culpa se diera muerte a tanto talento creador, que se impusieran gustos, autores, letras, ritmos, que vergüenza llegar a odiar a un buen compositor, a un buen artista, a un pintor. Que basura son todos esos políticos y gobernantes, que no respetan esa cosa tan grande, que solo le pertenece a los pueblos, a todos en general, la música es propiedad del planeta.
Hoy me trajeron de New Jersey dos discos, de aquel formidable grupo español "Formula V" , cuando lo puse me sucedió eso que les narraba, regresé a la década de los sesenta. ¡Qué tiempos aquellos señores! Muy buenos grupos tenía España en esos años, fue la época de oro de las agrupaciones musicales, Los Brincos, Los Angeles, Los Mustang, Los Bravos, etc. Ellos llegaron en el tiempo que nosotros estábamos cerrados a la música extranjera, por eso quisiera me permitieran regresar solo unos años, hasta el sesenta y cuatro por ejemplo, yo sé que a mis amigos les gusta estas cosas para recordar, a los de mi generación me refiero, para los más jóvenes, le servirá como una lección de lo que nos tocó vivir en esos tiempos.
Quedamos aislados totalmente por una férrea cortina de acero, todo estuvo prohibido en esos tiempos, escuchar música de afuera era un delito, era contrarrevolución oír música americana, la gente cuidaba mucho aquello último que entró a la isla, a los discos se le gastaban las carátulas, de tantas veces que pasaron de manos a manos, para celebrar una descarguita (fiesta entre amigos) y no solo eso, para celebrar los quince de Juanita o Carmen, nuestra amiguita de la escuela, entonces, no podía faltar el disco "Los quince de Paul Anka', que tragedia, cuanto daño le hacíamos al país oyendo lo que nos viniera en ganas.
La radio solo difundía a Pello el Afrokan, el ritmo Pa Cá, el Pilón, el Dengue y a las orquestas tradicionales, Aragón, Neno González, América, Maravillas de Florida, Barbarito Diez, etc. Todos eran buenos, pero a los jóvenes nos gustaba oír lo que nos diera la gana. ¿Por qué tenían que imponernos 24 horas con la música cubana? ¿Cuál fue el resultado obtenido? Llegamos a detestar nuestra música y odiar a nuestros artistas, así pasó, porque a la juventud hay que darle un espacio, para que ella escoja y disfrute de acuerdo a sus gustos y afinidades. En nuestras descarguitas solo se oía a Elvis, Bill Halley, Paul Anka, etc, pero estos envejecían cada día, no entraba nada nuevo y nos aburríamos de estar escuchando lo mismo, entonces había que sintonizar emisoras americanas, pero estas no se podían poner con mucho volumen, todo era una tragedia, me esperan unos segundos y pongo un disco de Los Zafiros.
Oyéndolos, me mantengo en estos años que les narro, respiramos un poco con aquel programa que ponían a las diez de la noche, que se llamaba "A solas contigo", recuerdo que era romántico, participaban Elena Burke y el cuarteto de Meme Solís, la juventud respiró un poco con ellos, tenían buenas letras sus canciones y una música dedicada a los enamorados, a nosotros los jóvenes, que es la edad en la que más se enamora uno, al menos con mucha frecuencia. Aparecen también las queridas figuras de Giorgia Galves, Luisa Maria Guell, Raul Gómez y los Bucaneros, Zafiros y otros que mas o menos la juventud aceptó, ante la ausencia de productos extranjeros.
Pobre juventud, ya existía la libreta de racionamiento, la cambiaban todos los años, pero en la nueva anotaban el pantalón que habías comprado, no se sabe que tiempo atrás, tampoco aparecía como vestirnos para una descarguita, la tela de mezclilla, o sea, la que se usa para hacer jeans invertida, pero de mala calidad, era la única que poseíamos para hacernos un pantalón, que debíamos cuidar con esmero, para usarlo solamente los días festivos, las medias desaparecieron, entonces las mujeres se dedicaron a hacerlas bordadas con hilo de coser, donde quiera bordaban, en la guagua, en la cola, en la funeraria llorando, en el hospital pariendo, había que bordar, esa era la orden para poder tener medias, pero todo duró, hasta que se acabó el hilo.
Qué lindo cantaban los Zafiros, los mantuvieron olvidados por demasiados años, la última vez que los vi actuar, a Ignacio se le escapaban gallos, todos estaban desafinados y acabados por el alcohol, actuando en el Copelita de Humbolt y Malecón, me dio una verdadera pena verlos allí, porque los Zafiros habían sido parte de mi juventud y nosotros los quisimos, los cubanos siempre hemos querido a nuestros artistas. Increíblemente y en pleno verano, vi a muchachitas de la época, vistiendo faldas estrechas confeccionadas de bolsas de polietileno negro, del mismo que se utiliza para las bolsas de basura aquí, había que inventar para vestirse en ese tiempo, detrás de nosotros permanecía implacable la libreta de racionamiento, que resistencia tiene esa degenerada, miren que han muerto cubanos en estos años, y la tipa sigue ahí con más salud que nunca. Para calzarnos era otro gran dilema, no habían zapatos entonces la gente transformaban las botas de trabajo, hay que reconocer que siempre tuvimos grandes artesanos, cuando le ponías unas botas de estas en las manos, hacían maravillas con ellas, solo unas botas le ofrecieron gran resistencia a estos innovadores, ellas fueron las duras y resistentes botas rusas, no hubo manera de adaptarla al gusto tropical, casi éramos un ejercito uniformado, para donde quiera que mirabas, solo encontrabas mezclilla azul, poco le faltó al barbas convertirnos en una extensión del pueblo chino. Me disculpan un momento, voy a poner un disco de Nino Bravo.
Que clase de voz tenía este cantante español, gracias a Dios en el año 67, no recuerdo exactamente pero creo que fue en este, cuando pusieron el programa llamado "Nocturno", entonces apareció esa maravillosa voz de Raphael, para conquistar rápidamente a nuestra juventud, le seguirían muchos, Rita Pavone, Juan y Junior, Beatles, Rolling Stone, Tom Jones, etc, etc. Poco a poco nos autorizaron a consumir música de afuera, pero, ya el daño estaba realizado, nosotros odiábamos a nuestros artistas, nuestras orquestas, nuestros compositores, etc, detestábamos todo lo nuestro y no era porque fueran malos, lo hicimos por rebeldía, porque así es la juventud por naturaleza.
Cuando oigo a Nino, recuerdo a una querida amiga de mi juventud, era bella aquella mujer, no existía lugar para ninguna clase de complejos, ella solo tenía 21 años, yo contaba con 17 y estuve algo enamorado de ella, un día de esos en los cuales nos pusimos de acuerdo para un encuentro, en el momento que nos disponíamos a desnudarnos, me pidió que apagara la luz, aquello me sonó extraño, Mary tenía los senos firmes como lanzas, una cinturita que hacía resaltar sus caderas y fondillo, lindas piernas y una tremendamente bonita cara, era un sueño de mujer que podía volver loco a cualquier hombre menos a su marido, la apagué, pero en el momento en que se desvestía la encendí de nuevo, aquella mujer se puso muy roja de vergüenza, el problema era que tenía puesto unos calzoncillos atléticos, yo la logré calmar porque llevaba unos calzoncillos, que en Cuba los jóvenes le llamaban matapasiones, el asunto me explicó; era que solo tenía un bloomer y lo reservaba para cuando se viera obligada a visitar al médico, pobre juventud, estábamos en Período Especial y no lo sabíamos.
¿Cuántos Períodos Especiales habrán pasado cada generación? Todas han tenido estos pésimos tiempos, nadie ha escapado de ellos, es como una cabrona maldición. Si me disculpan un minuto, pondré un disco de Barbarito Diez.
¡Qué letras caballeros! Esas si eran composiciones, de verdad que en aquellos tiempos la gente sacaba inspiración de donde no la había, cada canción de este viejo es un poema, pero bueno, al gobierno se le ocurrió la maravillosa idea de ponerle salario fijo a los compositores, ganaban lo mismo, compusieran o no, el mismo salario si lo que hacían era una mierda, bueno, los inteligentes eran ellos. No se le podía componer a la mujer que te traicionaba, eso era ofender a una compañera, en realidad, como decían ellos, todo debía llevar un mensaje revolucionario, creo que no existía espacio para el amor, todos los que subían cumplían esos parámetros, con la revolución todo, fuera de ella nada, siempre han sido implacables, hasta que mataron la inspiración. A mi viejita le encantaba Barbarito, hoy de vez en cuando lo pongo, todos los fines de semana oigo música cubana, creo que ahora la consumo más que cuando estaba en la isla, tal vez sea por nostalgia, pero no escucho cualquier cosa, me gusta mucho la más vieja. Silvio Rodríguez es de mi generación al igual que Pablo, ambos son geniales compositores, en la juventud fueron las banderas de muchos jóvenes, creo que en muchas ocasiones, nosotros interpretábamos sus letras de una forma distinta a como ellos las compusieron, esto ha sucedido muchas veces en nuestro país, después, con la adquisición de un Lada, la casa, los viajes, etc, sus banderas y espíritu rebelde se fueron doblegando, creo que lo mismo ha sucedido con Carlos Valera, son muy pocos los que se han mantenido firmes a sus ideas, en la mayor parte de los casos han pasado a formar parte de las filas de los olvidados, terminando cantando en cabarets de mala muerte, hasta que la gente se olvidó de ellos, así funciona ese sistema. De la misma forma que nosotros llegamos a detestar a los compositores nuestros en la década del sesenta, ahora cuando los oyes alabando a un sistema que ha destruido a nuestro país y en especial a su líder, surge un desprecio involuntario hacia sus figuras, aunque ames su arte, esto funciona como un resorte, siempre ha sido así y la culpa de esto, lo lleva implícito el sistema que gobierna, nadie en Cuba ha sido bobo, esto se podía observar en los festivales que allá se realizaban, siempre ganaban los compositores, cuyas obras llevaban algún mensaje a favor del régimen. Me esperan un segundo, pondré ahora un disco de Benny Moré.
¡Qué negro caballeros! Esa voz era de oro, creo que es una de las mejores que ha dado Cuba, hay que oír por supuesto las letras de sus canciones. ¿Qué me dicen de esas antiguas canciones de la orquesta Aragón? Olvídense del chaonda y todas esas boberías que tocaron después, les hablo de aquellas que nunca mueren, las más viejas. Hay para escoger, Miguelito Cuní, el Septeto Nacional con Ignacio Piñeiro, Roberto Faz, la orquesta Riverside, Maravillas de Florida, América, Celeste Mendoza, Cuba ha dado tantas cosas buenas, fíjense que solo les he hablado de las que siempre vivieron en la isla, hay muchos más, todos ellos en sus estilos hicieron arte. Hoy, solo se hace música para mover el culo, no hay letras, no hay romanticismo, no hay poesía, no hay amor.
Deténgase un instante, tome todo el repertorio de Juan Formell, únalo al del Médico de la Salsa y cocínelos con todos esos grupos de chillones nuevos, todos ellos no se acercarán a algo que se conoce como arte, nunca podrán competir con ninguno de sus compatriotas pasados, porque lo que producen no es música ni un carajo.
¿Tiene el cubano la culpa de vincular el arte a la política? Claro que no, habría que preguntarle primero al gobierno, por qué sancionó a Raphael, Feliciano, Los Angeles Negros, Julio Iglesias, Elvis Presley, después cayó en desgracia Oscar de León, etc, etc, la lista es interminable, curiosamente, después nos pasaron de nuevo a Julio Iglesias y a Raphael, porque los rusos nos lo mandaron por satélite, en un programa llamado "Colorama", nada, nos autorizaron a escucharlos de nuevo. Los comunistas han sido el peor atentado al arte en Cuba, desde su llegada al poder, se perdió ese prestigio que gozaba a nivel internacional, como país creador de grandes obras que recorrieron el mundo, ritmos que se bailaron en todas las latitudes del planeta, y que por fortuna se mantienen vivos, el Bolero, Son, Rumba, Cha Cha Cha y el Mambo entre otros fueron creados por cubanos, hay regiones de México, donde increíblemente se mantiene vivo el Danzón, hoy solo le dan la vuelta al mundo, los cubanos que están en el exilio, háblese de Gloria Stefan, Arturo Sandoval, Jon Secada, etc. Los que son buenos en Cuba y se mantuvieron desconocidos por muchos años dentro de la isla, salen y al poco tiempo triunfan, ahí tienen a Albita, Maguie Carlés, Sandoval, Paquito de Rivera y otros.
Los más mediocres, no tienen otra alternativa que seguir cumpliendo con los deseos de su gobierno, es la única manera de poder sobrevivir, esperando que algún día cambie aquello, con la muerte del tirano, por una obra de magia, porque el pueblo se canse de tanto despotismo y un día despierte, y se acuerde de la guerra de los Diez Años, por lo que sea, pero ese día tiene que llegar, porque no hay mal que dure cien años, ni pueblo que lo resista.
Si me permiten, pongo un disco de Andrea Bocelli, para tratar de olvidarme por un instante de todo esto, no soporto a la gente con mala memoria.
Nos vemos.
 
 
 
Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.