Mi Habana se hunde |
Mi Habana digo porque es mía, porque es propiedad de cualquier cubano como yo, porque nací allí y crecí en ella, porque conozco la mayoría de sus barrios, sus calles, sus bares, sus posadas, sus recovecos, los negocios de mi gente, lo que hablan, lo que piensan, lo que sufren. Porque sé perfectamente lo que es tener las tripas pegadas al espinazo, levantarse sin un vaso de leche, amanecer con la piel destrozada por los mosquitos, como la imagen de la luna pero al revés, sin cráteres pero abundante en ronchas. Porque sé lo que es robar dignamente y vivir con dos caras, pero por encima de todo porque la viví intensamente desde niño y la he visto derrumbarse con el tiempo, perder los colores de sus fachadas, caerse sus portales, tupirse sus tragantes y flotar la mierda en muchas calles, sufrir el nacimiento de cada bache, la clausura de un bar, sus vidrieras vacías y llenas de consignas que no visten a nadie, aquellas interminables colas para templar. Discúlpenme cuando se me escape un carajo o simplemente me cague en la madre de cualquiera, no puedo ocultar mi incultura y se me hace difícil expresar ese dolor que se siente cuando la veo declinar. De veras envidio a las personas que dominan nuestro idioma, tal vez esa diferencia idiomática nos aleje un poco y podamos sentir lo mismo, pero ese es mi defecto y no lo oculto, hablo mal, escribo igual pero nadie me llevó a un prostíbulo en mi primera aventura sexual, solo digo y expreso lo que siento, me duele que La Habana se hunda como a los más finos y no le echo la culpa a nadie porque todos las tenemos por igual. Mi hermosa Habana vista así desde el mar no cambia mientras no desaparezcan sus edificios, oculta por ese smog que nadie puede contemplar desde una guagua, y a la que solo descubres cuando te revuelcas en ella, sientes su peste adaptada a los olfatos rutinarios, la pérdida de sus colores a los ojos ciegos por la costumbre y la vida destrozada por la complicidad tímida de los años. Muchas veces llegué hasta ella luego de largas ausencias para sentir los estragos del tiempo pasado, para la gente nada había cambiado y mi ciudad se derrumbaba ante sus ojos, como si fuéramos animales que a todo nos adaptábamos, vivíamos felices entre la mierda y aún hoy la disfrutamos, esa es la imagen que guardo de ella. Gente ciega que deambula por sus calles con una jabita debajo de los sobacos, mirando al piso para evitar un bache, buscando infructuosamente a cada lado para tratar de llenar esa bolsita de plástico. Leo de vez en cuando que todo se debe al bloqueo americano, no solo el derrumbe de la parte vieja de La Habana, hoy se cae en pedazos esa parte construida después del 59. No sé por qué menciono ese año que tanta apatía produce incluso para los nacidos en el 90. Recorriendo mi ciudad a través de un video gravado por la hija de Pirindingo no puedo ocultar mi dolor y me asombra el orgullo que sienten otros. Hagamos una parada término medio para no ofender a muchos de esos que revientan de ese orgullo por logros que no veo por ningún lado. Hablemos de barrios nuevos relativamente nuevos que se pudren en esa triste historia, Alamar por ejemplo, su construcción se inició en el año 71 y podemos considerar ancianos aquellos primeros edificios. Yo trabajé en ese barrio y me mudé en el año 81, o sea, diez años después de inaugurarse ese barrio obrero. Hoy cuando veo el video filmado por Alicia en su maravilloso país siento deseos de llorar, desde ese año aquellos edificios no han vuelto a ser pintados, las ventanas se encuentran podridas, los techos filtran, las tuberías tienen salideros que inundan a los vecinos de pisos inferiores, la basura no se recogía desde hacía un mes, todo estaba hecho mierda como decimos en buen cubano y que entienden muchos refinados, solo que aquellos fueron llevados a un bayú en su primera experiencia sexual como regalo de cumpleaños, a veces chocamos y queremos decir lo mismo. Hay que culpar a alguien entonces de tanto destrozo no pronosticado por Nostradamus, ¿quién mejor entonces que el imperialismo y su inhumano bloqueo? Nadie supongo porque ese lloriqueo ha estado de moda desde hace varios años, los suficientes para engañar a tontos útiles". Preguntémonos entonces y por una sola vez en esta puta vida; ¿Qué carajo tienen que ver los gringos en toda esta mierda? Nada, absolutamente nada, pero esa es y será la costumbre en este cabrón continente. La Habana se cae poco a poco y lo reconoce el mismo gobierno sin ningún tipo de vergüenza, pienso que somos hasta descarados. Se declaran zonas "patrimonio de la humanidad", se solicita ayuda financiera a la UNESCO y la contribución de muchos trabajadores del mundo, aporta su granito de arena para conservar aquello que debe ser testimonio de generaciones que nos antecedieron. En la capital de los cabrones (hablando en cubano) se procede a la reparación de esas áreas con moneda nacional y mano de obra barata para disfrute de los turistas, mientras se le inyecta moneda fuerte que nadie sabe a dónde irá a parar. Pero bueno, esa situación solo se produce en las zonas dedicadas al disfrute de extranjeros. Me surge una sola pregunta; ¿Qué tienen que ver los americanos y el famoso "bloqueo y unas veces embargo", en la destrucción de nuestro país? La respuesta es "Nada". Todo es un descaro político donde se explota la ineficiencia e incapacidad del sistema imperante en la isla. No hablo ni escribo por hacerlo, gracias a las dificultades que se viven en ese país, un cubano medio ha experimentado infinidad de cambios en su vida, se ha visto obligado a trabajar en tanta variedad de oficios, que hoy le agradezco a esas dificultades haberme ayudado a superar muchos escaños y complejos en esta parte del planeta, para que nunca me falten unos dólares en el bolsillo y la mesa se encuentre con la comida necesaria para satisfacer no solo nuestras necesidades, quizás para cumplir algunas vanidades. Los capitalistas son brutos y derrochadores (esa es la manera de pensar de cualquier ser educado bajo el sistema comunista), es de suponer que así sea cuando se ha vivido en una constante austeridad, esa pena se arrastra y es difícil de olvidar hasta no superados varios años del lado de acá, hasta que la sociedad de consumo no te absorbe o consideras que hay algo más importante que lo material, el tiempo. Los capitalistas de una forma racional se preocupan por sus instalaciones, cada año invierten el mínimo indispensable en su mantenimiento porque saben que de no hacerlo, transcurrido un tiempo los gastos serán triplicados. Por tal razón pasan los años y sus instalaciones no envejecen. En cambio, los comunistas construyen algo bello y al cabo de escasos años se convierten en una verdadera ruina. Nada queda excluido en esta expresión, puede ser un edificio de viviendas, gubernamental, instalación deportiva, hospital, etc. Hoy solo se le presta atención a aquellos sitios frecuentados por turistas, pero ejemplos de derroche irreversible sobran, y cabe señalar los gastos realizados en oportunidad de aquellos inoportunos "Panamericanos" realizados en medio de una profunda crisis económica solo por fines políticos, muchas de esas instalaciones hoy se pudren por falta de uso y atención. En fin, ¿qué tienen que ver los americanos y el cacareado "bloqueo" en esta situación que ha hundido al país? La respuesta es "NADA", absolutamente nada. La mayoría de los materiales de construcción son de producción nacional, me refiero al cemento, bloques, ladrillos, arena, piedra molida, tuberías, cabillas, etc. Solo una ínfima parte de esos materiales eran de importación como la madera, algunos cables eléctricos etc. ¿Qué ha sucedido entonces? La mayoría de esos recursos fueron enviados como "donación" a otros países (entiéndase regalados) sin satisfacer las necesidades nacionales y otros vendidos en negocios de compraventa en los que Cuba o su gobierno participó indiscriminadamente sin tener en cuenta sus demandas internas. Como Oficial de la Marina Mercante puedo hablar con suficientes argumentos sobre esto que menciono, por solo citar un ejemplo hablaría de la venta realizada por la parte cubana de todo el acero importado desde la URRS hacia los países árabes. No fueron pocas las oportunidades en las que embarcamos cabillas, alambrón y otros elementos dedicados a la construcción desde Cuba para Argelia, Egipto, Líbano, Jordania, Irak y otros. Una vez sorprendido ante ese incremento en esas exportaciones, le pregunté a uno de los agentes sobre el origen de ese cargamento, que se embarcaba plenamente identificado como producido en la isla y me respondió los siguiente; "No seas bobo, todo ese acero se está descargando de un barco ruso, se transporta hasta la "Antillana de Acero", se le cambia la chapilla de identificación y aparece como producida en el país. Debo aclarar que los negocios de compraventa son reconocidos internacionalmente y no era un acto exclusivo del gobierno cubano. Sin embargo, debo suponer que cuando se procede de esa manera se suponen satisfechas las necesidades nacionales, no solo eso, nunca se tuvo el interés de satisfacer las necesidades de la población en viviendas, crisis multiplicada en 43 años por el crecimiento demográfico de la población, y peor aún, no se invierte nada en el mantenimiento de aquellas antiguas construcciones. Los edificios se derrumban, el sistema de abasto de agua no funciona en muchas partes de la capital, las calles se destruyen con la proliferación de los baches sin reparar por decenas de años, el sistema de alcantarillado se encuentra bloqueado en gran parte de la ciudad, y sumémosle a todas estas dificultades, que muchos de esos recursos disponibles han sido desviados a la construcción de trincheras, túneles, bases militares, etc., en espera de una invasión que no se ha producido en 40 años. Debo agregar a todo esto que Cuba ha exportado durante muchos años cemento a granel y en sacos, mientras los nacionales carecen de él para la reparación de sus viviendas. Mi Habana se hunde desde hace muchos años, La Habana que es mía como tuya, la que es propiedad de todos los que nacimos en ella, pero lo más triste es que no solo se hunde la capital, se va a pique el país con ella. Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
26-10-2001.
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