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 A LIMPIAR QUE VIENE EL MINISTRO
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   Nuevitas es uno de los puertos más importantes de la isla, siempre fue de un movimiento superior al de otros pequeños puertos del interior del país. Comencé a visitarlo desde muy temprano en mi profesión como marino, recuerdo haber transportado piezas para la planta de fertilizantes que se construyó allí y también para la termoeléctrica. Contaba con un espigón para el embarque de azúcar transportada en trenes conocido como "Pastelillo", los otros espigones y área de mayor actividad portuaria era conocida como "Tarafa", no recuerdo exactamente si contaba con atraques para cuatro o seis buques.
Nuevitas tuvo sus momentos muy difíciles, dentro de ese panorama de dificultades que han distinguido a nuestro país desde hace cuatro décadas, por lo que esa situación debe considerarse extremadamente crítica, fue por la década de los setenta y durante las construcciones que antes les mencioné. Parecía un pueblo con toque de queda a partir de las ocho de la noche, donde reinaba el terror de sus habitantes a merodear por sus calles a partir de esa hora, las razones eran muy pocas, creo que una sola, la violencia mostrada por la mayoría de los integrantes de aquellos contingentes, que fueran traídos de las provincias orientales para dedicarse a trabajos en la construcción. Se produjeron innumerables actos de violaciones, asaltos, robos, agresiones, etc., que provocaron el pánico de sus pobladores. Años más tarde y finalizadas las construcciones de aquellas industrias, los orientales, conocidos comúnmente como palestinos se quedaron a vivir en ese pueblo, dando origen a una crisis de vivienda, que pudo palearse con la construcción de edificios por medio de las conocidas microbrigadas. Hechos como éste se produjeron a lo largo de todo el archipiélago, incluyendo a Isla de Pinos donde actualmente viven más orientales que "pineros", las razones de ese incontrolable éxodo la conocemos los cubanos, esas provincias fueron sometidas a incontables sacrificios, doblegando con el hambre a los más viriles hombres, los cuales fueron utilizados posteriormente en esas obras, a las que partieron con la esperanzas de no regresar a sus lugares de orígenes, esa política se ha mantenido hasta hoy y los hombres de esas provincias son utilizados en los órganos represivos del país, provocando un odio sordo entre los habitantes de oriente y occidente, que muy bien pudiera desembocar en luchas fraticidas luego de producirse el inevitable cambio.
Nuevitas nunca fue un puerto sucio como el de Santiago de Cuba o La Habana, contaba con muy poca área de almacenamiento y como regla general las cargas eran movidas con mayor rapidez que en aquellos, era utilizado para la exportación de cítricos y azúcar entre otros productos.
Uno de esos días que me encontraba al frente del buque "Bahía de Cienfuegos" como Primer Oficial y encontrándose el Capitán en La Habana, veo un anormal movimiento en todos los espigones de ese puerto, se encontraban detenidas las operaciones de descarga y los estibadores habían sido destinados a la limpieza de toda la instalación portuaria, nada me sorprendió, en Cuba te acostumbras tanto a las anormalidades, que llega el momento de encontrarlas tan normales hasta que formas parte de ellas, te conviertes en un poco anormal también y esto lo llegas a comprender solo un tiempo después de haber cambiado de medio.
Hacía bastante rato que la tripulación había desayunado, cada cual se dirigió a sus faenas y los que se encontraban libres ese día hacían su pequeña tertulia en el portalón. Se intercambiaban comentarios, chistes (cualidad que posee el cubano de reírse de sus propias desgracias), algunos hablaban de sus conquistas amorosas en ese puerto, etc. No nos percatamos de que por la escala había subido uno de esos trabajadores portuarios, hasta que estuvo casi a nuestro lado, este individuo no era bracero, podía identificarse fácilmente por lo limpia de su ropa, debía pertenecer al Sindicato o tal vez sería algún activista del Partido, tuvieron que pensar todos cuando lo vieron, esto lo digo sin temor a equivocarme, allí, como se piensa tan poco la gente tiene mucha facilidad para adivinar los pensamientos. -Buenos días compañeros.- Dijo el tipo cuando se encontraba al mismo nivel nuestro. -Buenos días.- Respondimos todos por educación o puro formulismo, la gente mostraba casi siempre mucha indiferencia por estos visitantes que la mayoría de las veces subían a pedir algo. -¿Se encuentra el Capitán?-Preguntó el visitante mientras recorría con su mirada el rostro  de cada tripulante. -No, el Capitán no se encuentra.- Respondió el marino que se hallaba de guardia de portalón en esos momentos. -Entonces debe haber un Oficial en su lugar.- Intervino el visitante. -¡Claro hombre! Mira, aquel es el Primer Oficial del buque.- Le respondió el marino mientras le señalaba hacia mí, era lógico que no pudiera identificarme, yo no vestía uniforme. -¿Desea algo?- Le pregunté sin darle tiempo a los anuncios comerciales. -Mire compañero, solamente he venido a traerle la orientación de que limpien el barco, porque hoy viene el Ministro.- Me soltó el tipo en una imparable ráfaga, como si evitara se le escapara una letra, que provocara el olvido de algún detalle de esa importante misión a cumplir. -Compadre, ¿quién envió ese mensaje?- Le pregunté. -Son las orientaciones que dan en el Consejillo de la mañana.- Me respondió con mucha naturalidad. -Bueno, dígale a esos compañeros; que nosotros limpiamos el barco todos los días sin necesidad de que venga un ministro, lo hacemos porque hay que justificar el salario que ganamos y porque de lo contrario nos tragaría la mierda.- La gente me miró algo sorprendida cuando le dije aquello a ese mensajero, es que allá cualquier cosa que se diga es un desafío o puede interpretarse de mil maneras, pero cada una de ellas para joderte. -Bueno compañero, yo solo cumplo con mi deber, usted sabe.- Fue todo lo que alcanzó a decirme aquel infeliz. -Yo sé que eso no es culpa tuya.- Le respondí y sabía perfectamente que él me comprendió. -Bueno compañero, hasta luego.- -Hasta luego hombre.- Bajó rápidamente la escala y lo seguí con la vista hasta la cabeza del espigón. En la banda contraria del espigón se encontraba atracado el buque "XI Festiv al", parece que ya el tipo había pasado por allí, se observaba mucho movimiento en la cubierta, hasta el Capitán se dedicaba a las labores de limpieza, que imbécil es, pensé, si acostumbra a la tripulación a que lo vean realizando esas labores, el día que no lo haga es un indiferente y no colabora con la causa, allá él. El Capitán de aquel barco había sido alumno mío en la Academia Naval del Mariel, se llamaba Cañizares y le decían Cañitas, había tenido un ascenso vertiginoso dentro de la marina, porque en momentos en los que el actual Ministro de Transporte, y siendo todavía Capitán del buque escuela José Martí tuvo problemas de vivienda, Cañitas (que no era mal muchacho) le tiró un cabo y le dio albergue en su casa. Pocos años más tarde el Conejo, que ese es el apodo del actual ministro, al ocupar esa plaza se encargó de pagarle el favor a Cañitas rápidamente y fue así como el muchacho llegó a Capitán, mientras todos los de su profesión se mantenían sin plazas, ocupando puestos de marineros de cubierta o simplemente de agregados de cubierta, situación en la que se mantenían muchos de ellos hasta el año 1991 que abandoné la isla, luego de haberse graduado esa promoción en el año 1979. No solo eso, Cañitas sin tener experiencia alguna fue seleccionado para participar en la compra de un Roll on- Roll off, que es el barco dedicado a la transportación de vehículos generalmente. No solo eso, Cañitas llegó a poseer un Lada cuando muchos veteranos capitanes de la flota no lo tenían, y cuando a los vanguardias se les entregaba el derecho a la compra de Fiats polacos solamente, no creo que se lo hayan entregado en nuestra Empresa, pero es algo que en aquellos tiempos era muy difícil lograrlo por cualquier vía. Gran amigo ese ministro, no digo yo, es buenísimo.
Llegó el momento esperado por todos los tarugos que se llenaban con la presencia y palabras de algún dirigente del gobierno, son momentos muy felices para aquellos que nunca han dejado de mover la colita, como los perros cuando llega el amo, así se encontraban los dirigentes partidistas ese día, muy nerviosos con la visita del ministro y una larga caravana de zánganos de su ministerio. Fueron pocas, diría que muy escasas las horas que se pasó en aquel pobre pueblo sin importancia, para discutir lo que siempre se ha discutido y analizado, ¿de qué manera se podrá reciclar la mierda?  Pero en aquella reunión salió un hombre de los pocos que no mueven la colita, ni se encandilan con el brillo de las medallitas, fue un Ingeniero que presentó un proyecto sobre la reconstrucción del espigón de Pastelillo, en dicho proyecto se contemplaba la construcción de un almacén, tenía mucha lógica la propuesta de ese Ingeniero, para un espigón dedicado exclusivamente a la exportación de azúcar en un país donde son muy frecuentes las lluvias. Pero no, se equivocó el Ingeniero y sus buenas intenciones, aquel orgulloso ministro (me refiero al Conejo) que no sabía ni papas de construcciones portuarias, ni era ingeniero, ni estaba capacitado para el puesto de ministro; le dijo a aquel ignorado Ingeniero.  -Aquí no va almacén- El pobre hombre, sorprendido ante aquel criterio que tumbaba por tierra tantas horas de cálculos y de sueños le replicó al Conejo.  -Aquí si va almacén porque se embarca azúcar y hay épocas que llueve mucho.- Hubo un gran silencio en el salón por parte de todos los "hombres" acostumbrados a mover la colita y se vio enrojecer de ira el rostro del incompetente ministro.  -He dicho que aquí no va almacén.- Se oyó en aquel salón repleto de movedores de colitas. -Tiene razón, yo no sabía que usted era Ingeniero.- Enrolló sus planos con toda la calma del mundo, se los colocó debajo de las axilas y concluyó. -No sé para qué me llamaron.- Se podía oír el vuelo de una guasaza, hasta el propio ministro acostumbrado al servilismo y a la mansedumbre de los que mueven la colita, se quedó con la boca abierta.
Entre las grandes orientaciones dadas por aquel ilustre ministro, se encontraba la que envió a los marinos diciéndoles que tenían la obligación de afeitarse, no se le ocurrió preguntar si en el mercado estaban vendiendo cuchillas de afeitar.
Encontrándome de profesor en la Academia Naval del Mariel en el curso 76-77, se desarrolló una campaña muy grande para tratar de captar a Oficiales de la marina mercante y que estos se incorporaran a la de Guerra, recuerdo que llegaron a plantearme esa locura varios militares y algunos militantes del Partido que laboraban en ese centro como civiles, todos querían cumplir conmigo la tarea que les había encomendado el Partido, pero afortunadamente nunca aflojé antes aquellos derrames de demagogia utilizados y que eran capaces de marear a cualquiera. Es en ese tiempo que pasan a la Marina de Guerra el Primer Oficial de apellido Losada., el Segundo Oficial Octavio Céspedes Calaña, el jefe de máquinas Lázaro (alias mandarria) y el Conejo que es de apellido Romay, a cada cual le dieron los grados militares de acuerdo a los años de servicio que llevaran en la marina.
Poco tiempo después el Conejo es asignado como Capitán del buque escuela José Martí, pero ahora con uniforme militar y subordinado directamente a la Academia Naval y a la Marina de Guerra, es de suponer, que como el Martí tenía bodegas de carga y los militares en asuntos de carga y estiba, así como en estabilidad de buques son unos incompetentes, solicitaran la presencia de Oficiales de la mercante para encargarse de estos menesteres. Es en los tiempos en los que el camarada Romay (el Conejo) se encontraba al mando de esa nave, que el buque escuela era un prostíbulo y nido de alcohólicos, los gastos que producían los militares eran incontrolados, debe suponerse también que el Conejo y comparsa recibían muy buenas comisiones por las grandes compras realizadas en el extranjero, no comprendo como el ilustre ministro se olvidó de esas cosas. Ya recuerdo, el Conejo debió lavarle los calzoncillos al Comandante en el viaje que dio a Jamaica a bordo de ese buque. ¡Como se gastó dinero en esa tontería! Imagínense que entre otras cosas hubo que cortar el mamparo (pared) de entrada al buque, para poder meter un piano en el que tocaría aquel pianista llamado Silvio Rodríguez, esto lo cuento con el temor de equivocarme pues han pasado muchos años, hago mención de este hecho porque el buque era nuevo en aquel entonces, de verdad que el Comandante nunca ha escatimado en gastar el dinero que no es suyo. Me ha dolido mucho dejar todo eso que tanto he amado, de verdad que me arrepiento.
Fue allí donde el Conejo solicitó enrolaran a Cañitas y en poco tiempo llegó hasta Primer Oficial, de verdad que el ministro es un amigo agradecido. Bueno, en ese barco fue enrolado también el hermano del Conejo (el gordo Romay) un tipo muy diferente al ministro, chévere, jodedor, nada extremista y me parece que también subió como la espuma hasta llegar a Segundo Maquinista, no subió más porque el Jefe de Máquinas de ese barco era mi primo Fausto Sardiñas Lostal, un hombre de una capacidad técnica reconocida en nuestra empresa naviera. El Conejo siempre hizo sus esfuerzos por ayudar al querido hermano y en uno de esos viajes a Europa en los que mi primo se quedó de vacaciones, se llevó al gordo de Jefe de Máquinas, pero en una de esas averías que se produjo por ese continente, fue necesario mandar a buscar a mi primo con urgencia por avión, o sea, el ilustre ministro ya había incurrido en gastos innecesarios antes de llegar a ese puesto, pero, tiene muy mala memoria el muy degenerado y se convirtió en el Chacal de los marinos.
Tuvo que haber jodido a mucha gente para llegar al cargo de ministro, no es fácil ser un anónimo Capitán de barcos y dar un salto tan grande, tiene que haber jodido bastante este Conejo militarote. El caso es que nunca se olvidó de los suyos, casi todos muy bien acomodados, me dijeron que un hijo suyo subió en la marina, con la misma velocidad de los cohetes americanos y que el Gordo Romay, llegó a dirigir una de las corporaciones navieras, cuando la marina se desintegró y la mayoría de los buques fueron vendidos, dejando a miles de trabajadores de la mercante y la pesca sin empleo.
Hoy, la desgracia toca las puertas del ministro, el hermano del Conejo metió la mano y se encuentra detenido en Villa Marista, bueno, no solo metió la mano, creo que también la pata y todo el cuerpo. Parece que el gordo desfalcó la compañía que dirigía, tal vez pensó que ya era capitalista, bueno, tampoco era socialista porque en realidad no se sabe cual es el sistema que impera en la isla, pero, antes de ser un flamante capitalista como otros de los privilegiados que viven en la isla, se escachó el gordo y repito, el tipo no es mala gente, ¿cómo se sentirá el ilustre ministro?, ¿con cuánto se habrá mojado en ese negocio?
Todavía hoy y desde hace cuatro décadas, cuando se conoce sobre la inminencia de la visita de algún dirigente del gobierno o partidista, salen corriendo muchos mensajeros orientando que limpien, lo hacen también cuando llevan a extranjeros para engañarlos, y muchos hombres, de esos que mueven la colita como los perros cuando ven a su amo, salen corriendo con una escoba en la mano.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
29-12-2000.