La paz no puede negociarse a bombazos |
Observar
en silencio un crimen es participar indirectamente en él y nos convierte
automáticamente en cómplices del asesino. Nosotros los cubanos hemos vivido
esa amarga experiencia durante 43 años, largo tiempo esperando por la reacción
de nuestros vecinos ante nuestra tragedia, silencio que ha perdurado y es
enriquecido por el bochorno de ver a políticos y mandatarios que no temen
verter un poco de estiércol a nuestros problemas. El
mundo de hoy es similar a una letrina donde cada cual hace su aporte, este
continente es la peor de todas. Agobiados por los problemas particulares, nos
olvidamos que tenemos vecinos muy cerca de las fronteras, nuestra ceguera no
nos permite ver la sangre y los muertos que pasan a nuestro lado, a veces
pienso que hemos perdido la vergüenza y que se perdieron con los años muchos
lazos que sirvieron un día para unir a nuestros pueblos. Hoy,
la situación que nosotros hemos vivido durante esos larguísimos años de
complicidad, toca a otras puertas y la reacción es la misma, permanecemos con
los ojos vendados y la boca sellada por una tira de cinta adhesiva, me imagino
que en la mente de muchos seres viajará esa frase egoísta y criminal que
diga; “Ese es su problema”. No
siempre es así, hay quienes su principal labor es la de protestar, pero, ¿protestar
en contra de qué?, ¿en contra de la globalización?, ¿del Fondo Monetario
Internacional?, ¿son ellos los verdaderos causantes de nuestros problemas?
Puede que tengan algo o mucho que ver en el asunto, no creo tampoco que sean
quienes se robaron esa gran cantidad de dinero en la Argentina, pero bueno, es
un hábito muy común buscar al culpable fuera de nuestras fronteras. Mientras
se producen esas grandes manifestaciones en diferentes países (que nadie sabe
quien las está financiando) Aquí, justamente ante nuestras narices se
desangra un pueblo y nadie protesta, un país con otra larguísima historia de
terrorismo. Tan larga que se acerca a la de Cuba, porque desde esta maldita
isla (expreso maldecida, embrujada) partieron los primeros conquistadores
portando banderas rojas. Silencio, nadie protesta, es como si Colombia se lo
mereciera al igual que Cuba (hablo de sus pueblos). Años
llevan sentados en mesas de negociaciones, hasta el mismísimo Presidente de
la República ha viajado a la selva para reunirse con ellos y mientras esas
reuniones suceden no paran los bombazos, continúan los ríos de sangre y
trabajando a toda máquina los cementerios. ¿No ha comprendido el señor
Presidente que con esos canallas no se negocia?, ¿fue necesario otorgarles
tanta tierra, tanta que es el tamaño de Suiza?, ¿no es esto un Estado dentro
de otro Estado?, ¿cómo se explica esa libertad de movimientos que poseen?,
¿cómo es que viajan con tanta libertad al extranjero?, ¿poseen sus propias
compañías de aviación?, ¿no suena raro todo esto ante los oídos de los
vecinos?, ¿nos estamos convirtiendo en tontos o degenerados? Luego
y para colmo de todas estas sangrientas payasadas, una de las facciones
beligerantes tiene que reunirse en La Habana para tratar sobre “la paz”.
Bueno, creo que esta es otra de las peores obras de humor negro que se han
producido en nuestro enfermo continente. Ir precisamente a discutir a la casa
de quienes los han mantenido asesinando a su pueblo, no creo que tenga una
sana lógica. País que se ha distinguido por ser el hogar de los asesinos de
diferentes partes del planeta, ¿puede creerse seriamente en la buena voluntad
de un Castro estimulador de todos esos movimientos de criminales? Después
de los acontecimientos del 11 de Septiembre vemos a un arrogante barbudo, al
causante de varias guerras en diferentes partes del planeta, convertido en el
más antiterrorista de la tierra, pobre del que crea tal cosa y todavía
existen seres de una ingenuidad tremenda, que aceptan ese nuevo rostro de este
asesino. Si fueran seres comunes, pudiera ser algo perdonable teniendo en
cuenta la ignorancia que vive entre nosotros, pero cuando esos gestos de
reconocimiento y solidaridad con él, se extienden a mandatarios que no dudan
en apretar sus manos, entonces hablemos de bastardos. Colombia
se desangra cada día y no se oye una sola voz de protesta, ¿dónde se
encuentran esos miembros de la Cruz Roja que salieron en defensa de los
criminales Talibanes? Por cierto, ¿recorrieron ellos algunas de las cárceles
de este continente o es solo una maniobra política para lavar un poco su
turbia imagen?, ¿dónde se encuentran aquellos Pastores por la Paz, que se
pasan la vida recorriendo ciudades para colectar toda la basura al norte del
continente? Aquí en Colombia se necesita de esa paz que ellos utilizan como
estandarte, ¿dónde se encuentran todos esos mequetrefes cuyas labores son
las de protestar? Este es un momento oportuno para que desarrollen sus faenas. El
bloque comunista cayó hace varios años, pero no desapareció el virus con el
cual dejaron infestado al mundo, América es una clara muestra de ello. ¡No
señor Pastrana! Esa gente no entiende otro lenguaje que el de las bombas y
por eso no se puede negociar. Cada movimiento suyo en falso le cuesta vidas a
su país y para gobernar hay que tener los pantalones bien puesto, eso es lo
que necesita Colombia para resolver su problema, un Presidente que se acuerde
lo que lleva debajo de esos pantalones. El mejor acontecimiento que
pueda disfrutar su pueblo lo será, el día que usted termine su mandato y
llegue alguien dispuesto a limpiar los errores que produjo su blandenguería,
porque para que exista paz solo tiene que haber voluntad de que así sea y no
hay que discutir tanto. Para que exista la paz no se puede hablar con la
ensordecedora detonación de una bomba, a las bombas se les responden con
bombazos. Para que exista la paz en Colombia solo es necesario someterse a la
voluntad de su pueblo, y si todos esos asesinos que rechazan sean llamados
terroristas no están de acuerdo, es preferible una y mil veces que corra la
sangre de ellos y no la del pueblo. Es una verdadera pena que alrededor del
caso de Colombia exista tanto silencio.
Esteban Casañas Lostal. Montreal..Canadá
2-2-2002.
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