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 La boda
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Santos Suarez era uno de los barrios mas tranquilos de La Habana, aquí vivían personas de la clase media antes de que el hombre llegara al poder en 1959, no se puede decir que todos eran de esa clase, porque no todo el barrio gozaba de esa categoría, era imposible comparar la parte cercana a la Calzada de 10 de Octubre, con el área de la calle Santa Catalina, Juan Delgado, Mayia Rodríguez, Lacret y otras aledañas, en estas últimas sobreviven mansiones y casas que son testigos del poder económico que disfrutaban sus residentes, algunos de los cuales podía afirmarse cruzaron la barrera de la clase media. Los más pegados a la Calzada se podían considerar también como de esta clase, si los comparábamos con los habitantes de otras zonas de La Habana o del mismo Municipio 10 de Octubre, ya que los apartamentos eran buenos y los alquileres más elevados.
     Este barrio era netamente residencial, sus construcciones no sobrepasaban los tres pisos de altura, generalmente eran casas, creo que el edificio más alto de la zona lo es el antiguo Banco de los Colonos, ubicado en la esquina de Juan Delgado y Lacret, se caracterizó siempre por sus hermosos parques, sus amplías y arboladas avenidas, sus famosos cines considerados entre los mejores de toda la capital, sus cafeterías, clínicas, buenas escuelas y sobre todas estas cosas, los bellos jardines que la gente cuidaba con esmero y deleitaban la vista del caminante.

     Después, dicen que desaparecieron las clases pero esto es mentira, la sociedad se dividió en muchas otras nuevas, la principal es la diferencia entre los de arriba y los de abajo, los militantes y los simples, los puros y los impuros, los pobres y los más pobres, los niños y los hijitos de papá, la compañera sociable y la puta, los trabajadores y los parásitos, los que viven bien y los que viven mal, los que comen por la libreta y los que no, por último los que reciben dólares y los más infelices que viven con los pesos cubanos.

     La gente se fue marchando del país y al barrio llegaron aquellos que resolvieron estas casas por palancas de familiares en el gobierno,otros por sobornos, unos por compras ilícitas y los menos por concesión de la Reforma Urbana, que es el organismo encargado del control de la vivienda en nuestro país. De esta forma el ambiente tranquilo de aquel barrio cambió para ponerse a tono con los restantes de la ciudad, tenía como aquellos sus pocas tiendas, contadas ferreterías, algunas carnicerías (generalmente vacías) y las bodegas con sus permanentes colas.

 

     - ¿El último?.- Esta es la primera palabra que aprende un cubano después de nacer, es necesario, obligatorio, imprescindible e importante, que todo niño la sepa y no importa que se la haya aprendido antes de decir mamá o papá. Al contrario, los padres estarán muy orgullosos de ello, ya que en lo que el padre hace la cola en la ferretería para comprar unos bombillos, que sacan a la venta una vez al año por medio de un cupón de la libreta, y que toda la población necesita al mismo tiempo, provocando una cola kilométrica. La madre estará en la cola de la farmacia para comprar almohadillas sanitarias para ella y sus hijas, pero como solo despachaban un paquetico por orientaciones que había recibido el administrador y que venían de arriba, de no se sabe donde, pero era de donde llegaban todas las orientaciones en Cuba, entonces tenía que marcar en la misma cola cinco o seis veces, porque cuando a Juanita le daba eso gastaba el doble que las demás, era un río incontrolable que no solucionaron los mejores médicos de la isla, pero la infeliz de Juana estaba a su vez en la cola del kerosene para cocinar, ya que se les había acabado el balón de gas que consiguieron a sobreprecio y como al camionero lo botaron del trabajo, ahora le pedían un certificado médico de asmático para analizar su caso y servirle el gas cuando estuviera disponible, esto se traduce en nunca, entonces Amelia la otra hija, marcaba en la pollería para cuando llegara el pollo, porque ya estaban en el noveno día y les tocaba, pero a veces el barco que los traía de Brasil se demoraba un tiempo de más y se tenía que marcar todos los días, y la chica se encabronaba mucho cuando hacía la cola en vano porque el barco nunca llegaba y ella no sabía que nunca arribaría, ya que fue desviado por el dueño del país para otro lado, para poder cumplir con el Internacionalismo Proletario. 

     Entonces al niño lo iban entrenado en esta dura batalla de las colas, mandándolo primero a las menos peligrosas, a la del periódico Granma, no por saber las noticias que ya todo el mundo sabía por haberlas oído en Radio Reloj, Radio Progreso y en el Noticiero de Televisión, que siempre eran las mismas y en el país no sucedía nada nuevo, él mismo solucionaría el problema de la escasez de papel sanitario, este era su uso mas común y no se utilizaba de una forma arbitraria, todo tenía su control. Cuando ya demostraba habilidades como colero aficionado, se le encomendaba la tarea de buscar el pan pero aquí no era de mucho fiar, el niño casi siempre se lo venía comiendo por el camino y solo daban un pancito por la libreta.

     - El último soy yo compañero.- Allá todo el mundo es compañero, pero cuando se forman broncas en las colas, se dan cada trancazo del carajo olvidándose del significado de esta palabra que se expresa por reflejo condicionado.

     - ¿Tiene muchos por delante ?.- Preguntó el recién llegado por puro formulismo.

     - Creo que once o doce.- Respondió 

     - La gente no pierde la costumbre.- Comentó Manuel quién conocía a ese señor solo de vista.

     - Imagínese, esta es la hora en la cual la gente se levanta para el trabajo y las mujeres les van a colar el cafecito a los maridos y a preparar a los niños para la escuela.

     - Es verdad, pero cafecito lo cuela el que lo tenga, porque yo llevo dos días tomando tilo.- El otro se quedó callado, no siempre se dan opiniones delante de personas que no se conocen, todos tienen miedo a un chivatazo.

     - ¿El último ?.- Pregunta una recién llegada.

     - ¡Vaya!, dichosos los ojos que la ven. Yo soy el último, María.

     - Buenos días Manuel, ¿cómo ha estado ?.

     - Imagínate, desesperado por tomarme un traguito de café.

     - ¿Usted cree que lo traigan hoy?.

     - ¡Ay vieja!, tu sabes como es esto, cuando no se rompe el camión, no tienen gasolina y cuando no el chofer está enfermo, yo no se hasta cuando es esta tragedia..

     - Suave Manuel, que las paredes pueden tener oídos.

     - Me tiene sin cuidado, ya soy un viejo y de verdad no me puedo quedar callado.

     - ¿El último ?_

     - Soy yo, Tomasita.- Respondió María a su conocida vecina, pero aunque no lo fueran, las colas son unos de los lugares donde se establecen las relaciones sociales en Cuba, allí se conoce la vida y milagro de los vecinos de cualquier barrio, surgen nuevas amistades, relaciones amorosas, etc, y es el mejor lugar donde el ciudadano cubano puede informarse del acontecer nacional e internacional, la gente difunde voluntariamente entre sus coterráneos todas las noticias, que ha recibido a través de las emisoras de radio del extranjero, los hay aficionados a Radio Martí, otros a radio Francia Internacional, radio Netherlands, La Voz de la Fundación, etc, así se enteran de lo que sucede en el patio y que les es negado por la desinformación de los órganos de prensa del país.

     - Buenos días María, dentro de un ratico comienza a llegar la gente al baile.

     - Bueno, ese es el pan nuestro de cada día.

     - Mirándolo con buenos ojos está mejor que el que venden en la bodega, este no alimenta pero al menos entretiene.

     - Chica, que aburrida me tienen estas colas.

     - Tomasita, si no fueran por estos momentos, ¿en qué otra cosa nos entreteníamos ?.

     - No sé María, pero yo creo que esto apesta y no tiene para cuando acabar.

     - ¿El último ?.

     - Soy yo Cundo, ¡carajo!, esto se está poniendo bueno.-Expresó Tomasita al sumarse el recién llegado a la cola.

     - A ver niñas, informen que nos van a vender hoy.

     - Coño, Cundo, no seas criminal, tu sabes que para hoy solamente nos queda esperar a que traigan el café.

     - No pierdan las esperanzas, acuérdense de la consigna "El presente es de lucha, el futuro es nuestro".

     - No, por tu madre, ni muelas ni teques, mira que no he desayunado y con el estómago vacío no puedo digerir eso.

     - Vamos María, te vas a poner vieja, las cosas hay que tomarlas con espíritu deportivo.

     - No jodas con eso, sabes que llevamos treinta años en las mismas y vamos pa tras como el cangrejo.

     - ¡Niñas!, aprendan a vivir por favor, la culpa la tiene el bloqueo, los americanos, los rusos, los ciclones, las sequías y la madre de los tomates.

     - ¡Caballeros !, cambien el tema porque vamos a caer en la misma mierda de todos los días.

     - ¿El último ?.- Fue la voz de una vieja conocida, pronto se hizo el silencio.

     - Soy yo, Fefa.- Respondió Cundo.

     - ¡Ahh!, pero si es nuestra jefa de vigilancia del Comité, ¿qué nuevas orientaciones nos trae camarada?. Preguntó María con una mezcla de ironía. Ambas no se podían tragar pero debían coincidir muchas veces en el mes, si no era en las colas, otras veces era en los trabajos voluntarios y cuando no, los días de la guardia de vigilancia.

     - Por el momento estamos movilizando a la gente para que donen sangre.-Contestó Fefa.

     - Chica pues te diré que no voy en esa, hay mucha hambre para estar donando sangre.- Dijo María.

     - No es hambre María, esto se llama necesidad, hambre hay en Haití, Etiopía, Bangladesh….- Intervino Cundo.

     - No jodas, Cundo, deja la baba que esto se llama hambre como quiera que lo pinten.- Replicó María.

     - ¡Caballeros coño!, hablen de pelota por favor, es que todos los días caemos en la misma mierda y no resolvemos nada. A ver, ¿ quién es el último?.- Fue esta vez Paco quién casi siempre asumía el papel de bombero cuando las discusiones se ponían calientes.

     - La última es Fefa, imagínate que con la brisa que estamos pasando, ahora quieren que donemos sangre.- Respondió María indignada.

     - No cojas lucha muchacha, vas a perder el hígado en esta pachanga, a esta gente hay que decirle que sí para todo, de esta forma ellos son felices.

     - Yo no sirvo para esto, a mi me gusta llamarle al pan, pan y al vino, vino.

     - Pues te veo muy jodida, aquí hay que saber vivir, hazte la idea que estas en una fiesta de mascaritas, porque de lo contrario te veo muy mal y dicen que "Manto Negro"(prisión de mujeres), está muy duro.

     - Es verdad lo que dice Paco, trata de relajarte un poquito, acuérdate que las paredes tienen oídos y aquí no se sabe quién es quién.- Agregó Tomasita.

     - ¿El último ?.

     - Soy yo, Teté.- Respondió Paco.

     - ¡Caballeros!, traigo la última.- Dijo ésta a modo de presentación.

     - Suelta que pa mañana es tarde.- Sugirió Cundo.

     - ¿Qué volá, van a quitar la libreta ?.- Preguntó Manuel mientras todos los de la cola se volvieron hacía donde estaba ésta de forma interrogativa. No se podía negar que Teté era la mejor fuente de información del barrio, como obtenía éstas nadie lo sabía, pero donde ponía el ojo allí ponía la bala, por eso todo el mundo le daba bastante credibilidad a sus noticias y gozaba del privilegio de poner en atención a la cola entera con su sola presencia.

     - Fríos caballeros, están bastante fríos, nada de política, nada de gusanería, nada de la libreta que seguirá gobernándonos eternamente, están bastante fríos.- Esta vieja era una verdadera cabrona para dominar a su público, aunque la gente la conocía, caían siempre en su trampa y terminaban suplicándole por la bola (noticia que corre de boca en boca) del momento.

     - ¡Caballeros!, ¿qué es lo que venden hoy ?.- Preguntó el señor que le había dado el último a Manuel y estaba marcando desde las cinco de la mañana. Pero esto no era motivo para asombrar a nadie, allá en Cuba, la gente marca en una cola sin saber muchas veces que es lo que se está vendiendo, luego se ponen a conversar con la persona o grupo que los antecede, concentrándose tanto en la charla que pierden la noción del tiempo, y después de dos horas de cola, cuando averiguan por el artículo en venta, resulta que muchas mujeres están en una cola para comprar preservativos, pero aún así continúan y los compran sin ningún tipo de pudor o vergüenza, porque luego los revenden, cambian por cigarros, leche, café u otra mercancía que les haga falta. También se puede encontrar a hombres haciendo la cola para comprar lavados vaginales (claro, cuando los había) y éstos eran empleados como shampoo para lavarse la cabeza. En resumen, la gente no se alteraba por nada si después de espantarse tremenda cola, el producto en venta no era el de su necesidad, casi siempre era adquirido y luego negociado, estoy seguro de que si se hubiera puesto a la venta cajas de muertos, la gente las compraría y después las transformarían en estantes de cocinas o de baños.

     - Compadre, estás despistado, se ve que haces poca cola ya que tu cara no es muy conocida.-Contestó Paco.

     - La verdad es que casi no las hago, ahora porque estoy de vacaciones.-Respondió el hombre.

     - Chico, para hoy solamente tenemos el café, el néctar negro de los Dioses blancos.

     - ¡Coño Teté!, pero acaba de soltar la última, vieja, que nos tienes desesperados.- Casi suplicó Cundo.

     - Está bien, pero hagan silencio.

     - Dale vieja, no te hagas de rogar.- Insistió Manuel.

     - ¡Caballeros!, se casa la hija de Panchita.- Gritó Teté para que lo oyeran todos.

     - ¿Cual de ellas ?.- Preguntaron todos.

     - ¿Cual,... Panchita ?.- Preguntó el nuevo en la cola.

     - Mijo, tienes que actualizarte con el barrio si quieres pertenecer a esta cofradía.- Contestó Teté y entusiasmada ante su público continuó: - Panchita es la que vive en el Nr. 120 de la calle La Sola y la hija que se casa es Blanquita.

     - Carajo, Teté, vamos al grano, ¿cual de las muchachas es la tal Blanquita?.

     - Coño, caballeros, la verdad es que están despistados, Blanquita es la que es señorita.

     - ¿Señoritaaaaa?.- Exclamaron todos con asombro.

     - ¡Si!, muy señorita que es la chiquita.

     - Coño, yo creía que tu eras una persona seria.- Le dijo Manuel.

     - No jodas Teté, eso es un animal en período de extinción.- Exclamó Cundo.

     - Oiganme, las señoritas desaparecieron con el último dinosaurio.- Agregó Paco.

     - Bueno, entonces debe haber señoritas porque todavía hay dinosaurios vivos.- Dijo Manuel.

     - Caballeros, pitcheen suave que me comprometen.- Sugirió Cundo.

     - No jodas Cundo, aquí todo el mundo sabe que a ti te tronaron por meter la mano en la bodega que administrabas.- Le recriminó Tomasita.

     - ¡Coño caballeros!, ¿ya van a empezar las peleas ?.- Intervino Paco.

     - Que no joda tanto, que aquí todo el mundo tiene sus trapos sucios.- Exclamó Tomasita muy molesta.

     - Pues miren que sí, yo conozco a esa muchacha y es la excepción de la regla, la chamaca es señorita, aunque ustedes no quieran creerlo.-Afirmó Teté.

     - ¡Ñoooo!, como ha comido mierda, la verdad es que todavía existen bobos en este planeta.- Intervino Aurora, una que había marcado en la cola a las cuatro de la mañana.

     - Cada cual es un mundo, lo que pasa es que aquí no respetamos las fronteras de los demás.- Dijo el nuevo en la cola.

     - Pues bien, se casa el domingo y muy señorita les guste o no.- Afirmó Teté.

     - Oye, Teté!, ¿quién es el novio?.- Preguntó Cundo.

     - Chico, me parece que es el Chino, un chamaco que vive en el Castillito que está en la misma calle entre Luis Estevez y Estrada Palma.

     - ¿Cuando se casan?.- Preguntó Manuel.

     - Creo que el próximo domingo.

     - ¡Coño Teté!, ¿pero es señorita?.- Insistió Manuel.

     - Se los aseguro, esa chamaca no la ha visto pasar, es una Santa.

     - ¡Ñooo! Que raro, pero bueno, la vida es la vida y siempre te sorprenden con sorpresas.- Dijo Tomasita.

     - ¿El último?.

     - Pa su madre, hay que hablar de pelotas caballeros, hablando del Rey de Roma y asomó la corona.- Dijo Teté.

     - ¿El último?.- Repitió la recién llegada.

     - Soy yo, Panchita.- Contestó Teté.

     - ¿Y a quién le estaban estirando las tiras del pellejo cuando se quedaron tan callados?.

     - ¡Ay, Panchita!, que mal pensada eres.

     - A mi nadie me jode, ustedes estaban hablando de alguien.

     - Hija, ¿cómo vas a creerlo?.

     - Porque yo soy del barrio y conozco a mi gente.

     - Mire, compañera, yo no la conozco a usted pero se estaba hablando de una boda y de que la muchachita era señorita.- Explicó el nuevo en la cola.

     - Si, la que se casa es mi hija, y ¿quién pone en tela de juicio de que ella no es señorita?.

     - ¡Coño, creo que la cagué!.

     - No se preocupe compañero, yo conozco a todas estas arpías que lo único que saben hacer es criticar a los demás porque la envidia les corroe las entrañas.

     - ¡Ay, Panchita !, no te ofendas vieja, tu sabes que en algo se tiene que entretener la gente. ¿Nos invitarás a la fiesta?, porque eso hay que celebrarlo en grande, mira que lograr que una muchacha llegue virgen al matrimonio en estos tiempos no es nada fácil.- Comentó Tomasita.

     - Claro que están todos invitados, si no van ustedes aquello no se pondrá bueno, además, ¿para qué somos socios?.

     - ¡Caballeros!, ya lo oyeron, estamos todos invitados a la boda de la hija de Panchita.

 

     Ese día en horas de la noche y mientras disfrutaban de las delicias del acostumbrado apagón, Panchita convocó a una reunión familiar para ultimar detalles y repartir tareas con vista a la preparación de la fiesta, allí estaban sus cinco hijas y el futuro marido de la mas pequeña.

     - A ver, entréguenme todos los papeles que les dieron en el Palacio de los Matrimonios.- Habló autoritariamente quién desde ese momento se nombraría presidenta de la comisión de embuyo. Fue ojeando cada documento con curiosidad y detenimiento, buscando un solo error del cual pudiera sacar provecho, operación que realizaba con mucha paciencia ante las miradas interrogantes de sus hijas y el futuro yerno, todos se mantenían en absoluto silencio y después que comenzaban a perder las esperanzas, Panchita dio un salto de la silla y gritó a toda voz:

     - ¡Los jodí, coño, eureka, ahora van a saber quién es Panchita!.- Los novios, que habían revisado minuciosamente cada papelito, se miraron asombrados.

     - Oiga Panchita, yo creo que usted debe estar mal, esos papeles no tienen error por donde se les pueda sacar filo alguno.- Exclamó el Chino sin salir aún de su asombro.

     - Que infelices son todos ustedes, que poco han aprendido de esta vieja caimana que se las sabe todas.

     - Bueno, pero hable que nos tiene intrigados a todos.

     - Para empezar les diré que todos los papeles están correctamente llenados, miren para acá, el del alquiler del auto, el del pastel, el de la cerveza, la ropa de ellos en la tienda de los matrimonios, el alquiler del traje de novia, el del novio, el del hielo, las botellas de ron, el del hotel, en fin todos están en orden, pero mírenlos bien, ¿ustedes no observan nada anormal?.- Fueron pasando uno por uno para observarlos delante del farol de kerosene y llegaron a la misma conclusión.

     - Panchita, todo lo hemos encontrado correcto.-Habló el Chino en nombre de la comisión.

     - Pobrecitos, inocentes, infelices, comemierdas, de verdad que ustedes no pueden vivir en el Socialismo, oigan bien y aprendan, para vivir en esta sociedad hay que ser cabrones de la vida, todavía les falta mucho por aprender.- Dijo con mucho orgullo de sí misma.

     - Coño Blanquita, tu madre no pierde la cabrona costumbre de mantener a todos intrigados.

     - No se desesperen que ya voy a soltarla, atiendan acá pedazos de burros, les dije que todos los papeles estaban correctamente llenados, pero no se dieron cuenta de que todos habían sido escritos con lápiz, esta es una de las ventajas del Socialismo, como no tienen bolígrafos ahora se van a tener que tragar todo lo que yo les ponga a esos papelitos de mierda.

     - ¡Ñooo Blanquita!, de verdad que esta vieja se las sabe todas, no se puede negar que Panchita es una cabrona de la vida.

     - Para empezar a distribuir los trabajos, ¡Chino!, acuérdate que tienes que salir para la cola de la oficina de turismo en el Habana Libre, a las 10 de la noche hay pase de lista.- En toda la isla, las colas se convirtieron en una fuente de trabajo para muchas personas, había gente que se dedicaba a hacer colas y después vendían los turnos a otras personas que necesitaban adquirir los productos en venta, de la misma manera, cuando la salida al mercado de los mismos se demoraba unos días o semanas, se marcaba en la cola y siempre aparecía un dirigente de la misma que se encargaba de establecer las reglas del juego de esa cola en cuestión, para eso, siempre se mantenía un pase de lista a una hora determinada y así la gente podía atender los quehaceres de la casa o marcar en otras colas. Para el caso del alquiler de una habitación en un hotel de vergüenza en la capital, se requería estar marcando durante más de dos semanas consecutivas.

     - Dentro de un ratico salgo para allá.

     - Cary, mañana vas a ver a Gumersindo con este papel y le dices que me hace falta resolver la cerveza en su bodega.-Diciendo esto, borró el papel que decía hielo y escribió con tinta 10 cajas de cerveza.

     - ¿El tipo es de confianza?.-Claro que lo es, los otros días yo le dejé caer una caja de jabones de más con el chófer de la fábrica.

     - Margot, mañana hablas con Juana y le dices que hable con su hermano para que nos traiga cuatro piedras de hielo al precio de la bolsa negra, trata de que cuando hables con ella no se encuentre el marido, recuerda que el tipo es comecandela (comunista), después pasa por la World y habla con Nicolás, dile que me hacen falta doscientos pastelitos de guayaba y la misma cantidad de carne.

     - Eva, mañana sales con el papel de los autos y vas a al piquera de los Fords. Dile a Candelaria que vas de mi parte y que te reserve el mejor auto.

     - Doris, tu irás a La Gran Vía y encargarás el pastel de la boda, luego te llegas a la imprenta de la revista Bohemia, pregunta por Pepe y dile que vas de parte de la persona que le resolvió la caja de tubos de pasta dental, le dices que necesito me haga unas trescientas invitaciones para la boda.

     - Oigame Panchita, entre mi familia, la suya y nuestras amistades, no suman esa cantidad.- Exclamó el Chino.

     - ¡Si mijito!, pero sumando a la gente de la cola de la bodega, a la gente que van a resolver todos estos problemas, al médico de la familia con su mujer y sus hijos, porque tu no comerás esa bobería de que esto es una potencia médica, aquí hay que asegurarse con algún médico o de lo contrario te matan en cualquiera de esos mataderos, suma al carnicero, al panadero, al del hielo, al Notario que tiene tanta hambre como tú, al Administrador de la cafetería Cristal donde me van a resolver la pasta de los bocaditos y las croquetas, suma a los vecinos que me prestarán las sillas y los manteles para las fotos, suma al fotógrafo, al chofer del auto de alquiler que siempre se pega con las cervezas y las cajitas, agrega al tipo que nos alquilará el equipo de música, al Administrador de la ferretería que nos venderá la pintura para darle una manita a la sala, y ¿qué me dices de la peluquera para mi hija?, ¿y de la que hará el ramito de flores para que lleve en sus manos?. Acuérdate que en este país no hay flores ni para los muertos, en fin Chino, vive la realidad y pon los pies sobre la tierra, esto es "Sociolismo" y el que no tenga socios está muy jodido.- Estaba hablando la voz de la experiencia que, además de poseer toda la autoridad de la casa, con su ejemplo ayudaba a sus hijas a labrarse un porvenir dentro de una sociedad en apariencia generosa, pero en la realidad muy hostil para poder vivir.

     - Mamá, ¿ y dónde meteremos a tanta gente?.- Preguntó Doris con ingenuidad.

     - Muy fácil, preparamos el cuarto tuyo y de Eva allí caven más de diez, en el de Margot una vez arreglado deben caber otros quince, más en el mío y Blanquita deben caber otros veinte, más….._ Cary no la dejó continuar.-Mamá, ¿vas a meter a la gente en ese cuarto donde tienes puesto el altar con tus santos?.

     - ¡Coñooo!, la verdad es que no había pensado en eso, mira que si no me lo recuerdas, en que clase de candela me hubiera metido, porque viene el Secretario del Partido de la fábrica y las brujas del Comité de Defensa. Mañana temprano los paso para tu cuarto Cary y que los santos me perdonen.

     - Caballeros, yo me voy a acostar porque esta cabrona luz parece que brillará por su ausencia.- Dijo Margot bostezando y ocultando el gesto con el dorso de su mano derecha.

     - Yo creo que todos deberíamos imitarte, mañana comienza una dura batalla y tú Chino, arranca que pa luego es tarde._ Todos se levantaron de la mesa dando por concluida aquella pequeña reunión y Blanquita fue hasta la puerta a despedir a su novio quién dormiría hoy en la cola de la oficina de turismo.

     Después del traguito de leche, que ella siempre conseguía por la bolsa negra, cambiándola por pasta dental y jabones que robaba de la fábrica o, mejor dicho, decomisaba, como hacían todos los buenos cubanos, cada cual partió a cumplir las tareas que se les encomendara la noche anterior, algunas eran sencillas, pero en la isla de las dificultades todo se hacía muy difícil, si no era por culpa del transporte, era por causa del atorrante sistema burocrático existente, la falta de teléfonos públicos, el ineficiente servicio de comunicaciones, sumándole a todo esto, el desinterés de todos los empleados en realizar sus funciones mal remuneradas, las cuales ejercían con extremada lentitud provocando colas en todos los servicios públicos, que consumían horas a la población para resolver una tontería.

     Luego de tres agotadores días en los preparativos de la fiesta y con el concurso de los vecinos que por lo general son muy solidarios, ya que unos prestaron las sillas de su casa, otro el mantel para la mesa, algunos donaron algún huevo para la confección de otro pastel que se cortaría para las cajitas que se entregan usualmente en las fiestas cubanas y que casi siempre tienen como contenido lo mismo, un poquito de ensalada hecha con coditos y lo que se tenga a mano, dos croqueticas o mini croquetas que casi siempre son de pescado, un pancito chirriquitico con una pasta de lo que adivines y un pedacito del cake que a veces es del grueso de una radiografía, pero que solo los cubanos saben cuanto sacrificio cuesta preparar todo esto, para que al final los cabrones invitados salgan criticándolo todo, porque para criticar y cortar levas como decimos allá, se tiene que reunir a un grupo de cubanos. La bebida casi siempre está compuesta por cerveza, que se consigue por medio de amigos que administran restaurantes, posadas, hoteles, bodegas, bares, etc, a veces disparas por todos lados y no aparece ni una sola cajita. El ponche es confeccionado con alcohol de 90 grados que se consigue con algún amigo farmacéutico, con la enfermera de algún hospital o policlínico, se prepara con antelación varios botellones de algo que llaman vino de arroz (que solamente he tomado en Cuba), los refrescos brillan por su ausencia y como decoración, se inflan condones y después se pintan para que tengan la apariencia de globos.

     Los trajes que se alquilan son del mismo modelo o casi parecidos, con ellos se han casado generaciones de cubanos y tienes que revisarlos muy bien para coser cualquier inoportuno huequito, los zapatos a veces hay que pedírselos prestados a algún amigo, igual sucede con los anillos de compromiso los cuales son extremadamente difíciles de conseguir, ya que después de las llamadas "Tiendas del Indio", el gobierno despojó a la población de las pocas alhajas que les quedaban, estas tiendas recibieron este nombre porque la gente llevaba allí sus joyas y objetos de arte y les pagaban con grabadoras, ventiladores, televisores de marcas desconocidas que se compraban en la zona libre del canal de Panamá, lo mismo que hicieron los primeros conquistadores con los indios americanos al cambiarles oro por espejitos.

     El Chino se dirigió al Palacio de los Matrimonios que está en la calle Prado,en el fotingo de Aquilino, así le dicen a los autos de la década del 40, que milagrosamente funcionan todavía gracias a la inventiva de los mecánicos cubanos, que han logrado mantenerlos con vida sustituyendo sus piezas originales por otras rusas conseguidas en la bolsa negra, producto del robo a vehículos y almacenes del Estado.

     Minutos mas tarde salía Blanquita en un auto Volga de la piquera de servicios especiales propiedad del gobierno, acompañada de Mongo, quién haría de padrino en ausencia de su padre, bueno, realmente ella no sabía quién era su padre ni éste quién era su hija, allá se hizo muy común esta práctica de desentenderse de los hijos, con eso de la igualdad de los derechos de las mujeres y los hombres, muchas madres asumían el papel paternal cuando podían mantener a sus hijos, oportunidad aprovechada por algunos hombres para reiniciar su vida borrando tras de sí todo el pasado.

     Ellos pudieron casarse en el Palacio de los Matrimonios que está cerca de la casa, en la calle Mayia Rodríguez, pero prefirieron éste solo para joder, como llevándose por el cuento que dice; si muero en Guanabacoa, que me entierren en el cementerio de Colón y cuando te pregunten: ¿por qué?, responderás que solo para joder, ya que Guanabacoa tiene cementerio.

     - Bueno señores, después de leerles todos los Artículos del Código Civil referentes a los deberes y derechos de la pareja en el matrimonio, ¿persisten aún en casarse?.- Preguntó el Notario.

     - Sí. -Respondieron ambos.

     - Caballeros, ¿alguien de los presentes me puede regalar un cigarro?.- Solicitud que provocó muchas risas entre los presentes, ya que inesperadamente cortó el hilo de la ceremonia y petición que hizo con la mayor seriedad del mundo. El mismo Chino sacó su cajetilla y le ofreció tres de ellos, después continuó.

     - Los declaro marido y mujer.- Terminando de expresar esta frase, le entregó al novio una tarjetica con el número de registro civil que contaría para siempre en los archivos. Luego aparecerían las felicitaciones individuales y los aplausos de los presentes, que eran muy pocos debido a la escasez de transporte para llegar hasta aquí. Minutos más tarde, las fotos tomadas en algunos ángulos de este Palacio y en su escalera principal. Cuando miras las fotos de las bodas de la mayoría de los cubanos casados allí, son en los mismos lugares y generalmente en las mismas poses.

     Se sentaron en el auto mientras todos los demás se apresuraban a subir en las cafeteras que los habían traído, para arrancar en una caravana que marcharía por la ciudad al acorde del sonido de todos los cláxones. El calor era sofocante para los novios vestidos con todos aquellos atuendos, en desacuerdo con nuestro clima, la atmósfera era empeorada dentro del auto por el extremadamente fuerte olor a flores de un cojín superpuesto en la parte trasera del asiento del chofer.

     - Compadre, ¿tu estás seguro de que esas flores son para una boda?.- Preguntó en Chino con mucha curiosidad, mientras el chófer aprovechando la parada obligatoria de una luz roja, miró hacia atrás y como un relámpago salió del auto, abrió la puerta donde viajaban los recién casados y quitó aquel cojín de flores, abrió el maletero del auto donde lo guardó y extrajo otro, pero éste era de un olor mas agradable.

     - Coño asere (socio), discúlpame por esta estupidez chico.- Dijo el chófer apenado.

     - No hay lío compadre, la verdad es que me tenían mareado esas flores.- Contestó el Chino.

     - Ná compadre, cosas de la vida, el problema es que antes de venir a la boda de ustedes tuve que hacer un entierro y se me olvidó cambiar las flores.

     - ¡Ñoo!, ¿pero así andan ustedes?.

     - Eso no es nada, cuando los deje en la casa tengo que cambiar las flores otra vez para hacer otro entierro.

     - Ven acá mi socio, ¿quién vendrá entonces para llevarme al hotel?.

     - No te preocupes por eso mi ambia (socio), ¿para qué estoy yo aquí?.- Voy y entierro al ñampi (muerto), lloro un poco con los familiares y después despejo (relajar) con ustedes, dile a la pura (vieja) que me guarde una cajita y unos laguers (cerveza).

     - No hay cráneo (problemas) con eso, yo te lo garantizo pero, coño, no me vayas a dejar plantao asere.- En lo que mantenían esta conversación, el chofer avanzaba veloz mientras anunciaba su paso con la carga nupcial tocando incesantemente el claxon. La gente jodedora al fin le gritaban al novio horrores. ¡Comemierda!. ¡Bobo, te jodieron!. ¡Berraco!. Estas frases significaban que para hacer el amor no había que casarse necesariamente, era el único entretenimiento oficial que tenía la juventud, el sexo y la bebida.

      - Coño, la gente no se cansa de joder.- Dijo el Chino mientras se reía de las ocurrencias de la gente durante el largo trayecto.

     - Asere, ¿qué otra cosa pueden hacer esos infelices?.

     - Es verdad, ven acá mi socio, ¿por qué tienes esa candela de entierros y bodas a la vez?_

     - Chico, es que la mayoría de los carros están parados, sabes como es eso del bloqueo, los ciclones, etc.

     - No me jodas con lo del bloqueo, este carro es ruso y para el sí hay piezas de repuesto.

     Si compadre, pero tu sabes que la moda es echarle la culpa de todo a los americanos, si no hay malangas, boniatos, tomates, etc, de todo esto la culpa es de ellos, y no digas lo contrario porque te joden. Mira, la casa está llena de gente, asere garantízame la cajita aunque sea porque estoy partido del hambre.- Diciendo esto, parqueó el auto frente a la entrada y asombrosamente se bajó para abrirle la puerta a los recién casados. Algunos jodedores comenzaron a tirarles chícharos en sustitución del arroz que tan escaso estaba, en medio de vivas y aplausos, el chofer por su parte volvía a cambiar las flores por el cojín de los entierros y partió veloz a cumplir su próxima misión.

     Dentro de la casa no cavía más nadie y la gente se acomodó como pudo en el patio y la cocina, los demás se conformaron con la acera de la calle y así se daba inicio al espectáculo ya conocido y aburrido de las fotos, ahora con la familia del novio, otra con la de la novia, después los amigos y así desfilando frente al pastel que todos deseaban comer sin tanto protocolo, pero esto era inevitable, las fotos serían en un futuro la prueba de que existió una boda y ante los hijos se podía afirmar, que aún se era señorita, boberías, pero así son en el patio (Cuba).

     En lo que se tiraban las fotos, Panchita comenzó a repartir las cajitas y vasitos de ponche, la gente le decía que soltara la cerveza y dejara el alcoholifán para más tarde, en los lugares preferenciales estaban el Secretario Del Partido de la fábrica y la gente del Comité de Defensa.

     - Oye Teté, ¿tienes algún lápiz a mano en tu cartera?. Preguntó Manuel, quién procuró desde su llegada sentarse al lado de su querida amiga de la cola bodeguera.

     - Ven acá viejo, ¿para qué carajo quieres un lápiz en una boda?.

     - Chica porque yo no soy tan comemierda, a mí no hay quién me venda gato por liebre.

     - Coño Manuel, tu siempre tan misterioso, ¿ahora que es lo que te traes?.

     - Nada chica, voy a apuntar la fecha de esta boda para llevar la cuenta, no quiero que después se me aparezcan con un parto prematuro, ya estoy cansado de tantos prematuros en esta isla que nacen pesando nueve libras, ¡carajo!, ni que fuéramos la isla de los sietemesinos.

     - ¡Ay Manuel!, mira que te atracas de porquerías, deja que la gente sea feliz como pueda, así debe estar esa libretica llena de intrigas.

     - Chica, a mí lo que me jode es que lo quieran tomar a uno por estúpido, ¿para qué engañarnos nosotros mismos, por qué no decimos la verdad ?, además, a nadie le interesa si la chamaca se comió el pastel antes de la fiesta o no, ese es su problema, pero de ahí a que me digan que es señorita en estos tiempos, va un largo trecho y no me la trago tan fácil.

     - ¡El beso!, ¡el beso!, ¡el beso!.- Comenzaron a gritar todos los participantes en la fiesta, mientras el fotógrafo los colocaba en las mismas poses de siempre y él tomaba otras más ridículas para fotografiar a los recién casados.

     - ¡Coño!, esto es lo que me jode de las cabronas bodas, mira que la gente come mierda, ¡carajo!, ¿es que no han visto a una pareja dándose nunca un beso?, si lo único que falta es que hagan el amor en medio de la sala de la casa y después de terminar le pidan a los suegros que les limpien los órganos genitales.

     - Oye, Manuel estás insoportable, criticas todo y no te fijas en los detalles más importantes.- Le dijo María, la otra colera de la bodega, quién estaba sentada al otro lado de él.

     - ¿En cuales detalles ?, mira que estoy al tanto de todo lo que se mueve y habla aquí.

     - Por ejemplo en las croquetas que traen las cajitas de la fiesta, en el traje que tiene puesto el Chino, en las atenciones que tiene Panchita con la gente del Partido y Fefa.

     - Chica lo de las croquetas no me sorprende, son las Apolo II que se pegan en el cielo de la boca y nadie sabe el secreto de sus ingredientes, el traje del Chino me parece haberlo visto en otras bodas y le queda además demasiado corto el pantalón y las mangas del saco, y con relación a las atenciones de Panchita, eso es normal en este país, tu sabes que hay que vivir con dos caras porque ellos son los que tienen la sartén por el mango ahora.- Ya los novios habían optado por la pose que les indicó el fotógrafo y cuando éste se disponía a tomar las fotos que quedarían para el futuro, se fue la luz y reinó un absoluto silencio, nadie se movió de sus lugares y los novios continuaron con el beso.

     - ¡Coño, se jodió esto!. 

     - La mierda, siempre la joden con los cabrones apagones.- Eran las exclamaciones de los invitados.

     - Caballeros no se muevan de su sitio, enseguida vuelvo con unas velas.- Sugirió Panchita ahora muy nerviosa ante este imprevisto.

     - No dejan a uno ser feliz.- Exclamó Teté quién comenzaba a inspirarse con los traguitos de alcoholifán y estaba deseosa porque terminan las pantomimas y pusieran música.

     - ¡Ay, San Lazarito!, ¡Ay, virgencita de la Caridad!, coño, no me hagan esta mierda después de lo que me he gastado en esta fiesta, no me jodan por favor que les traje a una virgen ante el altar y miren que eso es difícil en estos tiempos, solamente tienen que fijarse en sus hermanas, ¿por qué me hacen esto?.- Casi suplicaba con lágrimas ante el altar mientras le quitaba todas las velas para alumbrar la sala y los cuartos.

     - ¿Viste eso?, la vieja tiene velas, coño, ¿dónde las conseguirá?, la verdad que es egoísta, no alumbra a nadie (informa o avisa) y yo tengo a mi Changó a oscuras por falta de velas.- Dijo María.

     - ¡Caballeros, ya se hizo la luz.- Decía Panchita en lo que colocaba una vela en distintos lugares de la casa y la gente continuaba en animadas conversaciones. Después se dirigió nuevamente al cuarto donde tenía su altar y comenzó a rogar.

     - ¡Ay Babalú de mi corazón!, ¡ay Changó!, ¡ay Yemayá!, ¡ay Orula!, ¡ay Ochún!, ¡Ay Obatalá y todos sus ejércitos de guerreros!, coño, no me hagan esta porquería y devuelvan la luz, yo les prometo que iré de rodillas desde La Habana hasta el Cobre si me complacen, pero por favor no me hagan quedar mal ante mis invitados.- Terminando su petición sonó ligeramente una campanita y giró hacia la puerta para dirigirse nuevamente a atender a sus invitados.

     - Híncate, vieja cabrona.- Dijo una extraña voz a su espalda que la asustó y la hizo regresar a su antigua posición de rodillas.

     - ¿Quién eres?, ¿quién me habla de esa manera?.

     - Aquí las preguntas la hago yo, vieja zorra, falsante y ladrona, te habla San Lázaro o Babalú.

     - ¡Ay Lazarito!, ¿de verdad que nos vas a devolver la luz?.

     - ¿Qué carajo tengo yo que ver con este apagón, vieja hipócrita?.

     - Es que ustedes todo lo pueden y todo lo hacen.

     - Sí, podemos mucho pero yo no sé nada de electricidad, ni de calderas, ni de bloqueo, ni de todas esas porquerías que inventan para justificar lo que no tiene justificación.

     - Entonces, ¿no podrás ponernos la luz?.

     - Depende vieja zorra, nosotros lo podemos todo.

     - Manda, Lazarito, aquí tienes a tu esclava.

     - Primero respóndeme, ¿por qué vives con dos caras?, ¿por qué escondiste el altar en este rincón?, ¿dónde están nuestras ofrendas de esta fiesta?.

     - Compréndeme Lazarito, de qué otra forma podemos vivir si no es con una máscara, donde te iba a poner si venía el Secretario del Partido y la chivata del Comité y lo de las ofrendas lo olvidé con el asunto de la fiesta, pero pídeme lo que quieras y yo lo cumpliré.

     - Creo que nos vamos entendiendo y eso merece un perdón, tus santos no somos tan severos con nuestros fieles, pero para empezar te diré que nuestras ofrendas nunca deben faltar, por eso, tráenos comida, cerveza y ron, ¡fíjate muy bien!, ron del verdadero que tienes escondido y no la mierda que le ofreces a tus invitados, y para terminar, si de verdad quieres que te ponga la luz, sale gritando que hablaste con Dios y pídele a todos que miren para la lámpara de la sala, en ese momento yo te iluminaré la casa como prueba de que existo y para concluir, debes poner este altar en la sala donde presida la fiesta, ¿estás de acuerdo?.

     - Por supuesto que si Lazarito, ahora mismo cumplo tus órdenes._ Diciendo esto se levantó y salió corriendo para la sala donde llamó la atención de los asombrados invitados y les pidió que miraran la lámpara, fue en ese instante que el novio de Cary salió del closet del cuarto donde se encontraba escondido con su novia y colocó nuevamente el fusible que había quitado del reloj contador de la electricidad y se hizo la luz, ante los ojos atónitos de las personas que participaban en la fiesta, quiénes no se reponían de la sorpresa que les había regalado Panchita en su fiesta.Como todos estaban más que contentos por los tragos que se habían tomado, nadie se dio cuenta que las casas aledañas tenían electricidad y manifestaron que allí se había realizado un milagro. Panchita para cumplir lo prometido le puso a los santos cerveza bien fría, comida en abundancia y una botella de Havana Club original, después, loca de contenta, salió nuevamente a atender a la visita quienes la halagaban y le consideraron a partir de ese momento, poderes sobrenaturales.

     - Hay que analizar a esta vieja por debilidades ideológicas.- Le ordenó el Secretario del Partido a Fefa la del Comité, mientras se levantaba con el propósito de abandonar aquella reunión seguida por Fefa, ocasión que Panchita aprovechó para sacar el altar para la sala, luego de comprobar que los santos habían devorado toda la comida, bebido toda la cerveza y desaparecido la botella de ron.

     - Pobrecitos, tenían un hambre y una sed del carajo, no digo yo la electricidad, me hubieran quitado más si no les mato el hambre.- Dijo para sí. En la sala comenzó la bulla característica de una reunión donde se encuentren más de un cubano, la gente empezó a bailar, llegó el chófer del auto de alquiler que conduciría a los recién casados al hotel Havana Riviera reclamando con autoridad su cajita, y a las diez de la noche todos los invitados despedían en la puerta a los muchachos que partían para su inolvidable e irrepetible Luna de Miel.

     Blanquita le pidió al Chino que esperara a que ella se bañara para culminar el sueño de tres años de noviazgo, éste se tumbó sobre la cama vestido y vencido por el agotamiento, detrás quedaban varios días de sacrificios en colas, cargando mandados, pintando la sala de la casa, arreglando los muebles y con la ilusión de poseer a su amada novia se quedó dormido. Cuando la virgen salió del baño la conmovió tanto la imagen de su novio sobre la cama abrazado a la almohada, que no quiso despertarlo comprendiendo la situación por la que ambos habían pasado y se tiró a su lado, bañada, perfumada y provocadoramente vestida con un ropón de dormir que su madre había comprado en la bolsa negra que contrastaba con el color de su delicada piel, a los pocos segundos quedó rendida también.

      Cuando habían pasado solo cinco horas de estar ambos dormidos, unos toques fuertes y autoritarios derribaban la puerta de la habitación provocando que el Chino se despertara en posición defensiva y saliera a ripostara al agresor que perturbara su santuario. Abrió la puerta listo para el combate y se encontró detrás de ésta a dos individuos uniformados.

     - Compañero, debe abandonar el hotel en media hora.- Le ordenaron.

     - ¡¿Compadre, tu estás loco?!, acabo de entrar a este hotel y me pasé tres semanas haciendo cola para hacer la reservación.- Contestó el Chino indignado y sin reponerse de la sorpresa.

      - Lo sentimos mucho, pero tiene que abandonar.

     - Compadre, te repito que no voy a salir.- En esa discusión se despertó Blanquita y al ver el calor que ésta iba tomando se puso muy nerviosa.

     - Mire compañero, estas son órdenes superiores que nosotros tenemos que cumplir, no nos obligue a tener que proceder.

     - Chico, el problema es que a mí me tienen que dar una explicación porque esto es un atropello.

     - Te la voy a dar porque tienes cara de buena gente, la cosa es que viene una delegación de la comunidad cubana en el extranjero y se tienen que hospedar aquí.

     - Sí, pero yo me limpio el culo con todo el que venga, porque todo el dinero que voy a gastar en este hotel me lo gané en una Misión Internacionalista.

     - Precisamente por su condición de Internacionalista es que le damos estas explicaciones, de lo contrario hubiéramos procedido de otra manera. Por favor, comprenda que esto es un asunto de Estado.

     - Compadre, como me vas a pedir que te entienda, si a esa gente la sacaron de aquí a patadas por el culo en los actos de repudio, el que me debe entender eres tú.

     - Te comprendo, pero no olvides la situación económica que está atravesando el país y la necesidad de adquirir dólares.

     - Me disculpas, pero no te acabo de entender, yo no comprenderé jamás que se tenga que vender la dignidad de un pueblo por dólares.

     - Creo que ya te he explicado bastante, si dentro de media hora no pasas por la recepción, me veré obligado a proceder.- Terminando de decir esto, le dieron la espalda al Chino y se marcharon. Blanquita se puso muy nerviosa y le rogó a su marido abandonar su propósito de resistir, veinte minutos mas tarde se encontraban en el lobby del hotel entregando las llaves y recibían un papel que los transferían al Hotel Packard, situado en el paseo del Prado de La Habana Vieja.

     La habitación reunía todas las condiciones para impedir cualquier tipo de situación romántica, estaba falta de pintura, no tenía agua en el baño, carecía de servicios a las habitaciones porque no tenía comida que ofrecer a los huéspedes, pero resignado al fin, el Chino se dio cuenta que estaba recién casado y tenía ante él a la mujer que había provocado durante dos años, el desvelo de sus sueños y se le antojó en ese momento, culminar aquella ansiedad por poseerla. Intento que fue frenado por Blanquita, al comunicarle que el ataque de nervios le había adelantado la menstruación.

     Había amanecido y salieron a la calle para tratar de desayunar, pero este intento fue fallido y no les quedó mas remedio que esperar a que abrieran la Pizzería que está en la acera del Hotel Inglaterra para comprar una pizza. En la tarde recorrieron todos los restaurantes de La Habana Vieja y les comunicaron que las reservaciones se hacían por llamadas telefónicas. Regresaron al Packard y pidieron un teléfono en el lobby, pero Blanquita por poco pierde las yemas de los dedos, cuando llamaba todos esos números estaban ocupados y se vieron obligados a regresar a la misma pizzería para comer. Al día siguiente se acordó que su padrino trabajaba en la compañía de teléfonos y lo molestó explicándole su situación, éste le dijo que no comprendía como siendo hija de Panchita fuera tan tonta, ya que los teléfonos de los restaurantes los tenían desconectados desde la misma compañía, y que ellos eran los que vendían los turnos, fue de esta manera, que lograron comer el último día de la Luna de Miel.

     De regreso en casa Panchita los recibió con un sabroso arroz con pollo para celebrar el acontecimiento en familia, el cual acompañaron de unas cervecitas que logró esconder en la fiesta, después, el Chino quiso tirarse a dormir un rato en lo que sería su nuevo cuarto.

     - Bueno, cuéntanos como fue la cosa.- Inició el curioso interrogatorio Panchita.

     - ¿Qué cosa?.-Preguntó Blanquita sorprendida.

     - ¿Cómo qué cosa?.- Intervino Eva sin disimular su ansiedad.

     - Vamos, Blanquita, no te hagas la bobita que de eso no tienes un pelo.-Dijo su hermana Cary.

     - ¡Ahhh!, ya sé lo que quieren saber, bueno para luego es tarde,no pasó ná de ná._

     - ¡¿Cóooomo?!, ¿que todavía eres señorita con todo lo que trabajamos y hemos gastado en tu fiesta?.- Gritó furiosa Panchita.

     - Déjenme explicarles.- Casi suplicaba Blanquita.

     - No, aquí no hay explicaciones que valgan, yo tengo que hablar con ese cabrón muy serio en la primera oportunidad.

     - Mamá, por favor, deja que pasen unos días.

     - Como tu quieras, pero mañana mismo estoy hablando con él.- La reunión se acabó y cada cual tomó su rumbo cargados de intriga.

 

 

     - ¿El último?.- Preguntó Teté al llegar a la cola.

     - Soy yo corazoncito ¿o es que estoy pintado en la pared?.- Contestó Manuel.

     - Oye, ¿has sabido algo de los recién casados?.

     - No chica, parece que siguen de Luna de Miel.

     - ¡Ay!, ¡quien tuviera esa edad para vivir todos esos lindos momentos!.

     - Mamasita, no hace falta ser tan joven, lo que hace falta es sentirse joven, si tu quieres podemos hacer el intento.

     - ¡Ay Manuel!, por tu madre, que a mi no me aguantas ni el intento.

     - ¿El último?.

     - Alabáo, hablando del rey de Roma y asomó la corona.- Dijo Teté.

     - ¿Por qué mi hijita?.- Preguntó Cary que recién se incorporaba.

     - Mija, porque estábamos preguntando por la pareja.

     - Pues están bien, ya están en la casa.

     - ¿Y?.

     - Nada.- Respondió Cary sabiendo por donde venía Teté.

     - ¿Nada de nada?.

     - Chica, como lo oyes.

     - ¡Coñooo!, ¿entonces sigue siendo señorita?.

     - Afirmativo.

     - Oigan una cosa, ustedes no van a estar jugando con mis sentimientos.-Intervino Manuel.

     - Bueno caballeros, no me voy a pasar el día pregonando lo que oyeron, por favor no se lo digan a nadie.

     - No te preocupes, que solo se enterará La Habana.- Dijo Teté con ironía.

     - Bueno, yo voy a cumplir con mi deber.- Intervino Manuel mientras sacaba de su bolsillo la libretica de notas y escribía el siguiente señalamiento al lado de la fecha de la boda, "Cancelado por dudas, impotencia, desinterés por el sexo u homosexualidad", luego se viró para Teté y le dijo que ocupara su puesto porque él se marchaba de la cola.

     A las pocas semanas todo el Municipio 10 de Octubre conocía de distintas versiones, sobre la virginidad de Blanquita y el Chino era calificado de maricón por todas las mujeres del barrio.

     Siete meses y cinco días después de la boda, Blanquita daba a luz un bebé de ocho libras.
 
 

Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
1999.