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Señores.......
Excluyendo los trillos, caminos, senderos, calles, avenidas y lugares por donde transitan los turistas, los cuales han sido divinamente pintados y decorados, La Habana es una gran urbe; en su mayor parte desconocida por estas personas que la visitan cada año. Unos porque van en busca de sexo, otros por sus playas, muchos curiosos se conforman con lo que fueron a ver y oír, luego satisfechas sus interrogantes se marchan, y no conocieron nada. Sin embargo,
hablan unos de las mulatas calientes, otros de las cálidas aguas,
los mas sordos y ciegos parten cargados de consignas revolucionarias, pero
nadie vio ni oyó; lo que sufre mi patria.
Estos lugares
por donde no pasa el curioso turista, no tiene nada de encantador, su paisaje
es pobre, mas bien triste, falta la pintura, el agua, la comida, la medicina,
la ropa, el transporte, muchas horas sin luz, y lo único que no
han podido eliminar, es el aire que se respira, ni el sol que los ilumina,
porque de eso es dueño Dios.
Cada barrio tiene
sus encantos, los que no se pueden pintar ni adornar para que los vea un
turista, para conocerlos no hay que pagar, se tiene que vivir con el, saber
que se come, como se duerme, observar las raídas ropas de la gente,
quienes la mayor parte del tiempo anda en bicicleta o a pie, con los zapatos
viejos, el estomago pegado al espinazo y la piel quemada por el sol.
Mi barrio se
llama Luyano ( si es que alguna vez fue mío ), pero allí
viví varios años y siempre creí ser su propietario.
El apartamento de mi viejita quedaba en la esquina de las calles Reforma
y Herrera, la puerta de la escalera daba a esta ultima, tenia un balcón
a todo su rededor, en él disfrutábamos de las cosas de mi
gente, sus chistes, las groserías, las buenas y sonadas broncas,
eran tantas y tan seguidas que llegaron a gustarnos y nos entretenía,
pero la mejor cualidad de aquel estrecho balcón, era que podíamos
respirar a todo pulmón, cuando el calor era insoportable y carecíamos
de ventilador, también, cuando se tenia y no se podía usar
por culpa del jodido apagón.
Todas las cuadras
cercanas eran de viviendas de dos pisos, digo, de verdad que lo eran; y
asi fue, hasta que La Habana sufrió la invasión de las hordas
palestinas ( que asi le decían a los orientales ), y con ellos llegaron
esos grandes arquitectos, que todo lo transformaban. Entonces, ya las casas
no eran de dos pisos y aquello que una vez se diseñara de esta forma,
calculando la resistencia de sus cimientos, se convertía en un rascacielos
de la noche a la mañana. Si todos los constructores de los 40, vieran
en que se han convertido esas viviendas, estarían asombrados de
la seguridad de sus cálculos y de seguro hubieran sido premiados
con algún Nobel de arquitectura, pero la verdad señores;
esos premios se lo merecen, aquellos que lograron meter al doble y el triple
de la gente, en los mismos espacios, sin tener un diploma firmado por ningún
Presidente de la Junta de Arquitectos, y tal vez sin conocer, que para
construir hay que saber un poco de cálculos.
Bueno, el edificio
del frente a la casa de mi vieja, fue construido de dos pisos como todos
los del barrio, pero en los años 70 andaba por los cinco y si la
cosa sigue asi, dentro de unos años llegara a los diez, gracias
a la magia de eso que llaman " Barbacoa ", que no es eso que ustedes conocen
que se usa para asar, donde unas veces asamos pollo, otras puerco, y muchas
veces la carne de otro animal.
No, la barbacoa
cubana o mejor dicho la de origen oriental, son un conjunto de angulares
de madera o hierros, que corren equidistantes de pared a pared en paralelos,
y sobre las cuales se clavan tablas o planchas de playwood (robadas ),
y dan origen a un nuevo piso o habitación, donde antes reinaba el
aire. Existen en todos los barrios barbacoas, y todas muy bien clasificadas
de acuerdo a la categoría del ladrón, desde cinco estrellas
hasta las mas malas, y son mejores las de hormigón, pero para llegar
a ello se necesita ser dirigente, por lo menos,de la clase inferior. Oiganme
caballeros, que no lo digo yo, si hubieran dejado a los orientales con
las suyas; el Habana Hilton tuviera mas pisos que los Twins de Nueva York.
Rayos y no es que la tenga cogida con los orientales! . Coño que
ellos tienen razón, si La Habana estaba jodida que era la Capital
de la isla, como estaría Pilon. Fíjense si la cosa estaba
mala en Oriente, que no arreglaron con eso de la división de las
provincias, que esta gente llegaron hasta el Cabo de San Antonio, y no
invadieron México porque tenían al Canal de Yucatan por medio,
y sin embargo; llegaron a Isla de Pinos, donde ya no hay pineros, y se
habla de cutaras (Chancletas ) y papaya, que siempre fueron malas palabras
en La Habana, donde conocíamos esa fruta como fruta bomba y como
papaya, al lugar por donde salimos cuando nacemos.
En fin, frente
a la casa de mi vieja vivió primero Cuca, una vieja gorda con su
hija que siguió su ejemplo, mas el hijo y su mujer, que en la barbacoa
se pudieron acomodar. Encima de Cuca y en la azotea, vivió primero
la novia de Carlos mi hermano con su familia, una mulatica lindísima.
A veces de madrugada cuando el calor era infernal, yo salía para
el balcón a tomar fresco y sin tener que pagar la entrada, veía
un espectáculo de desnudo, cuando la nuera de Cuca se levantaba
a orinar y no se acordaba que tenia las ventanas abiertas para poder respirar.
En la esquina
de la izquierda vivían Ofelia y sus hijos, Francisco y El Bola,
mas su joven hermana viuda, la que perdió al marido que era marino,
al que mataron en Santiago de Cuba para robarle una radiograbadora, de
las que nadie podía comprar.
En la esquina
diagonal había una carnicería,que después declararon
inhabitable,yo no sé si era porque no había animal que matar;
bueno después de todo solo se comía carne de Pascuas a San
Juan. Aquel local lo heredó un gallego que vivía al lado,
y por no se cuales motivos, resulto ser pariente de María la mujer
de un socio mío de la marina. Son cosas raras que ocurren en los
papeleos de Cuba y de los que nadie se puede asombrar, cuando uno se encuentra
con un negro como el azabache que nació en Pontevedra o Alicante,
y que si le hacen una investigación suelta las tumbadoras, y se
pone a bailar y cantar flamenco como el mejor o te encuentras a un rubio
alto de ojos azules con espejuelos, que según los papeles nació
en Hong Kong y de buenas a primera suelta la cuchara y se pone a comer
con palitos y sabe mas de artes marciales que el mismo Bruce Lee. Aquella
carnicería yo la transformé en una sala, y mi amigo me prometio
que me iba a pagar por el trabajo, pero parece que estaba mas jodido que
yo, porque el dinero nunca lo vi llegar.
Asi en toda la
cuadra habían gente que se hacían sentir, como la negra Elena
a quien no se podía mirar, en horas de la mañana acabada
de levantar, estaba también Olga con sus hijos, una pila de ellos
muy jodedores, que nunca lograron el silencio al mediodía para la
siesta descansar, después todos se montaron en una balsa, creo que
ocho en total, y la cuadra se quedo media vacía, hasta Miami se
fueron con su bulla y me imagino que donde vivan ahora, tampoco se pueda
dormir una siesta. Estaba la vieja Violeta con su marido, el gordo Esteban
la mujer y su niño, que parecían camioncitos de carne. Panchita
la negra que vendía cigarros Tupamaros, cuando en Cuba nadie podía
ni fumar.(estos lo hacían con la picadura de las colillas que recogían
en la calle).
Bueno, mi casa
no era un santuario, era como todas las del barrio, con los mismos problemas
pero con la diferencia de que al principio no teníamos barbacoa.
Vivíamos la vieja y mi padrastro, Ernesto y los dos hermanos menores,
pero la cosa se complicó, cuando llegaron dos hermanos nuestros
del campo,y que después cuando pisaron el asfalto, no hubo forma
de convencerlos de la hermosura de nuestro paisaje campestre, y a la libreta
de racionamiento se sumaron. Luis, que era uno de ellos, estaba casi sin
hablar, ya que perdió el oido de niño, pero que maravilla
de barrio, logró en quince días lo que muchos médicos
no pudieron alcanzar en este corto tiempo, mi hermano se sabía todas
las malas palabras que existían en el diccionario cubano, a los
pocos meses oía un poco, y al cabo del año bailaba al ritmo
de cualquier música.
Carlos el otro,
se hizo Oficial de la marina de pesca, pero era negrero, debo aclarar que
no traficaba con negros, sino, que le gustaban mucho las negras y cuando
llegaba de viaje estas se alborotaban, bueno, estaba justificado, esto
le salió por mi padre y por eso tengo cinco hermanos mulatos.
El lío
es que como Ernesto, Carlos y yo éramos marinos, casi nunca coincidíamos
en casa y a veces nos pasábamos mas de un año sin vernos,
y cuando esto sucedía, la fiesta era del carajo. Mi madre disfrutaba
mucho con esto, aparte de que le encantaba la cerveza y de mi padrastro
no digo nada. Bueno ellos hacían una bonita pareja, pero cuando
peleaban era de madre todo aquello. Mi padrastro creía en la santería,
como el 70 % de los cubanos aunque no digan nada, porque en esa isla el
que no tiene de Congo, lo tiene de Carabali y un ida parece que a mi madre
se le fue la mano o la boca con la cerveza y en una discusión con
su marido, lanzo escaleras abajo a Francisco y María Merced, dos
muñecos negritos que eran de la religión, junto a unos tabacos
que les tenia puesto en un taburete ( silla de madera con la sentadera
de cuero) y un coco.
Al otro día
en la mañana cuando llegó el lechero (que era cuando había
leche o mejor dicho cuando habían vacas), el tipo era santero también
y al encontrarse con aquello en la escalera, dió un tremendo espectáculo
y se se negó a subir; alegando que esa escalera estaba untada y
no se cuantas cosas mas.
Asi pasábamos
un día y otro, yo diría que los años, pero de verdad
caballeros, como nos divertíamos con las cosas de la gente del barrio.
Eran jodedores, peleones, mal hablados, los habían rateros, pero,
en términos generales, a esta gente humilde, quienes carecían
de todo, tenían algo que les sobraba, y lo era su corazón,
pocas veces he visto a gente mas desprendida para dar amor. Coño,
se me olvidaba lo del cartero !_ El asunto fue, que un día llego
el cartero de noche con un telegrama para Violeta, pero todo el mundo estaba
viendo la novela ( no se había ido la luz), y no había nada
mas malo en Cuba que interrumpirle ese momento a un cubano. Allí
todos nos volvimos noveleros, es que el cubano vive y disfruta tanto una
novela que llega a ser parte de ella, yo diría que la devora con
la vista. Un cubano frente a un televisor en un programa que llega del
extranjero (las novelas cubanas son de lo mismo que vive la gente diariamente),
se esta escapando del terrible mundo en que esta viviendo, se sueña
aunque sea por una hora y el encabronamiento que producen los apagones
a esta hora, no tienen descripción alguna, entonces como nadie tenia
VCR, la gente te la contaba en la guagua y en el trabajo, en la escuela
y hasta en la funeraria.
El tipo se bajó
de la bicicleta y comenzó a sonar el silbato, mientras gritaba a
toda voz; Violeta Pérez ,tiene telegrama._ Pero nadie respondía,
la gente continuaba el hilo de la novela.
Al otro día,
el esposo de Violeta fue al correo que estaba a dos cuadras de la casa,
a presentar una queja ante el Administrador y este le dijo;
Con mucho cariño para todos……….
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
1999. |